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El temor de la Euroliga: tres equipos sin voto pueden torpedear el torneo final

La Euroliga decidirá este lunes si apuesta por organizar un torneo final para resolver la temporada 2019-2020 o la da oficialmente por cancelada. El futuro a corto plazo de la competición está en manos de los 11 clubs propietarios de la misma y con plaza fija, agrupados en el Board, que mañana votarán en uno u otro sentido. Basta una mayoría simple, es decir más votos a favor que en contra, para que la Euroliga implemente de forma definitiva una de las alternativas que ha barajado en las últimas semanas para intentar proclamar un campeón.



Sin embargo, un posible OK del Board a la reanudación de la Euroliga podría ser torpedeado por cuatro de los siete equipos que no tienen derecho a voto mañana. El Bayern Munich y el ASVEL aceptarán la decisión sin rechistar pues todavía les queda un año de contrato de la invitación que recibieron el pasado verano. Tampoco es previsible que puedan oponerse el Alba Berlín y el Valencia Basket. Los alemanes tiene la opción de repetir presencia la próxima temporada si ganan plaza a través del torneo final que ya ha decidido la liga alemana (BBL) disputar entre el 6 y el 28 de junio. Y los españoles, décimos en el momento de suspenderse la Euroliga, tienen la garantía de seguir el próximo curso si en este llegan al playoff, algo que tienen a tiro.

El gran problema es que participar en el torneo final supone unos gastos considerables

En una situación bien diferente están el Khimki, el Estrella Roja y el Zenit San Petersburgo. Todos ellos desconocen en estos momentos si la Euroliga cuenta con ellos para la próxima temporada y aspiran a recibir esta confirmación antes de disputar un hipotético final de la actual. Hay que tener en cuenta que solo con que uno de los 18 equipos decida no jugar, el formato diseñado por la Euroliga para este final de temporada es inviable.

El Barça se enfrentó al Estrella Roja, uno de los clubs sin voto

La Euroliga prevé reunir a los 18 equipos en una sede única para disputar el torneo final de la temporada entre el 4 y el 26 de julio. La idea es que se jueguen las seis jornadas pendientes de la fase regular y que después los ocho primeros pasen a los playoff, que a diferencia de lo habitual se disputarían a partido único. El Zenit, último, no tiene ninguna opción de alcanzarlos y el Estrella Roja (14º), muy pocas. El Khimki, séptimo, sí que está en disposición de pelear por el título.

Xavi Pascual, durante un tiempo muerto del Zenit de San Petersburgo.

El gran problema para todos estos clubs es que participar en este torneo final supone unos gastos considerables. Entre vuelos chárter, alojamiento, manutención y tests PCR, cada uno deberá gastarse entre 100.000 y 150.000 euros en un hipotético final de temporada. Y eso sin contar el incremento en nóminas, de un 5% para los equipos que se acojan al acuerdo Euroliga-ELPA. “Los clubs tendremos muchos gastos. Tendremos un 5% adicional en los salarios de los jugadores, chárters hacia la sede elegida pues ahora no hay vuelos regulares, así como alojamiento y comida para un grupo de 30 personas durante un mes. Es mucho dinero”, avisa Pavel Astakhov, general manager del Khimki, en una entrevista al medio ruso Izvestia.

Nosotros no tenemos una licencia de Euroliga permanente. Necesitamos saber si nos quedamos o no

Esta factura podría reducirse algo en función de las facilidades que ofrezca la sede elegida. Optan a ello Belgrado, Kaunas, Colonia, Atenas, Ljubljana, Salónica, Colonia, Antalya y Ankara, destacando como favoritas las dos primeras. Los tres clubs en cuestión aspiran a recibir la confirmación de la Euroliga de que la próxima temporada se jugará con los mismos 18 equipos que esta antes de implicarse de forma decidida en la finalización de la actual.

“Para nosotros es un tema importante porque no tenemos una licencia de Euroliga permanente. Necesitamos saber si nos quedamos o no”, señala Astakhov. “Podemos hacer deducciones lógicas de que merecemos estar en el próximo torneo pero a estas alturas no ha habido ninguna declaración oficial al respecto de los máximos responsables de la Euroliga y no podemos hacer ningún plan. Tanto el presupuesto del club como el fichaje de nuevos jugadores o la renovación de nuestros actuales líderes (Shved) dependen de la competición europea que vayamos a jugar. Por eso estamos esperando a la decisión de la Euroliga de este lunes 25 de mayo”.

Alexey Shved, estrella del Khimki, en una acción contra el ASVEL.

No está claro, en caso de decidirse este lunes la reanudación de la temporada, que la Euroliga vaya también a anunciar ese mismo día qué equipos jugarán la próxima. En las últimas semanas han trascendido los contactos de la máxima competición continental con el Virtus Bolonia italiano y el Partizan serbio para incorporarles al cartel del próximo curso y eso ha creado inquietud en estos tres equipos. El Estrella Roja (3º) marchaba por detrás del Partizan (1º) cuando se suspendió la Liga Adriática, que en teoría debía repartir una plaza de Euroliga. Sin embargo, el Khimki iba primero de la Liga VTB cuando se interrumpió la temporada. Nadie conoce qué criterios utilizará la Euroliga para atribuir sus plazas sin dueño y si fueran los deportivos en el momento de la suspensión de las ligas que dan plaza, el Estrella Roja saltaría y el Khimki permanecería.

La Euroliga puede pedir daños y perjuicios pero la pandemia del coronavirus resta seguridad jurídica

En el caso del Zenit entran otros aspectos en consideración. El hecho de ser propiedad de Gazprom supone un valor añadido importante, no en vano la empresa más grande de Rusia se perfila como la principal candidata al relevo de Turkish Airlines en el patrocinio de los ‘naming rights’ de la Euroliga.

Ante una posible negativa de alguno de estos equipos a participar en el torneo final de la temporada, la Euroliga puede remitirse al contrato firmado por todos ellos, pues el a
rtículo 14 de los Bylaws de la Euroliga faculta a la organización a reclamar daños y perjuicios a quien decida abandonar la competición en cualquiera de sus fases. Pero la pandemia del coronavirus es un elemento de distorsión importante que resta seguridad jurídica y que puede avalar la hipotética decisión de un club de renunciar a acabar la temporada en unas condiciones diferentes a las previstas inicialmente.


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