El Tesoro ahorra en intereses pese a subir la deuda en 115.000 millones

El secretario general del Tesoro, Carlos San Basilio.
El secretario general del Tesoro, Carlos San Basilio.Efe

La alquimia del Banco Central Europeo obra maravillas. El Tesoro español va a aumentar su endeudamiento este año en unos 115.000 millones. Aun así, el gasto en intereses de las Administraciones está cayendo hasta julio un 12,5%. Y la previsión es que este año se ahorren unos 2.000 millones respecto a los 28.349 millones abonados en 2019. ¿Cómo puede ocurrir eso? Gracias a la política monetaria del BCE, que con sus compras de deuda ha logrado hundir los tipos a niveles históricamente bajos a pesar de la incertidumbre de la pandemia. Así, el Tesoro puede renovar sus títulos a un coste mucho más reducido, consiguiendo ahorros incluso con el endeudamiento subiendo en cantidades solo comparables a los récords registrados en 2009 y 2012.

No están tan lejos aquellos tiempos en los que aprendimos qué era la prima de riesgo y cómo se disparaban los costes de financiación de España cuando los mercados desconfiaban de la sostenibilidad financiera del país. Esta es la principal ventaja que en esta recesión tiene la economía española. Pero también constituye su principal debilidad en el supuesto de que en algún momento el resto de la eurozona se recupere y el BCE tenga que levantar parte de su apoyo sin que España haya reconducido sus cuentas públicas.

La crisis de 2008 creó un desfase en las cuentas públicas que todavía en 2019 no se había conseguido cerrar. Y ese déficit ha provocado que la deuda haya seguido aumentando en euros todos los años. Entre 2015 y 2019 bajó muy lentamente en proporción al PIB porque la economía crecía más de lo que engordaba el endeudamiento. Pero de todas formas el pago de intereses ha pasado a convertirse en una de las principales partidas de gasto del Estado. Hasta el punto de que entre 2013 y 2019 superó al desembolso en prestaciones de desempleo.

Y su trayectoria ascendente solo se frenó por la intervención del BCE a partir de 2014, cuando se alcanzó el récord de 35.442 millones en la partida de intereses. Desde entonces ha ido descendiendo hasta los 28.349 millones de 2019.

Ahora, con la pandemia el endeudamiento ha vuelto dispararse con fuerza. Sin embargo, la partida de intereses sorprendentemente baja. Las emisiones de deuda de España tienen tipos negativos hasta los títulos a cinco años, es decir, cobran por recibir prestado. Y el bono a 10 años pagaba este jueves un interés del 0,2%.

¿Cómo puede suceder tal cosa? El dinero es hoy en gran medida un apunte electrónico en los bancos. En lugar de almacenarlo físicamente en billetes en costosas cámaras acorazadas, sale más barato dejarlo cuando está ocioso como un asiento contable en el BCE. Solo que con la pasada crisis el eurobanco hizo dos cosas: una, inyectó mucha liquidez a las entidades, provocando que tengan cuantiosos excedentes. Y dos: por esta liquidez les cobra cuando tienen una cantidad excesiva en la cuenta del eurobanco. Así que a las entidades les compensa comprar cualquier cosa que tenga un coste menor y que no consuma capital como la deuda pública.

Y como además hay una escasez de títulos seguros en relación con el ahorro que existe, los inversores, bancos, aseguradoras, fondos de pensiones y empresas que buscan guardar sus puntas de liquidez se refugian en los títulos muy líquidos, que cuentan para los requerimientos de liquidez de las entidades y que saben que el banco central va a comprar o aceptar como garantías. Y el BCE está comprando como nunca, dejando cada vez menos títulos con rentabilidades positivas. Este año adquirirá en el mercado secundario en torno al 90% del nuevo endeudamiento de España.

Tipos en mínimos

Además, la banca puede incluso jugar al llamado carry trade: tomar dinero del BCE a tipos negativos y usarlo para adquirir un bono con un pequeño rendimiento. Todo ello explica que los tipos estén más bajos que nunca. Y que el Estado español pueda endeudarse aún más y, a pesar de ello, rebajar el coste del pago de intereses.

La vida media de la deuda está ahora en unos siete años. Es decir, aproximadamente cada año se renueva una séptima parte, unos 180.000 millones. Estos títulos que vencen soportaban unos intereses de cuando los tipos eran más altos. Los principales vencimientos de 2020 han sido unos 80.000 millones en bonos de entre 2010 y 2014 con intereses que oscilaban entre el 1,15% y el 4,85%. Por ellos el Estado abonaba 2.370 millones al año. Pero ahora, al 0,23% que tiene el Tesoro de coste medio de emisión, solo pagará algo más de 200 millones. Un ahorro de unos 2.000 millones solo por esta renovación. Y los 115.000 millones que va a subir la deuda soportarán unos intereses de solo unos 250 millones, suponiendo ese interés del 0,23%. En total, se calcula que el ahorro en intereses sobre el año pasado rondará los 2.000 millones.

Consciente de la necesidad de mantener estas condiciones de financiación, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, se ha alineado con la presidenta del BCE, Christine Lagarde, para defender frente a los halcones la necesidad de mantener los estímulos más tiempo. La idea es revisar el objetivo de inflación para que, igual que el IPC ha estado persistentemente por debajo del 2%, ahora pueda estar por encima, compensando las desviaciones pasadas. Traducción: así se tardaría más en retirar los estímulos y España tendría más espacio para reconducir las cuentas.

32.000 millones por financiar

El Tesoro anunció este jueves que reducía en 15.000 millones su previsión de endeudamiento nuevo. Al inicio del año, el Gobierno estimó una necesidad de financiación neta de 30.000 millones. Sin embargo, la covid provocó que en mayo la elevase en 100.000 millones. Y aceleró el ritmo de emisión: en la primera mitad del año se endeudó en unos 1.000 millones al día. Ahora el total queda en 115.000 millones gracias a una estimación prudente, mayores amortizaciones de lo que deben las comunidades al Estado y las buenas condiciones financieras. En lo que resta de año solo tendrá que financiar 32.000 millones de necesidades brutas, de las que 10.000 se harán con el fondo europeo SURE. El Tesoro también destacó que se está manteniendo el porcentaje de inversores extranjeros, a diferencia de lo que pasó en la anterior crisis.


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