El saxofonista español Joan Chamorro aterriza en México para mostrar su método de enseñanza de jazz a niños


Han pasado ya 14 años desde que Joan Chamorro (Barcelona, 1962), uno de los mejores jazzistas que ha dado la escuela española, se arriesgó a crear en su ciudad natal la ahora prestigiosa Sant Andreu Jazz Band. A partir de un método innovador en la enseñanza de este estilo de música a niños de entre 6 y 18 años, el catalán ha sido capaz de enganchar a varias generaciones a este género. Este incansable promotor del género, con más de 50 discos a sus espaldas, ha colaborado con figuras de la talla de Stevie Wonder, Perico Sanbeat o Bebo Valdés. Chamorro llega por primera vez a Ciudad de México para promover el jazz, tan inusual entre los jóvenes, reflejar su exitosa metodología y dar una serie de conciertos en Guadalajara y Querétaro junto al saxofonista mexicano Gerry López.

Tras una vida de giras, el músico catalán decidió centrarse en enseñar música. “Quería mejorar todos esos problemas con los que me topé”, explica el saxofonista a EL PAÍS. La naturalidad con la que Chamorro acerca a los jóvenes a este minoritario estilo musical es uno de los motivos del éxito en su metodología. Sin libros, ni exámenes, ni presión de ningún tipo. Una técnica alejada del sistema tradicional que tantas veces ha provocado que los aprendices tiren la toalla después de años de dedicación. “Cuando te llega un niño no hay que pensar si en un futuro se va a dedicar o no a la música. Con motivación debemos conseguir que ellos sean los que quieran dedicar su tiempo a la música”, explica Chamorro. El resultado ha sido la consagración de muchos de sus pupilos como músicos de renombre, como es el caso de la cantante y trompetista catalana, Andrea Motis.

La Fundación Sebastián, situada en la colonia San Pedro de los Pinos, es el lugar elegido por Chamorro para trabajar. Está a punto de comenzar uno de sus prestigiosos talleres para aprendices y profesores. El espacio está lleno de jóvenes con sus instrumentos a las espaldas. Abril Luna no trae el suyo porque es demasiado pesado. La pianista de 26 años ha recorrido medio Japón en busca de la metodología perfecta para aprender la música a temprana edad. “Estuve aprendiendo sobre el modelo Suzuki y el Yamaha, que estaban muy chidos. Viendo lo que hace Chamorro, al final todos son similares y desembocan en lo mismo: cómo empezar a hablar a través de la música”, asegura.

Chamorro aparece sin su sombrero habitual. El músico asegura que ha quedado impresionado con la cultura del jazz que ha visto en la ciudad. “Hay al menos 10 o 12 locales dedicados al género y en los pocos que he podido visitar hasta ahora me ha sorprendido la multitud de gente que había y la calidad de los músicos”, explica el saxofonista. También destaca el interés de los mexicanos por un género tan minoritario y con poca publicidad. “Tengo constancia de que en la Escuela Superior de Música de la ciudad hay gente muy buena. Quizás tengan que irse fuera para resaltar, pero el jazz se está rejuveneciendo en muchos lugares”.

Luis Daniel Herca, de 20 años, es uno de esos estudiantes de la Escuela Superior de Música. Este oaxaqueño carga una guitarra y lamenta el poco desarrollo de la enseñanza musical. “Los que somos de fuera y queremos aprender tenemos que trasladarnos a la capital, dejando a la familia y con el coste que supone para uno vivir fuera. Deberían promoverlo más”, lamenta el joven guitarrista. Claudia Gutiérrez, de Guanajuato, a sus 20 años decidió trasladarse a la Ciudad de México para estudiar lo que le apasiona. Cuando ve los vídeos sobre la Sant Andreu Jazz Band se interesa aún más por la propia enseñanza que no recibió. “Te ves a los niños desde muy chiquitos haciéndose solos y tocando buena música”, explica Gutiérrez.

No es la primera vez que el ‘método Chamorro’ traspasa fronteras. En 2012, el documental A film about kids and music plasmó el éxito de la Sant Andreu Jazz Band. Una película que recibió numerosos reconocimientos en su país, pero que también obtuvo elogios del extranjero, como el premio al mejor documental en Edmonton (Canadá), o el premio al mejor largometraje en el Festival de Cine de Austin (Texas).

La clase llega a su fin después de algo más de tres horas de vídeos, consejos y mucha música. Faltan unas horas para el primer concierto del prestigioso jazzista en la capital. Apenas quedan entradas. Chamorro, ya solo en la sala, agarra su saxofón y comienza a afinarlo para la gala. El músico habla de casualidades cuando se le pregunta sobre su amor por el jazz y su éxito. La gran cantidad de seguidores a lo largo del mundo y su actual gira por México, desde luego, no son una casualidad.


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