el truco casero que no falla

Con el paso del tiempo, es normal que aparezcan manchas amarillas en la almohada porque los fluidos corporales, como la saliva, el sudor o la grasa del cuero cabelludo, van penetrando en ella. Para evitar que la almohada se convierta en un foco de ácaros, hongos y bacterias, es recomendable colocar un protector transpirable e impermeable entre la almohada y la funda. Sin embargo, si no conocías esto y las manchas amarillas ya han hecho acto de aparición, debes saber cómo se eliminan de las almohadas.

¿Cómo eliminar las manchas amarillas de las almohadas?

Lo primero que debes saber es que es fundamental que elimines las manchas amarillas cuanto antes. De no hacerlo, se van a convertir, se van a convertir en el hábitat idóneo para los microorganismos, que pueden traspasar el tejido y afectar a tu salud. Cuanto menos tiempo esperes, mejor. Lo que debes hacer es lo siguiente. Prepara Llena un barreño con agua tibia y añade dos tazas de vinagre de limpieza. Sumerge la almohada y deja que repose durante una hora.

Si esto no da resultado, no te preocupes. Mezcla bicarbonato y vinagre de limpieza, y extiende la pasta por la zonas de la almohada donde hay manchas amarilla. Deja actuar durante media hora y aclara con abundante agua tibia. Después de hacer esto, lo más seguro es que las manchas amarillas hayan desaparecido, pero quizá la almohada no ha quedado completamente blanca como te gustaría.

Pues bien, si se puede lavar, vierte en la lavadora una taza de detergente, una taza de blanqueador casero (tres litros de agua, una taza de agua oxigenada y media taza de juego de limón) y media taza de bórax. Luego, pon en marcha un programa de lavado a 60 grados para eliminar todos los microorganismos. A la hora de secar la almohada, hazlo en un lugar ventilado para que no coja mal olor.

¿Cada cuánto hay que cambiar la almohada?

Cuando se habla de conseguir un buen descanso, en la gran mayoría de casos únicamente se hace alusión al colchón. Pero la almohada también es muy importante, así que debe estar en perfecto estado. De lo contrario, pueden surgir problemas tanto de confort como de higiene.

Si la almohada es de fibra, con el paso del tiempo se va apelmazando, así que conviene cambiarla cada dos o tres años. Si la almohada es viscoelástica, para mantener unas condiciones de higiene óptimas, es recomendable sustituirla por una nueva cada cuatro años.


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