Egan Bernal, en el podio del Tour de 2019 junto a dos azafatas.MARCO BERTORELLO / AFPNo hay crisis sin oportunidad. Todas presentan una buena excusa para tomar una buena decisión. Así lo ha visto Amaury Sport Organisation (ASO), la empresa organizadora del Tour de Francia, entre otras competiciones deportivas, que anunció este miércoles que prescindirá de la imagen sexista de las dos azafatas en el podio de la grande bucle, la carrera ciclista más popular y prestigiosa. El cumplimiento del protocolo sanitario en tiempos de la covid-19 obligaba a revisar la ceremonia del podio. Y ASO ha aprovechado para dar un paso que hace años se le reclamaba. No desaparecerá la figura de la azafata, pero no será solo una cuestión de chicas bonitas. Habrá una azafata en el podio, pero también un azafato. Además, para respetar las medidas de seguridad en esta crisis sanitaria mundial, se reducirá el número de representantes que posan junto al ganador de la prueba.Así lo explicó el director de la carrera, Christian Prudhomme, en una conferencia de prensa previa a la salida del Tour, que tendrá lugar en Niza el próximo 29 de agosto. “Suelen ver al campeón rodeado de dos azafatas, con cinco representantes públicos a un lado y cinco patrocinadores a otro. Ahora será diferente, con un solo político electo, y un solo representante del patrocinador del maillot amarillo, así como una azafata y un azafato por primera vez”, señaló.Será, efectivamente, la primera vez que esto ocurra en el Tour. Aunque no es esta una decisión nueva para ASO. “Se hace en otras carreras desde hace 20 años, como en la Lieja-Bastoña-Lieja”, también organizada por ASO, añadió Prudhomme. También La Vuelta decidió en 2017 reducir el protagonismo de las mujeres, que dejaron, desde aquel año de dar el tan criticado beso al ganador. “Habíamos recibido muchas quejas, y no queremos que esa foto pueda repetirse”, dijo entonces Javier Guillén, el director de la carrera española.No se sabe qué ocurrirá con el famoso beso en el Tour este verano, aunque lo más probable es que tampoco se dé, dada la situación sanitaria.Llega algo tarde el Tour al debate de las azafatas, pero no el último. Mientras la Fórmula 1 decidió zanjar la polémica dos años atrás al terminar con las azafatas en la parrilla y en el podio, en la otra gran competición de motor, MotoGP, la decisión sigue siendo responsabilidad del organizador local de cada gran premio.Liberty Media, propietaria de la Fórmula 1 desde 2016, puso fin a una de las tradiciones más arraigadas en los deportes del motor en febrero de 2018. Lo hizo además con un discurso inequívoco, algo que no sucede en todos los casos: “Aunque la práctica de emplear azafatas ha sido un elemento clásico de la Fórmula 1 durante décadas, creemos que esta costumbre no concuerda con los valores de nuestra marca y está claramente en desacuerdo con las normas sociales actuales. No creemos que la práctica sea apropiada o relevante para la Fórmula 1 y sus aficionados, los antiguos y los nuevos, en todo el mundo”, indicó el director comercial de operaciones de la F-1, Sean Bratches.MotoGP, por su parte, tuvo que hacer frente a duras críticas de los políticos españoles tres años atrás, cuando apenas arrancaba el campeonato del mundo en el circuito de Jerez. La empresa propietaria de los derechos del Mundial, la española Dorna, decidió no tomar cartas en el asunto, defender la labor de las azafatas, más conocidas como paragüeras, por su papel en la parrilla de salida, y dejar a cada gran premio elegir la modalidad que más le gustara. Así, hace ya algún tiempo que azafatas y azafatos comparten protagonismo en grandes premios como el de Aragón, uno de los pioneros, Gran Bretaña y, finalmente, también España, en Jerez. En estos momentos, sin embargo, las azafatas (y azafatos) han sido una de las primeras figuras que ha desparecido del paddock de acuerdo con la responsabilidad asumida por Dorna de respetar al máximo las medidas de seguridad y minimizar el número de personas en los grandes premios. La prioridad, hoy, son las carreras. No se sabe qué ocurrirá cuando la nueva normalidad deje de ser nueva y se puedan recuperar los hábitos del pasado.
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