El misterio de la bolsita de cocaína hallada en el Ala Oeste de la Casa Blanca se cerró este jueves sin dar con un culpable. Tras estudiar las pruebas y llevar a cabo una investigación sobre quién y cómo pudo introducir la sustancia en la residencia presidencial estadounidense, uno de los edificios más vigilados del mundo, el Servicio Secreto se ha rendido: ni el examen del ADN, ni el estudio de los videos de circuito cerrado, ni el rastreo de huellas, nada… las pistas no conducen a ninguna parte.
Así lo reconoció el Servicio Secreto en un comunicado. “La investigación no ha sido capaz de señalar a un sospechoso entre los cientos de personas que pasaron por el vestíbulo donde se descubrió la cocaína”, decía. Porque esa era la principal teoría del caso, que la bolsita la hubiera metido un visitante ajeno a la Casa Blanca.
La noticia pone así final a casi dos semanas de pesquisas en los laboratorios del FBI y de moderada curiosidad de la opinión pública del país, después de conocerse que el domingo 2 de julio por la noche la Casa Blanca tuvo que ser evacuada brevemente mientras el presidente Joe Biden se encontraba junto a su esposa Jill en Camp David, de donde no regresaría hasta el martes, a tiempo para la celebración del Día de la Independencia, que fue cuando trascendió el incidente. Las autoridades informaron entonces que se había descubierto un polvo blanco sospechoso en una zona común del Ala Oeste, concretamente, en un espacio accesible a los grupos de turistas que visitan el complejo los fines de semana.
Aquel día, la policía y los bomberos de Washington montaron a las puertas de la residencia presidencial un aparatoso complejo.
Biden en Helsinki
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, definió el 5 de julio la zona del edificio, en una de sus comparecencias diarias, como “increíblemente transitada”. Después se permitió hablar por Biden para tratar de atajar la polémica, atizada sobre todo por los medios de la derecha. Para el presidente, aclaró que era “tremendamente importante” dilucidar quién metió la cocaína en su casa. Este jueves, Biden se encontraba de visita este jueves en Helsinki, al final de un viaje por Europa de cinco días y por tres países, para la celebración de una cumbre con los países nórdicos y para sellar la bienvenida de Finlandia a la OTAN.
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El final insatisfactorio del misterio llegó mientras e se estaba celebrando a puerta cerrada una sesión informativa en el Congreso sobre el incidente. Se organizó en respuesta a una petición de la semana pasada del presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, James Comer, republicano de Kentucky, que ha convertido en una de sus prioridades la investigación de la familia Biden.
En ella, Comer definía el suceso como “alarmante”. “Requiere que el evaluemos los protocolos de seguridad de la Casa Blanca para determinar qué fallas llevaron a la evacuación del edificio y al hallazgo de la sustancia ilegal. La presencia de drogas ilegales [en el complejo presidencial] es inaceptable y marca un punto vergonzoso en su historia”.
Eso último no es del todo así. Hace años, el Servicio Secreto halló una pequeña cantidad de marihuana en la Casa Blanca. Entonces, descubrieron a los culpables, pero no sufrieron ningún castigo, porque la hierba ya era una sustancia cuya posesión era legal en el Distrito de Columbia.
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