El socialista Costa se queda sin apoyos para aprobar los presupuestos de 2022


El veterano comunista Jerónimo de Sousa ha dinamitado esta mañana las esperanzas que podía albergar el gabinete del socialista António Costa para sacar adelante los Presupuestos del Estado para 2022. El Partido Comunista de Portugal (PCP) votará en contra del proyecto el próximo miércoles 27, sumando así su rechazo al que ya expresó el domingo el Bloco de Esquerda (BE). Aunque esta mañana el PAN (Pessoas-Animais-Natureza) y las dos diputadas no adscritas anunciaron que se abstendrán, sus cinco votos resultan insuficientes para que los presupuestos superen la primera de las tres votaciones que deben afrontar en el Parlamento. Los socialistas solo disponen de 108 diputados en una Cámara de 230 escaños. Su minoría no había sido impedimento para gobernar desde 2015. En la primera legislatura gracias al acuerdo político con el PCP y el Bloco, y en la segunda, a partir de 2019, con apoyos puntuales para sacar adelante los asuntos trascendentales.

Sin cuentas públicas para el año próximo, la legislatura se encamina a su fin. Si finalmente no superan la votación del miércoles, el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, podrá disolver la Asamblea de la República y convocar elecciones anticipadas. A pesar de su contrariedad por esta decisión, Rebelo de Sousa ha anunciado este lunes que no contempla el plan b que ha llegado a insinuar el primer ministro. “O hay Presupuestos o avanzo hacia el proceso de disolución de la Asamblea de la República”, ha dicho el presidente tras conocer el voto negativo anunciado por los comunistas. “Hasta el momento de la votación siempre es posible continuar hablando y construyendo lo que es deseable”, agregó. Con las declaraciones de hoy, sin embargo, ha dejado claro que no contempla el escenario de que el país se gobierne “en duodécimos”, esto es, cada ministerio puede gastar al mes la duodécima parte de su presupuesto previsto en 2021, lo que ocurriría si no se aprueban las nuevas cuentas para 2022.

El escenario ha cambiado respecto a la primera legislatura. De Sousa lo recordó esta mañana en la sede del PCP, donde compareció para explicar la decisión tomada el día antes en el comité central del partido. “En 2015 era un imperativo la sustitución del Gobierno de desastre nacional, reivindicada por los trabajadores”, dijo en alusión al gabinete del conservador Pedro Passos Coelho, tumbado por la alianza entre socialistas, comunistas y Bloco. Las medidas adoptadas para cambiar el paso de la troika y, más tarde, la pandemia explicarían la postura comunista en años sucesivos para facilitar la gobernabilidad de Portugal. Ahora, sin embargo, en un contexto de recuperación pospandémico que regarán los fondos europeos del Plan de Recuperación y Resiliencia, los comunistas lusos creen que es el momento de reformarlo todo y profundamente. No hacerlo, señaló su líder, “sería abdicar de todo lo que consideramos trascendental”.

Antes de contestar a la prensa, Jerónimo de Sousa leyó una declaración donde recogen sus peticiones y donde figura la frase que tal vez explica por qué ahora no y antes sí: “Hay condiciones y medios para responder a los problemas”. Hay dinero, y Costa se hartó de decirlo durante la campaña de las elecciones municipales, pero también hay unas exigencias de Bruselas que el PS trata de respetar. Parece difícil que de aquí al miércoles alguno de los antiguos socios del Gobierno vaya a modificar su rechazo a los presupuestos o que Costa redoble sus concesiones. Jerónimo de Sousa ironizó sobre el posible acuerdo con el Gobierno en las próximas 48 horas: “Sería un golpe de magia que eso ocurriese”. Y también añadió: “No creo en brujas”. “Hemos tenido largas horas de discusión para buscar soluciones a los principales problemas del país y el Gobierno no nos ha querido acompañar”, señaló.

Las concesiones realizadas en los últimos días por el Gobierno son insuficientes para la formación comunista, que desea ir mucho más lejos en aspectos como el salario mínimo interprofesional –Costa anunció que en 2022 se subirá hasta los 750 euros mientras que el PCP reclama que se eleve hasta los 850– o la gratuidad de las guarderías, que el Gobierno propone hacer gradual a partir del próximo año y los comunistas quieren que sea una medida universal. Son dos puntos, pero las divergencias afectan al sistema nacional de salud, al derecho a la vivienda o las pensiones. No está previsto ningún nuevo encuentro entre socialistas y comunistas –el último fue este sábado entre Costa y De Sousa– antes de la votación, pero hasta el último minuto el escenario sigue abierto, como ha recordado el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, que no esconde su empeño en que salgan adelante los Presupuestos.

El adelanto electoral coge a casi todo el espectro político portugués con el pie cambiado. A la izquierda en horas bajas, a la vista del retroceso que todos experimentaron en septiembre, cuando se celebraron elecciones municipales. Y a la derecha, decidiendo su futuro. El Partido Social Demócrata (PSD, centro derecha) está volcado en su propio proceso interno para decidir a quién encomienda su liderazgo: el actual presidente y ex alcalde de Oporto, Rui Rio, o el eurodiputado Carlos Rengel. Las primarias de la formación están previstas para el 4 de diciembre. También su socio natural, el CDS (derecha), vive su batalla doméstica por el liderazgo de la formación. PSD y CDS obtuvieron varias victorias simbólicas en los ayuntamientos donde concurrieron en coalición. Incluso el Chega, el partido de extrema derecha que lidera André Ventura, anda inmerso en luchas precongresuales. Aunque a nadie parece convenir el anticipo electoral, todos dan pasos hacia él.

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