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El teletrabajo perjudica la generación de ideas creativas, según un nuevo estudio


El teletrabajo se ha extendido más allá de la pandemia. Un 75% de empleados en EE UU querría al menos un día semanal de teletrabajo y más de la mitad, 2,5 días, según un sondeo de agosto de 2021. Las empresas deben valorar los costes y beneficios de estos cambios. Pero ahora un nuevo estudio de profesores de la Universidad de Columbia y Stanford analiza cómo las reuniones virtuales pueden afectar el ritmo y calidad del trabajo. Sus resultados son que en general las reuniones virtuales son como las presenciales, excepto en un detalle: las reuniones para generar ideas creativas.

La gran diferencia nace de la obligada concentración en la pantalla en las reuniones virtuales. “Al reducir el alcance visual a una pantalla, el enfoque cognitivo de los comunicadores se limita”, dice el artículo científico publicado este miércoles en la revista Nature.

“Lo que encontramos es que las personas miran más a su pareja cuando interactúan en video y que este enfoque visual reducido perjudica la generación de ideas”, dice Melanie Brucks, coautora del artículo y profesora de la Universidad de Columbia, por email a EL PAIS. “Esto se debe a que el enfoque visual y cognitivo están vinculados, por lo que cuando nos enfocamos visualmente en una pantalla y filtramos la periferia, a su vez provoca un enfoque cognitivo reducido. En otras palabras, cuando estamos atados visualmente a una pantalla, es menos probable que divaguemos mentalmente.”, añade. Este proceso creativo por tanto funciona mejor cuando los participantes no deben concentrar su mirada en la pantalla.

El experimento se hizo en laboratorio y en empresas reales de países de Europa, Asia y Oriente Medio. La prueba consistía en agrupar en parejas a más de 2.000 personas en oficinas y en remoto para que crearan ideas y seleccionaran las más útiles. En la generación la diferencia era sustancial, pero en la selección no. Los investigadores comprobaron si el mayor número de ideas generadas era simplemente pequeñas variaciones sobre la original, sin importancia. Vieron que no era así, que las reuniones en persona provocan ideas creativas mejores y más variadas.

Las limitaciones virtuales se quedan en gran medida ahí, según el artículo. “El enfoque cognitivo reducido por el uso de pantallas no obstaculiza todas las actividades de colaboración. La generación de ideas suele ir seguida de la selección de una idea, lo que requiere un enfoque cognitivo y un razonamiento analítico”, dicen, y eso funciona bien a través de las pantallas.

Los autores ponen un ejemplo para entender la falta de diferencias clave más allá de las ideas creativas: el número de palabras pronunciadas. “La cantidad de palabras habladas no difirió significativamente, aunque los grupos virtuales tuvieron menos cambios de orador en comparación con los grupos en persona y significativamente menos conversaciones cruzadas”, dice el artículo. Este tipo de variables, como la conexión visual, que es más compleja en entornos virtuales, no tiene consecuencias notables en las ideas, según los investigadores. Tampoco encontraron diferencias sustanciales mirando la familiaridad de los participantes entre ellos.

No es tan distinto en realidad

Esta parte del estudio donde se comprueba que virtual y presencial no es tan distinto será menos destacada, pero no debería ser así, según cuenta Brucks: “Cuando comenzamos este proyecto, muchas personas nos decían que lo que estábamos descubriendo era obvio: por supuesto, las videoconferencias son malas, son simplemente una versión de menor calidad de la interacción en persona“, dice.

Pero, añade, en realidad el teletrabajo es más parecido a la vida real de lo que podía imaginarse: “Irónicamente, aunque encontramos que las videoconferencias frenan la generación de ideas, creo que una de las demostraciones más importantes de este documento es cómo de similares son realmente las videoconferencias y la interacción en persona. Al explorar ‘por qué’ las videoconferencias reducen la generación de ideas, examinamos muchas formas potenciales en las que la comunicación en persona y las videoconferencias pueden diferir. Lo que descubrimos fue que las videoconferencias y la interacción en persona son muy similares en muchos aspectos de la comunicación”, explica.

Por ejemplo, las personas no difieren significativamente en sus sentimientos de conexión, la cantidad de palabras habladas, los tipos de temas tratados (como temas personales, temas emocionales) o comportamientos sociales (como sonreír) . “De hecho, ¡incluso encontramos que las parejas en persona y virtuales le confiaron dinero real a su pareja por igual!”, añade Brucks. Son resultados bastante sorprendentes porque, dice Brucks, “hemos creado una interfaz que coincide con gran parte de la experiencia en persona. Esta es toda una hazaña tecnológica y sugiere que la videoconferencia, en muchas situaciones, no es algo malo. Nuestros resultados sugieren que el efecto negativo de la interacción virtual es exclusivo de la generación de ideas”, concluye.

El número de personas en una reunión sí afecta, en cambio, sus resultados, tanto en persona como virtual: “La investigación sugiere que las parejas presenciales superan a los grupos presenciales y virtuales más grandes, y las parejas virtuales superan a los grupos virtuales más grandes. Por tanto, nuestra recomendación es, si el costo lo permite, generar ideas en parejas y en persona”, dice el artículo.

Esta diferencia no es definitiva para lo que deben elegir las empresas, dicen los autores, que dependerá de más factores. Las reuniones virtuales, por ejemplo, tienen menos requerimientos físicos que las presenciales, con lo que pueden generar sus propias ventajas. “A menudo es mucho más barato tener trabajadores remotos”, dice Brucks. “Al final la innovación es importante para una empresa porque aumenta las ganancias. Cada compañía tendrá que decidir si el aumento de la creatividad vale la pena el precio de verse en persona. Además, el trabajo remoto permite un acceso más amplio al talento, y el acceso al talento varía según el sector. Estos factores, junto con otros, deben sopesarse al decidir las políticas de trabajo desde el hogar”, añade.

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