Durante su etapa en el Bayern, Pep Guardiola convirtió a Philipp Lahm, un lateral consolidado, en uno de los mejores interiores del planeta. Desde octubre, Guardiola intenta hacer lo mismo con Joao Cancelo en el Manchester City. Insistió este sábado desplazando al portugués al mediocentro para formar un doble pivote con Rodri. Su propósito fue frenar los contragolpes del Tottenham. El 2-0 constató que la salsa no acaba de ligar. Salió Alderweireld en largo, Kane hizo un control orientado estremecedor y se giró sin que ni Rodri ni Cancelo llegaran a tiempo de molestarle. La entrega del mejor jugador del Tottenham encontró libre a Lo Celso, que corrió a la espalda de Walker y definió entre las piernas de Ederson. La victoria consolidó al Tottenham en el liderato provisional de la Premier con 20 puntos, ocho más que el City, que languidece en la décima posición.
El viejo duelo de Mourinho con Guardiola tuvo carácter de confraternización, más que de conflicto. Los dos banquillos se prodigaron en chanzas y parabienes antes del partido. Sobre el terreno de juego, el Tottenham se plantó en bloque bajo a la espera del error ajeno, pero, al margen del posicionamiento, se pareció poco a un equipo de Mourinho. Cada jugador se plantó en su cuadrante reduciendo espacios, pero sin la agresividad acostumbrada. No la necesitaron frente a un adversario sin ritmo, despojado de energía, poco convencido de lo que hacía. Sin apenas exigencia, Alderweireld y Dyer, los centrales locales, completaron una tarde apacible. Solo tuvieron que defender centros laterales, alguna falta, y los consiguientes rebotes.
El City anunció el pasado jueves que había renovado el contrato de Guardiola hasta 2023. La buena relación del entrenador con la directiva y la propiedad del club está demostrada. Ahora falta que se compruebe que su control del vestuario es igual de eficaz que siempre. A juzgar por la actitud que muchos de sus jugadores exhiben desde hace meses, el mensaje del técnico ha dejado de fructificar. Si sigue sin corregir la involución de su juego, el campeón de 2018 y 2019 se aboca a transitar por la temporada más difícil desde la marcha de Manuel Pellegrini en 2016.
“¡Joao defiende bien y ataca bien!”, dijo Guardiola, tras el partido. Su entusiasmo por Cancelo, por quien el club inglés pagó 60 millones de euros, es manifiesto. Cancelo alternó el lateral con el mediocampo durante la visita del Arsenal al Etihad, hace un mes. En aquella oportunidad el portugués dio muestras de confusión. Naturalmente inclinado a las distracciones, su carácter le coloca en las antípodas de lo que debe ser un volante que vigila y administra los carriles más sensibles de la cancha. Cuando maneja la pelota se comporta como si no supiera qué hacer con ella. Consecuencia de no haber pensado antes de recibir, nunca resuelve a un toque. Si lo hace es para dejar la jugada como estaba, nunca para avanzar. Se supone que su emparejamiento con Rodri debía proporcionar al City un doble punto de apoyo en la salida del balón y una pantalla contra las transiciones del Tottenham. No sucedió ni una cosa ni la otra. Más bien, al contrario.
Los jugadores del City perdieron el sitio en ataque y en defensa. La descoordinación en la presión, a los cinco minutos del partido, permitió a Ndombelé encontrar a Son con un pase bombeado. El coreano se desmarcó a la espalda de los centrales del City y definió con mucha clase. Rompió el fuera de juego el propio Cancelo, que ni corrigió ni se quedó parado mientras Laporte cubría a Kane. Un par de jugadas más tarde Cancelo perdió un balón en el medio campo y Kane habría metido el 2-0 de no haber intervenido el VAR, que señaló fuera de juego.
Mourinho: “No me importa la tabla ni la competición”
“Defendimos mal”, lamentó Guardiola en la sala de prensa del estadio, en donde mostró la frente zurcada por arrugas de preocupación. “Concedimos goles que no debíamos conceder. Sabíamos que ellos lanzarían a Kane para que buscara la profundidad de Son y Bergwijn. Con el 1-0 a los seis minutos se creó el escenario perfecto para ellos, que defienden tan atrás y esperan tu error. Así perdimos la calma”.
Inventivo como nunca, Guardiola experimenta en cada jornada. En White Hart Lane la matriz del City para iniciar los ataques posicionales fue el 2-2-4-2, con Cancelo y Rodri en el mediocentro; Torres, Silva, De Bruyne y Walker en los tres cuartos; y Mahrez con Jesus en punta. El esquema no contribuyó a dar fluidez al juego. Tal vez porque despobló la banda izquierda y convirtió los avances del equipo en previsibles. Si en un costado Ferrán Torres se quedó solo y desabastecido, sin un lateral que le doble, en el otro flanco se produjo un embotellamiento. Reguilón, Hejberg y Ndombelé cerraron sin grandes excesos a De Bruyne y a Mahrez, y la revuelta del City se apagó tras el descanso. Si al 1-0 apenas siguió una reacción, el 2-0 tuvo carácter de sentencia inapelable.
Pasada la media hora, Lo Celso entró a la cancha por Ndombelé. En menos de dos minutos, el argentino liquidó un trámite que deja malparado al City y líder al Tottenham.
“No me importa la tabla, ni los oponentes ni la competición”, dijo Mourinho cuando, tras el partido, le recordaron que el Tottenham ocupaba la cabeza de la clasificación por primera vez en seis años. “Quiero ganar el próximo partido. Este equipo es un proyecto en evolución. El año pasado fuimos los catorceavos, pero ese fue un puesto fake. Hoy somos líderes pero mañana podemos perder este liderato también, y entonces el liderato sería también fake”.
“Kane”, concluyó Mourinho, “cambiará el modo en que la gente perciba a los delanteros. Porque la tendencia es juzgar a los delanteros por los goles que hacen. Él ha sido el hombre del partido sin marcar un solo gol. Es fantástico. Representa el espíritu de este equipo”.
Source link