El truco del corcho para acabar para siempre con este problema en el frigorífico

De todos los electrodomésticos que hay en el hogar, el frigorífico es uno de los más importantes. Hace unos días hablamos de la importancia de colocar un rollo de papel higiénico el interior del frigorífico, y hoy es el turno de explicar en qué consiste el truco del corcho. El tapón de corcho es un elemento que tenemos a nuestro alcance, así que todos podemos llevarlo a la práctica de forma muy sencilla.

Cuando abras una botella de vino o de champán, por ejemplo, en lugar de tirar el corcho, guárdalo porque es muy útil para acabar para siempre con un problema muy frecuente en el frigorífico. Es tan fácil como coger un corcho y colocarlo en una de las estanterías.

Si quieres, puedes cortarlo en dos o tres partes, y así colocar los trozos en varias estanterías. Puedes hacer lo mismo en el congelador. Tienes que hacerlo por la noche para que a la mañana siguiente, cuando abras el frigorífico y el congelador, el mal olor haya desaparecido como por arte de magia.

Aunque parezca algo demasiado sencillo, lo cierto es que el truco del corcho en el frigorífico funciona a las mil maravillas. La razón es que el corcho es un material poroso que absorbe los malos olores y la humedad. Además, puedes añadir unas gotas de limón o de aceite de árbol de té para perfumar el interior del electrodoméstico.

¿Cómo evitar los malos olores en el frigorífico?

Pueden estar causados por razones de lo más variadas.

Hay alimentos que de por sí tienen un olor muy fuerte, como ocurre con el ajo, la cebolla y algunos tipo de quesos. Como resulta lógico, los alimentos en mal estado también desprenden un olor desagradable, al igual que cuando no se guardan como es debido.

Es lo que ocurre cuando, por ejemplo, se guarda una lata de atún abierta en el frigorífico en lugar de conservar el contenido de la lata en un tarro de cristal con cierre hermético.

Para mantener el frigorífico limpio, desinfectado y sin malos olores, es recomendable limpiar el interior cada dos o tres semanas. Puedes hacerlo con una solución casera mezclando agua, bicarbonato de sodio y el zumo de medio limón. Para hacerlo más fácil, límpialo antes de ir a hacer la compra, cuando esté casi vacío.

Con un mantenimiento adecuado y poniendo en práctica el truco del corcho, conseguirás que el frigorífico esté siempre reluciente.


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