La decisión de imponer algún tipo de tope al precio del gas se abre camino en la Unión Europea, aunque con resistencias. Con la crisis energética alimentada por el Kremlin que está causando estragos en los hogares, los Veintisiete han puesto el foco en hallar un espacio común para atacar los altos precios de la electricidad. Pese a la división y a las reticencias de Alemania, que defiende que la medida puede tener un serio impacto en el suministro, la idea de limitar el precio del gas acumula cada vez más consenso. Con varios modelos sobre la mesa y otras recetas que abogan por implantar un mecanismo de compras conjuntas, los Veintisiete han conminado este viernes en una cumbre en Praga a la Comisión Europea a presentar un paquete de propuestas concretas para ejecutar a corto plazo. También piden abordar medidas de largo aliento para rediseñar el mercado eléctrico, el gas marca hoy los precios de la electricidad.
El temor a que los precios disparados deriven en una oleada de descontento social ha puesto firmes a los líderes europeos. Los jefes de Estado y de Gobierno buscan medidas urgentes que acompañen las iniciativas de ahorro e impuestos para abordar la crisis. Mientras, la Unión acusa ya claramente al presidente ruso, Vladímir Putin, de emprender una guerra energética contra la Unión. “Rusia ha tirado un misil energético sobre la Unión Europea y sobre el mundo”, ha remarcado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al final de una reunión en la que la UE ha vuelto a mostrar su apoyo férreo a Ucrania. El encuentro ha contado con la intervención por videoconferencia del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, que ha urgido a los líderes a mantenerse firmes en su sustento a Kiev.
La Comisión Europea, que estos días se ha abierto por primera vez a poner un tope al precio del gas y ha propuesto distintas fórmulas para hacerlo, presentará otro paquete de ideas a los líderes de la UE en una nueva cumbre en Praga dentro de dos semanas. El invierno está a las puertas, y la sensación de urgencia lo sobrevuela todo. El riesgo de que los precios desbocados provoque una recesión en la UE es muy real. El límite al precio del gas, en todo caso, no sería el único camino que siguieran los líderes de la UE, sino una herramienta más de un paquete amplio y diverso, apuntan varias fuentes diplomáticas.
La mayoría de los Estados miembros quieren establecer un techo a los precios del gas, pero no se ponen de acuerdo en el cómo y en el cuándo. Han colocado sobre la mesa diversas opciones, que van desde un precio máximo para el gas que se emplea para generar electricidad a un “corredor flexible”, como planean Italia, Bélgica, Grecia y Polonia, que proponen que el límite fluctúe según los precios globales para garantizar que la Unión continúe atrayendo suministros. “Necesitamos intervenir el mercado”, ha lanzado el primer ministro belga, Alexander De Croo. “Ya no podemos pagar estos precios”, ha añadido.
España, pionera en plantear una intervención en los mercados energéticos y en medidas que limiten los precios, defiende la fórmula para toda la UE. Las propuestas para lograrlo son diversas, ha recordado el presidente Pedro Sánchez, que ha enumerado algunas de las lanzadas por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una carta a los Veintisiete esta semana. “Hay muchas opciones, no es lo mismo el gas natural licuado, el que va por tubería, si lo hacemos solo el proveniente de Rusia, o qué índice nos sirve de referencia a los europeos para crear algo que proteja a la industria”, ha explicado Sánchez. “Hay una amplísima mayoría de países que está por la labor de examinar estas propuestas y avalarlas, y entre esos está España”, ha sentenciado.
Llegar a un acuerdo es primordial también para el primer ministro italiano, Mario Draghi, que dejará el puesto en unas semanas. El italiano se ha propuesto dejar el trabajo hecho antes de irse. “Haremos todas las cumbres y consejos que hagan falta para encontrar una solución”, ha remarcado.
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SuscríbeteLas reticencias de Alemania
Mientras, Alemania se muestra muy reticente a la propuesta, que tampoco tiene el favor de Países Bajos. Berlín no quiere comprometer su capacidad de regateo en contratos de suministro que son secretos. La Comisión Europea ha pedido, de hecho, más transparencia en estos pactos. Alemania no quiere descubrir sus cartas, que son muy buenas. También asegura que el mecanismo dificultaría comprar el gas que necesita para pasar el invierno y amortiguaría los incentivos para reducir el consumo. “Cualquier intervención del mercado plantea de manera automática preguntas sobre la seguridad del suministro”, ha insistido este viernes el canciller alemán, Olaf Scholz. “Debemos discutir mucho [sobre el tope al precio del gas] y estar preparados”, ha añadido.
La UE ha logrado desengancharse poco a poco del gas ruso. Al principio de la guerra del Kremlin en Ucrania, que dura ya siete meses, las importaciones de gas del país euroasiático estaban en un 41%. Ahora están en un 7,5%, según datos de la Comisión Europea. Y con las medidas de ahorro puestas en marcha, el invierno no parece tan complicado en términos de suministro: las reservas europeas están al 90%, un 50% más llenas que el año pasado por estas fechas, ha recalcado en Praga la presidenta Von der Leyen. Sin embargo, los precios siguen por las nubes: son ahora un 200% más altos, de media, que hace un año, pese a que las iniciativas ya en vigor y la sola idea de poner sobre la mesa el debate ya han logrado reducirlos.
El riesgo ahora es que para hacer frente al problema comiencen a agudizarse las divisiones en el seno de la Unión y que cada uno de los Veintisiete vaya por su lado. Eso, advierte Bruselas, pone en riesgo de fragmentación al mercado interior. Por eso, con el aprendizaje de la crisis del coronavirus aún fresco, tanto el flanco sur como en Polonia ha molestado especialmente la lluvia de millones que Alemania, para apuntalar su economía, ha desplegado con su plan de ayuda energética de hasta 200.000 millones de euros. Este paquete incluye límites de precios del gas y la electricidad.
“El país más rico, el más poderoso de la UE, está tratando de usar esta crisis para obtener una ventaja competitiva para sus negocios en el mercado único”, ha criticado en referencia a Alemania el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki. “Esto no es justo”, ha añadido. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha reconocido las “tensiones” que ha levantado la medida alemana entre los países que pueden financiar paquetes de apoyo tan jugosos. París sostiene que la mejor receta sería dejar que los Estados miembros aprovechen el fondo europeo de apoyo para la covid-19.
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