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El secreto de confesión enfrenta a la Iglesia de Francia con el Estado por los casos de pederastia


La Iglesia católica francesa ha vuelto a sacudir a un país que todavía intenta recuperarse de la noticia de que los abusos sexuales por parte de religiosos pederastas en las últimas siete décadas superan los 216.000 casos. Apenas unas horas después de la revelación hecha por la comisión independiente creada para investigar los abusos sexuales en la Iglesia desde 1950, el presidente de la Conferencia Episcopal, Éric de Moulins-Beaufort, causó indignación al declarar a la emisora France Info: “Nos debemos al secreto de confesión y, en ese sentido, este es más fuerte que las leyes de la República”. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, le ha convocado el martes que viene para aclarar unas palabras que desde entonces no han dejado de suscitar fuertes críticas del mundo legal, político y asociativo.

“No”, replicó en un tuit la secretaria nacional de Coordinación del Partido Socialista francés, Corinne Narassiguin. “Ningún principio religioso es superior a las leyes de la República. En ningún caso. Invocarlo en el caso de crímenes monstruosos y masivos contra niños es aún más inaceptable”, apostilló el candidato presidencial ecologista, Yannick Jadot.

La diputada de Francia Insumisa Manon Aubry se preguntó qué habría pasado si un líder religioso de otra confesión hubiera cuestionado la prevalencia de la legislación francesa. “¿Dónde están los que denuncian separatismo desde el momento en que habla un musulmán, y no dicen nada cuando un obispo llama a los curas a ignorar la ley de la República bajo un pretexto religioso?”. La ministra delegada de Ciudadanía, Marlène Schiappa, coincidió: “No podemos decir a otras religiones: ‘Debéis respetar las leyes de la República’ y decir que aquí hay una excepción”.

En su lista de 45 recomendaciones para abordar el problema “sistémico” de la Iglesia francesa con la pederastia, la Comisión Independiente sobre Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) que ha redactado el informe sobre los abusos, propone “transmitir un mensaje claro, indicando a los confesores y a los fieles que el secreto de confesión no puede derogar la obligación, prevista por el código penal y conforme, según la comisión, a la obligación del derecho divino natural de protección de la vida y de la dignidad de la persona, de señalar a las autoridades judiciales y administrativas los casos de violencias sexuales infligidas a un menor o una persona vulnerable”.

Muestra de la importancia que la Ciase da a este punto es que este párrafo aparece dos veces en sus “recomendaciones” (en la octava y la 43). Y que el propio presidente de la comisión, Jean-Marc Sauvé, se refirió a ella cuando presentó el “abrumador” informe el martes en París. “Somos conscientes de la gravedad de esta propuesta”, dijo. Pese a ello, agregó: “personalmente, la apoyo”.

“La confesión debe ser secreta y seguirá siéndolo porque abre un espacio a la palabra libre”, replicó el presidente de la Conferencia Episcopal. “El derecho canónico que impone a los sacerdotes el secreto de confesión como algo absoluto e inviolable (canon 993) no es contrario al derecho penal francés. Prever una excepción al secreto sería contraproducente para la protección de las víctimas. ¿Se confiarían si supieran que no es secreto?”, insistió Moulins-Beaufort.

“Los miembros de la Iglesia no se benefician de una excepción en el Código Penal”, le reconvino el antiguo relator general del Observatorio de la Laicidad, Nicolas Cadène. Y esta es clara. Porque aunque el secreto de confesión está contemplado por la ley francesa como secreto profesional, igual que el de los médicos o abogados, no es absoluto. La ley exige, bajo pena de hasta cinco años de prisión y 75.000 euros de multa, que toda persona que tenga conocimiento sobre abusos sexuales a un menor de 15 años lo denuncie ante la justicia. Y el artículo 226-14 del Código Penal estipula que el secreto profesional —cuya violación implica a su vez un año de cárcel y una multa de 15.000 euros— no es aplicable en el caso de agresiones a menores de 15 años.

Excepciones

“Es una costumbre antigua considerar que el cura está obligado por el secreto de confesión sean cuales sean los hechos. Pero queda desvinculado en el caso de denuncia de violencia sexual o abuso sexual de un menor”, dijo a la Agencia France Presse la jurista Christine Lazerges, miembro de la Ciase. “Se da la circunstancia de que, hasta la fecha, no ha habido jurisprudencia al respecto, pero no hay razón alguna por la que el derecho de la República no se aplique a los curas. Es un poco como si un imán dijera que la sharía se aplica o quiere que se aplique a pesar del derecho francés”, señaló.

Alertar de un caso de pederastia es una “obligación imperiosa” incluso para los sacerdotes, zanjó este viernes el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti. Y si no lo hace, agregó en la cadena LCI, pueden ser condenados por ello. “Se llama no impedir un crimen o delito”, recordó.

Es lo que, según el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, le recordará el ministro del Interior al presidente de la Conferencia Episcopal el martes, a petición expresa del presidente, Emmanuel Macron. “No hay nada más fuerte que las leyes de la República en nuestro país. Está muy claro”, dijo Attal.

El arzobispo ha aceptado la “invitación”, como la ha calificado. Que considere que las cosas están tan claras como dice el Gobierno, es otra cosa. En un comunicado emitido la noche del jueves, Moulins-Beaufort se declaró dispuesto a “hablar del sentido del sacramento de la confesión para los católicos y sobre los fundamentos teológicos, espirituales y canónicos del secreto de confesión”. Pero, apostilló, “el secreto de confesión siempre ha sido respetado por la República francesa. También constituye un honor de la República francesa respetar la dignidad de conciencia de cada uno”.


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