El truco viral para que el queso no se te estropee nunca

En el mundo existen más de 2.000 variedades de queso, cada una con sus propias características. Se diferencian por su sabor y consistencia, y requieren unas condiciones de temperatura y humedad muy concretas para conservarse en perfecto estado. No hay que olvidar que el queso es un «producto vivo», que continúa su proceso de maduración una vez lo compramos y lo guardamos en casa.

Si se trata de un queso de pasta dura o semidura, la temperatura de conservación debe oscilar entre los 8 y los 12 grados. Mientras, si es uno de corteza blanda, hay que mantenerlo a entre 4 y 8 grados, y si es un queso azul, los expertos recomiendan almacenarlo a entre 2 y 4 grados.

En lo que respecta a la humedad, debe rondar entre el 70% y el 80%. Si es más elevada, con el paso de los días el queso va a acabar cubierto de moho. Por el contrario, si es más baja, tendrá una textura dura y reseca.

Además de cuidar la temperatura y la humedad, existe un truco que se ha hecho viral en redes sociales para que el queso no se estropee. Un truco muy sencillo de llevar a la práctica y que nos va a permitir disfrutar del queso durante mucho tiempo. Los pasos a seguir son los siguientes:

  1. En primer lugar, cortamos el queso en tajadas. Si se trata de un queso redondo y con una forma bien definida, tenemos que cortarlo en porciones triangulares iguales. Para ello, iniciamos el corte desde el centro hacia los bordes con un cuchillo bien afilado. Para evitar que el cuchillo se pegue, lo pasamos por agua caliente antes de hacer el corte y lo secamos con un trapo de algodón limpio.
  2. A continuación, en un recipiente de cristal o de plástico con cierre hermético, colocamos un poco de papel de cocina como base. Mejor utilizar papel de cocina absorbente para que el queso dure en perfecto estado más tiempo.
  3. Y, por último, cerramos el recipiente con la tapa y lo dejamos en la nevera.

Aunque parezca un truco demasiado simple para que dé resultado, lo cierto es que funciona muy bien.

¿El queso se puede congelar?

Congelar el queso no conlleva ningún tipo de riesgo alimentario. Sin embargo, los expertos recomiendan no hacerlo porque pierde aroma y sabor, sobre todo si se trata de un queso fresco. Los curados y semicurados sí se pueden congelar, pero el riesgo de que se desmenucen es alto.


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