El Tepozteco en llamas: radiografía de los incendios forestales que azotan al país

Por Fernanda Pérez Rivera Moisés

El pasado 11 de abril, se reportó un incendio en el Parque Nacional “El Tepozteco”, que se extendió desde el cerro del Barrio de Santo Domingo Ocotitlán, hasta San Juan Tlacotenco . La Comisión Nacional Forestal ha reportado una afectación de 350 hectáreas.

De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y el Equipo Estatal de Manejo de Incidentes (EEMI) actualmente se reporta un 90% de control y 60% de liquidación.

“Subimos con una brigada a tratar de sofocar y abrir brecha, pero por los vientos y el lugar encrespado que se encuentra, nos fue imposible parar el incendio”, comentó Francisco Javier Almazán, secretario del comisariado de Bienes Comunales.

Asimismo, aseguró que el martes se convocó a 200 voluntarios, además de la brigada. “Por el momento, nuestra propia gente está al pendiente que no se vuelva a incendiar”. “Ahorita están los helicópteros, pero nosotros, nuestra gente, está afuera pero también esta pendiente”, afirmó.

Lucio Cuevas Romero, presidente de comisariado de Bienes Comunales, comenta que es “una problemática muy difícil de tratar” porque los cerros son de “difícil acceso” y la zona es muy riesgosa. El secretario reportó 7 lesionados de los elementos de la brigada; 4 de ellos aún se encuentran hospitalizados, uno en calidad grave.

Asimismo, Cuevas Romero comentó que el lunes en la noche empezó a “sonar un viento fuerte”, que propagó más el incendio: “lo que se había logrado mitigar en el día y en la tarde, se propagó en la noche”, aseguró. “Ahorita vemos que el cerro esta completamente consumido”, concluyó.

Los principales factores que aumentan el riesgo de incendios son las temperaturas altas y la humedad relativa, mientras que los vientos juegan un papel importante en la propagación. Sin embargo, las causas directas no son estos factores, sino las acciones humanas. Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), nueve de cada diez incendios forestales en México son causados por seres humanos.

Foto: Cuartoscuro

Una causa son las actividades ilícitas, como quemar un área para cambiar el uso de suelo, vandalismo o conflictos entre dueños de terrenos o arrendatarios. Christoph Neger, investigador asociado en el Instituto de Geografía en la UNAM, aseguró que estos están aumentando y se debe en parte a “la crisis de Estado de derecho y la crisis de los órganos que tienen que ver esto, como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) que tiene muy poco presupuesto”. Por ello, afirma que hace falta que “haya más presencia de elementos que puedan vigilar”.

También pueden estar causados por las fogatas de turistas, que las realizan en lugares donde no deberían, y las colillas de cigarros. Sin embargo, Neger comenta que estos han estado disminuyendo en algunos “gracias a la concientización de las personas”.

Sin embargo, el secretario asegura que en el caso de Tepoztlán, los incendios son muchas veces provocados tanto por “la gente que trata de tomarse los predios” y “los cazadores furtivos que queman los pastizales para que salga la fauna”, como por los turistas. Comentó que el domingo pasado, los promotores de turismo y la gente de bienes comunales para evitar que la entrada del turismo queme los cerros. Además, están teniendo reuniones para “evitar la entrada del turismo a estos lugares para que se restablezca la reforestación natural”, aseveró.

Otra causa son las quemas agropecuarias, como la quema de pastizales para renovar el pasto y la preparación de la tierra para los cultivos. Neger asegura que esto es una tradición que llevada de manera correcta no presenta mayores riesgos: “Hay comunidades que practican eso de una manera que no causen mayor riesgo para incendios forestales, que tienen un conocimiento de cómo aplicar el fuego”. “Pero lamentablemente muchas personas también ya no tienen estos conocimientos o ya no tienen el interés de aplicarlo”, concluyó.

“Con las condiciones climáticas cambiadas incluso puede ser que muchas cosas que tradicionalmente funcionaron ya no sean viables”, comentó. “Una quema es controlada, pero cuando se sale de control se habla de un incendio”, recalcó.

Sin embargo, Neger aseguró que se están llevando a cabo, de manera exitosa, trabajos de concientización y fomentación de prácticas más sustentables, por lo que está disminuyendo el porcentaje de los incendios causados por estas actividades.

También hay actividades humanas que afectan de manera indirecta a los ecosistemas, como la fragmentación de la selva o de la cobertura forestal en el sur del país. “Al estar reducidas a pequeños fragmentos de selva, se puede secar mucho más fácilmente y es mucho más propenso a que un incendio forestal pueda causar daño en estos ecosistemas”, comentó Neger.

Foto: Cuartoscuro

De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal (Conafor), en lo que va del año, se han registrado 3,376 incendios forestales en 29 entidades federativas, afectando una superficie de 98,839 hectáreas.

El investigador comenta que actualmente hay un Programa Nacional de Manejo del Fuego y una dependencia principal encargada de los incendios forestales, que es la Conafor. Además, Protección Civil y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) trabajan el tema.

Aunque Neger reconoce que “sí hay un plan y un esquema de quién tiene que atender primero un incendio forestal”, así como “planes y coordinación de actividades de prevención”, asegura que el problema es la falta de recursos. “El problema está en la implementación, que no hay capacidad para cumplir con todo lo que se pretende hacer”, concluyó.

De acuerdo con la Conafor, en lo que va del año 103 mil 597 personas por día se han centrado en el combate de incendios forestales. Durante el combate en el Tepozteco participaron 281 elementos y tres equipos aéreos que realizaron 178 descargas, lo que equivale a 218 mil 450 litros de agua sobre los puntos más importantes.

Christoph Neger comenta que una de las maneras de mejorar la gestión de los incendios forestales en México es “trabajar en la participación comunitaria”, por ejemplo “en la toma de decisiones sobre las estrategias y reglas que se aplican en el nivel local, y dotando las autoridades ejidales y comunitarias con los recursos y capacidades necesarias”.

“Entendemos que la falta de recursos es un factor determinante que no nos permite tener equipos, tener medios de transporte efectivos, no nos permite tener caminos forestales adecuados para acudir de manera más rápida hacia el lugar de siniestros”, comentó el presidente de comisariado sobre Tepoztlán.

A esto, se suman la falta apoyo aéreo al inicio del incendio que reportó la población. Francisco Javier Almazán comenta que los helicópteros habían llegado desde el lunes al lugar del siniestro, sin embargo, menciona que le dijeron a la gente que coordina los helicópteros del gobierno del estado “que no era necesario subir con los helicópteros”. Ellos como supieron que había demasiada gente, creyeron que el simple hecho de estar la gente estaba controlado. Pero en realidad no era cierto”, aseveró.

Foto: Cuartoscuro

“Para mi punto de vista, fue una mala coordinación por parte de los puestos de mando en los campos deportivos y la falta de comunicación nosotros que no tuvimos acceso de primera mano con el centro de mando para que se nos brindara el auxilio debido”, concluyo.

Christoph Neger asegura que otra manera de mejorar la gestión sería “optimizar la coordinación interinstitucional”. Aunque hay avances, sobre todo en el combate de incendios, “hace falta más coordinación y cooperación en cuanto a las actividades de prevención, del monitoreo de los incendios, de la restauración etc. tanto entre programas (como los programas de brigadas contraincendios y de pagos por servicios ambientales de la Conafor), entre las dependencias como Conafor y Conanp y con la sociedad civil”.

También comenta que podría haber “mayor integración y capacitación adecuada de los organismos de seguridad pública para prevenir que se causen incendios por actividades ilícitas y cacería furtiva”.

Por último, recalca que muchas veces “hay interés en la población en general en participar como voluntarios en el combate de incendios de mayor tamaño, pero no cuentan con la capacitación necesaria”, por lo que “se podrían reforzar los talleres de capacitación a pobladores en áreas de riesgo, además de las brigadas oficiales, siendo las personas locales por lo común las primeras presentes en el lugar y que podrían atender un incendio antes de que se vuelva más grande e incontrolable”.

El secretario de Bienes Comunales afirmó que el Tepozteco no es el único caso, sino que algunas zonas constantemente están teniendo incendios forestales y que los mitigan con recursos propios.

Estos incendios traen consecuencias a los pobladores. El presidente comenta que debido al incendio comenta que ha habido una “mayor temperatura en la zona” y “humos tóxicos” que podrían causar problemas respiratorios. Además, señala que una prioridad son las reforestaciones pero los incendios no los “dejan avanzar”. “Si tenemos recursos vamos a aumentar reforestación y si no esperar la reforestación natural”, comenta el secretario sobre el presente incendio.

Foto: Cuartoscuro

Además, Cuevas Romero hizo hincapié en la falta de humedad, de la tierra y la falta de precipitación y aseguró que esto provoca que haya incendios en meses como junio, que no están dentro de la temporada. “Debido a esas circunstancias es más difícil o hasta imposible poder mitigar algún incendio”.

“Los mantos freáticos dejan de recargarse, el agua deja de penetrar al subsuelo, tenemos deslave de los materiales orgánicos al quedar expuestos sin la hojarasca, sin materia orgánica que va deteniendo la corriente de agua, que es la que entra al subsuelo y da vida al pueblo”, aseveró el secretario. “Tepoztlan, el valle de Atongo, es como si fuera una olla que capta el agua de la lluvia nada más”, concluyó.

El investigador asociado de la UNAM, aseguró que en los últimos 10 años han sido más frecuentes los años con una incidencia más alta. “Se están haciendo más intensas las temporadas de incendios, que son las temporadas secas, se vuelven más largas o más intensas. Entonces, las condiciones son cada vez más propicias para incendios forestales en la mayor parte del país”, precisó.

Comentó que el cambio climático también puede jugar un papel importante. “El cambio climático, por un lado, es el aumento de la temperatura. Esto ya hace más propensos los incendios forestales, porque entre más calor hay, más se seca la vegetación y entonces es más susceptible a que pueda haber un incendio forestal”, menciona Neger.

El investigador afirma que el cambio climático también cambia patrones meteorológicos, lo que a su vez podría afectar fenómenos como El Niño o La Niña, ya que “los cambios de temperatura en el pacífico influyen en que se creen” estos efectos. “Sin embargo, no hay un consenso todavía de que manera va realmente influir el cambio climático en estos eventos”, concluye Neger.

No obstante, el investigador aclara que no todos los incendios son nocivos, sino que algunos “tienen un efecto positivo” —como en los bosques de pino—, ya que “tienen un papel importante también para rejuvenecer” los bosques y “mantener el ecosistema”. Es por ello que “son una parte vital” de los ecosistemas y no se “deberían de evitar al 100%”. “Antes se trataba de suprimir totalmente el fuego y hoy en día ya se tiene la conciencia de que en algunos ecosistemas forestales sí tiene un efecto ecológico importante el fuego”, advierte.

Sin embargo, Neger señala que en los ecosistemas que sí están adaptados al fuego, también puede haber incendios que son demasiado fuertes y por lo tanto los dañan.

Pero hay otros bosques que no están adaptados a los incendios forestales, denominados ecosistemas sensibles al fuego. Del total de incendios forestales en el año, 305 (9 %) correspondieron a ecosistemas sensibles al fuego, afectando una superficie de 7,392 ha (7% del total nacional).

Foto: Cuartoscuro

“En el caso de ecosistemas sensibles, el fuego sí puede llevar a que se pierda realmente esta cobertura forestal y sea muy difícil restaurarla. Y todo eso tiene efectos para nosotros con los servicios ecosistémicos, el agua, la captación de carbono, la producción de madera y otros productos forestales que estamos usando”, indicó Neger.

“La mayor parte de los incendios forestales en México tienen un impacto mínimo, donde no se pierde toda la cobertura forestal; se degrada pero no se pierde por completo”, asegura. De acuerdo con la Conafor, solamente 14 de los incendios en este año han tenido un impacto severo (más del 50% de mortalidad y árboles muertos con consumo de biomasa). En contraste, 3 mil 235 del total han sido de impacto mínimo (menos del 20% de mortalidad y daño mínimo a árboles vivos).

No obstante, es grave cuando se pierde la cobertura forestal, ya que “hay que restaurar completamente el ecosistema. Pero si son incendios de menor intensidad, normalmente los ecosistemas sí tienen la capacidad de regenerarse, aunque sí son importantes las actividades de restauración para que se pueda restaurar de manera más pronta”, aseveró.

Neger comentó que, aunque haya factores ambientales que influyen, detener los incendios forestales en realidad sí está en nuestras manos. “Digamos que el cambio climático parece que está causando condiciones más propicias para que pueda haber incendios forestales, pero al final de cuentas quienes causan la chispa, la fuente de ignición, siempre somos nosotros. Entonces, si logramos ya no ocasionar incendios forestales, en áreas donde no deberían ocurrir, entonces podríamos hacer frente a este efecto”, aseveró.

El investigador recomienda que, para disminuir los incendios, al ir al campo, solo hay que hacer fogatas donde está permitido, no tirar cerillos y reportar los incendios pronto al 800-incendio o al 911. Además, hace hincapié en la necesidad de destinar mayores recursos.

“Nosotros nos ponemos porque es nuestra tierra, es nuestro lugar de origen y desgraciadamente no ven eso la gente, que nosotros ponemos un lugar en donde se recargan lo mantos freáticos”, aseveró el secretario. Aseguró que “es desesperante no tener los recursos suficientes”, así como “la falta de apoyos para incentivar la reforestación y el cuidado del bosque”.


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