Los familiares del mexicano Jesús Iván Sepúlveda, de 22 años, tienen muy claro que lo que mató al joven no fue cruzar la frontera, sino toparse con el racismo en Estados Unidos. La semana pasada, Sepúlveda fue baleado por Michael Sheppard, exdirector del Centro de Detención migratoria de West Texas en Sierra Blanca, cuando intentaba buscar agua junto a otros migrantes en el desierto de Texas. Una joven resultó herida en el incidente.
Sheppard y su hermano gemelo Mark fueron arrestados luego del ataque y enfrentan cargos por homicidio. Los dos hombres manejaban junto a una carretera rural cerca de Sierra Blanca, Texas, cuando encontraron al grupo de Sepúlveda. Tras gritarles amenazas, supuestamente Michael sacó una escopeta del vehículo y disparó varias veces. Los hombres huyeron sin mirar si habían herido a alguien. Inicialmente, los hermanos negaron encontrarse en la escena, cambiando después su versión a una en la que aseguraron que intentaron dispararle a unas aves.
El centro de detención despidió a Sheppard tras su arresto, pero ya existían quejas de malos tratos contra migrantes en incidentes previos a los disparos. Varios testimonios denunciaron que el exguardia y los hombres bajo sus órdenes habían agredido a migrantes detenidos o les habían negado atención médica.
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