El Atlético de Madrid acomete un final de mercado con algunas cuestiones abiertas. La más llamativa quizás sea la de la situación de Antoine Griezmann. No es casualidad que, en la previa del partido ante el Villarreal, Diego Pablo Simeone dijese públicamente que quería que se quedase.
“Ojalá siga con nosotros, le aprecio y le quiero. Todo el mundo sabe lo importante que es para el equipo. Ojalá pueda seguir en la línea que tuvo en la pretemporada y en este partido de Getafe”, señalaba Diego Simeone. Es evidente que algo se estaba moviendo y el Cholo lo sabía.
Es una situación con muchos aspectos que pesan. Por un lado a nadie se le escapa que a pocos meses del Mundial de Qatar, Antoine Griezmann vive una situación muy inestable en el club. Su mal curso pasado le ha costado la titularidad. Ahora mismo no es de los jugadores de inicio para Simeone, aunque sí de las primeras opciones en la rotación de cambios.
Por otro lado, el problema más grande es que está cedido por el FC Barcelona con un acuerdo de préstamo que le puede costar al club colchonero 40 millones de euros la próxima temporada si quiere quedárselo. Ahora mismo, el Atlético no está por la labor de pagar dicha cantidad.
Para que tuviese que hacerlo, debería jugar más del 50% de los partidos entre el curso pasado y el presente, siempre más de 30 minutos en cada choque. Ahora mismo, está saliendo en las segundas partes, no está sumando para ese cómputo. Está claro que el tema de la ficha del jugador y sobre todo del coste de su contratación preocupan.
Tanto como para que se produjese recientemente una reunión entre Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético; y el jugador, en la que el CEO colchonero le pidió que hiciese un sacrificio.
Según adelantó Relevo y corroboraron otros medios como la Cadena Ser y el propio Mundo Deportivo, le solicitó una reducción del salario del 30%. Recordemos que el jugador ya regresó al Atlético con una rebaja del 50%. En este sentido, se apostaría por una fórmula de más años, pagando la cláusula, pero con menos coste salarial con lo que el impacto en las arcas del equipo rojiblanco no sería tan demoledor.
Obviamente, el jugador no tendría por qué mover ficha. Está inscrito, con contrato en el Atlético (perteneciendo al Barça), pero está claro que haya una viabilidad en su continuidad más allá de este curso, el club colchonero tiene que dar con una solución.
Se trata de un caso complejo porque no es jugador propiamente dicho del FC Barcelona, que es el que tiene ahora mismo sus derechos. Ya decimos que el Atlético busca opciones para abaratar el fichaje el curso venidero y darle a Simeone lo que ha pedido. El cuadro catalán no le quiere de vuelta porque supondría perder ingresos por su fichaje y tener en plantilla a un futbolista con una ficha que no le costaría permitirse al equipo de Laporta a medio plazo. En situaciones similares, como la Coutinho, el Barça aceptó ingresar mucho menos de lo que pretendía en un inicio, para poder ahorrarse el brutal salario.
EL ASUNTO DEL MUNDIAL
Por su parte, el futbolista sigue diciendo que se siente bien en el Madrid y que quiere ganarse su sitio tras una temporada de regreso accidentada. Obviamente le preocupa la incidencia de los pocos minutos en sus opciones de Mundial, pero si finalmente se queda, tendrá que pelearlo en el campo.
En medio de estos movimientos, algo que no se debe pasar tampoco por alto, que el francés era objeto de insultos graves por parte de unos aficionados del fondo sur, donde se colocan los ultras del equipo.