El SPD alemán busca recuperar votos con un programa social y verde


La socialdemocracia alemana se afana en remontar el vuelo en las poco menos de ocho semanas que restan para las decisivas elecciones generales del 26 de septiembre, que marcan el fin de la era de Angela Merkel después de 16 años en el poder. El SPD, ahora socio minoritario de la coalición de Gobierno con los conservadores de la canciller, lanzó este miércoles las consignas principales para impulsar su campaña, con la presentación de un programa con medidas sociales para reconectar con los trabajadores y ganarse a las clases medias, y que subraya la importancia de la lucha contra el cambio climático con miras a disputar el terreno a los ecologistas.

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Aunque el objetivo es ganar las elecciones, las encuestas alejan esa opción, que sitúa claramente por delante a los democristianos de la CDU de Merkel y su partido hermano bávaro, la CSU. Pero el SPD tiene en el punto de mira arrebatar al menos la segunda posición a Los Verdes, lo que le daría opción a intentar encabezar una coalición de Gobierno. Para lograrlo, además de apostar por las esencias socialdemócratas, el partido pone el foco en su candidato, Olaf Scholz, y su experiencia de gobierno. Actual vicecanciller y ministro de Finanzas, aunque de poco carisma, las encuestas muestran que los votantes reconocen su capacidad de gestión.

El lema de la campaña es “Scholz packt das an” (Scholz aborda o hace frente a la tarea) y el partido enfatiza que su candidato es el dirigente más competente para ocupar el cargo de canciller.

“Faltan 53 días para las elecciones. Poco a poco sobre el terreno nos damos cuenta de que la gente empieza a plantearse: ¿quién debe suceder a Angela Merkel, tras 16 años en el poder?”, preguntó retóricamente el secretario general del Partido Socialdemócrata, Lars Klingbeil, al presentar la campaña. “Cada vez más personas reconocen que tenemos el candidato a canciller que aporta la mayor competencia”, añadió para reafirmar la opción de destacar a Scholz, cuya valoración subió con las medidas económicas contra la pandemia, más que al partido.

El SPD, explicó Klingbeil, promete un salario mínimo de 12 euros por hora (ahora es de 9,60 euros), alquileres a precios asequibles mediante la construcción de 400.000 nuevas viviendas al año y una protección eficaz del clima que se centre en la innovación y cree nuevos puestos de trabajo y jubilaciones que garanticen una vejez digna. Frente a la propuesta de Los Verdes de crear un súper ministerio de protección del clima, Scholz afirmó el miércoles en Twitter que “la protección del clima se impulsará desde la cancillería”, para subrayar que el reto del calentamiento global será un tema central del futuro Gobierno.

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Scholz, que fue secretario general del partido con el canciller Gerhard Schröder (1998-2005), ministro de Trabajo entre 2007 y 2009 en el primer Gabinete de Merkel, y exitoso alcalde de Hamburgo (2011-2018) hasta que asumió la cartera de Finanzas, ha logrado en las últimas semanas adueñarse del liderazgo en el simbólico duelo directo entre los candidatos a canciller, según un sondeo de Forsa publicado el martes por las cadenas RTL y NTV, que le otorgaría el 21% de los votos en una hipotética elección directa, frente al 18% de la ecologista Annalena Baerbock y el 15% del conservador (CDU) Armin Laschet.

Desmarcarse de la Unión

Aunque el cargo en Alemania no se elige directamente, ya que el voto es para el partido, el SPD quiere aprovechar el buen cartel de su aspirante, que lleva varias semanas por delante de sus rivales Laschet y Baerbock. Sin embargo, el apoyo a la formación no acaba de despegar. “La gente se está dando cuenta de que hace falta alguien con un plan claro que sepa cómo hacerlo”, animó Klingbeil. Los socialdemócratas alcanzan una intención de voto de entre el 16% y 17%, mientras que el bloque conservador de CDU/CSU (conocido como la Unión) está en torno al 28% y Los Verdes se mueven entre el 20% y 21%.

“Todavía tenemos que hacerlo mucho mejor”, admitió Klingbeil, quien evitó comentarios sobre las posibles alianzas postelectorales, en las que también aspiran a estar presentes los liberales (ahora con un 10%). “Nuestro objetivo es un Gobierno con Olaf Scholz al frente” y “sin la Unión [democristiana]”, sentenció. “La atención se centra cada vez más en la cuestión de cuál de los tres [aspirantes] puede hacerlo realmente”, insistió el secretario general del SPD.

“Los que voten a Laschet y a la CDU estarán votando por políticas que hacen a los ricos más ricos y a los pobres más pobres”, sostiene un vídeo del SPD, que se lanza contra los conservadores tras participar en este mandato en una coalición en la que entró a regañadientes y que considera que le ha costado apoyos.

La fase caliente de la campaña arrancará el día 14 en Renania del Norte-Westfalia, precisamente el Estado federal que gobierna el aspirante de la CDU. El partido también prevé cerrar en esa región los mítines el 24 de septiembre. “Es nuestro land esencial”, argumentó Klingbeil. La región con mayor población (18 millones de habitantes) fue feudo de los socialdemócratas hasta que Laschet les arrebató el poder en 2017.

La reedición de la gran coalición con Merkel no ha favorecido al SPD —a tenor de las encuestas— en una etapa marcada por el retroceso de los partidos tradicionales y el ascenso de los ultras de Alternativa para Alemania. El declive del SPD, que comenzó ya con la polémica reforma del mercado laboral y los recortes con Schröder, se agudizó hasta que registró en 2017 con un 20,5% su peor resultado desde la Segunda Guerra Mundial. Dos años después, el partido reforzó al ala más izquierdista con una nueva dirección frente al centrista Scholz, lo que no ha impedido que vea en él su mejor opción electoral.


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