El trucazo definitivo para limpiar las sandalias

Ahora que comienza el verano, es el momento de decir adiós a las botas y botines y dar la bienvenida a las sandalias. Para que estas luzcan impecables durante toda la temporada, es de especial interés conocer el mejor truco para limpiarlas. Las sandalias planas con hebillas, conocidas como Birkenstock, son una de las tendencias más virales de la temporada.

Unas sandalias estupendas para el día a día, muy apreciadas por su comodidad. La suela contorneada se ajusta con precisión a la forma del pie, proporcionando un gran soporte. Están especialmente recomendadas para quienes pasan mucho tiempo de pie o caminando. Además, son muy fáciles de combinar, tanto con pantalones como con vestidos y faldas.

El origen de las Birkenstock se remonta al siglo XVIII en Alemania de la mano de Johann Adam Birkenstock, aunque las sandalias tal y como las conocemos en la actualidad no surgieron hasta 1964. Precisamente, en los años 60 y 70 vivieron su mayor época de esplendor con el movimiento hippie. En la actualidad, son las sandalias más demandadas por mujeres de todas las edades y estilos.

¿Cómo limpiar las sandalias?

Limpiar este calzado es muchísimo más sencillo de lo que parece en un principio. Solo necesitas unas pocas cosas que seguro tienes en casa: agua, jabón para cuero, paño, cepillo y cepillo de dientes viejo. El jabón para cuero lo puedes encontrar en cualquier supermercado.

  1. En primer lugar, elimina la suciedad superficial de las sandalias con un cepillo en seco.
  2. Con un paño ligeramente humedecido en agua templada, retira la suciedad más incrustada.
  3. Abre las hebillas de las sandalias y, con ayuda de un cepillo humedecido en agua templada, límpialas.
  4. En un recipiente, mezcla agua y jabón para cuero. Cuando tengas lista la solución, limpia el interior de las sandalias con un cepillo de dientes viejo, prestando especial atención a los detalles.
  5. Con un paño humedecido en agua templada, elimina los restos de producto que hayan quedado.
  6. Y, por último, con un cepillo humedecido en agua templada, limpia la suela de las sandalias.

Una vez hayas terminado de limpiarlas, es importante que las dejes secar antes de volver a ponértelas. Evita colocarlas en un lugar donde les dé la luz directa del sol.

Como puedes comprobar, limpiar las sandalias no es nada complicado. Según cuánto te las pongas, puedes hacerlo cada dos o tres semanas. Y, para eliminar las huellas que se quedan en la plantilla por el sudor, solo tienes que espolvorear bicarbonato y dejarlo actuar durante cinco minutos. Retira los restos con un cepillo de dientes viejo, ¡y listo!


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