Cuando el Villarreal buscaba ascender a Tercera División, objetivo que se conseguiría al final de la temporada 1967-68, nadie podía soñar con una noche como la de hoy. Ni tan siquiera aquel grupo de jóvenes, que se agolpaban en uno de los fondos del antiguo El Madrigal, y que durante los partidos hacían sonar en un tocadiscos a pilas una de las canciones más conocidas de los Beatles y versionada por Los Mustang, a la vez que cantaban su pegadizo estribillo “Amarillo el Submarino es, amarillo es, amarillo es”.
Fue entonces, en 1967, cuando nació el ‘Submarino Amarillo’. Hoy, 55 años después, el Villarreal, en Europa, ya es por méritos propios ‘Yellow Submarine’. ‘Manque pierda’, como dicen los del Betis.
De Londres, de los estudios de grabación de Abbey Road, donde Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr parieron la canción, a Anfield, en Liverpool. Menos de cuatro horas de viaje por carretera, no mucho más si quienes van de un sitio a otro a la carrera son los futbolistas de Jürgen Klopp. ‘Red bullets’. Balas rojas. El Villarreal ha tenido la mala suerte de toparse con, posiblemente, el equipo más en forma a estas alturas de la temporada.
Así lo indica su trayectoria. Desde el 8 de marzo que no pierde en la búsqueda de un póquer de títulos que sería histórico para el fútbol inglés. En sus vitrinas ya luce la Copa de la Liga, le espera la final de la FA Cup, en la Premier está a un punto del líder Manchester City con cinco jornadas por jugarse, y aquí, en la Champions, veremos.
El mérito, pese a la derrota, de este Villarreal es incuestionable. Por ser el equipo de una localidad de apenas 51.000 habitantes que se ha convertido en la pequeña Galia del fútbol europeo y que a base de paciencia (más que el santo Job), trabajo (a destajo) e ilusión (a raudales) y que ha llegado hasta una semifinal después de haber dejado en la cuenta, entre otros, a la Juventus y el Bayern de Múnich.
Pero este Liverpool es mucho Liverpool. ‘The reds’, ‘The Pool’ y hoy también ‘Red Submarine’. Una apisonadora a la que se pudo parar durante 53 minutos pero que acabó imponiendo la ley del más fuerte con un fútbol extraordinario por su velocidad, verticalidad, presión, búsqueda de espacios y, además, sazonado con la dosis justa de fortuna (el gol de Henderson). ¿La suerte del campeón?
Para el Villarreal el reto, pedazo reto, está ahí, en apenas una semana, en La Cerámica, quizás ya con el hoy lesionado Gerard Moreno, el líder del conjunto de Unai Emery. Resarcirse de lo ocurrido hace 16 años, cuando se le escapó el pase a la final ante el Arsenal, es el objetivo. Repetir final un año después de haber alcanzado su primer título continental, cuando conquistó la Europa League frente al Manchester United, es el otro gran aliciente.
¿Difícil? Por supuesto. ¿Imposible? Para nada. Ya lo decían los Beatles en ‘All You Need is Love’. “No hay nada que tú puedas hacer que no se pueda hacer, nada que puedas cantar que no se pueda cantar, nada que puedas hacer excepto aprender a ser tú mismo a tiempo”. Pues eso.