El sector turístico se agarra a un clavo ardiendo para sobrevivir hasta que se le dé el portazo definitivo a la pandemia del coronavirus. El balón de oxígeno lo está siendo el viajero residente en España, que en julio pasado superó el número de pernoctaciones que realizó en el mismo mes de 2019, antes de la pandemia, según ha publicado este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE). De hecho, los 14,9 millones de visitantes nacionales de ese mes —frente a los 14,8 millones de hace dos ejercicios— suponen un récord absoluto para cualquier julio desde el inicio de la serie histórica (en 1999). Se trata de un avance muy ligero, del 0,37% respecto a 2019, pero marca un hito para una industria que lleva casi un año y medio inmersa en la peor crisis de su historia.
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Esta es una de las notas positivas de los datos presentados por el INE. Aunque la encuesta esconde una cara menos amable, la de la lenta recuperación del turismo internacional, del que depende gran parte del sector. En julio hubo casi un 39% menos de noches gastadas por extranjeros en los hoteles del país que en el mismo mes de 2019 (las pernoctaciones han pasado de 43,2 millones a 26,4 millones). Solo Ponferrada, Gandía, Albarracín y Viella mejoran ligeramente el dato de hace dos años, pero suponen casos con un peso muy bajo respecto al conjunto del sector. Una explicación de esta gran diferencia entre unos y otros viajeros puede residir en que muchos españoles han optado por quedarse en su país en lugar de viajar al extranjero a lo largo de este verano en el que la pandemia no termina de evaporarse.
Por destinos turísticos, en esta estadística destacan por su mejora en la demanda nacional Torremolinos y Benalmádena, ambas en la provincia de Málaga, que ganaron alrededor de 100.000 noches contratadas por los visitantes residentes en el país. Le siguen a mucha distancia las catalanas Salou y Lloret de Mar (sobre 40.000 pernoctaciones más que en julio de 2019). También ganaron viajeros españoles ciudades como San Sebastián (34.619), Málaga (31.096) y Valencia (28.255). “Hay hoteles que están haciendo mejor verano que en 2019, pero va por zonas. Por ejemplo en el norte de España hay algunos que les ha ido muy bien”, explica Antonio Catalán, presidente de AC Hotels by Marriott.
Si se mira la suma de los viajes de españoles y extranjeros, el buen progreso del turismo nacional no consigue amortiguar el desplome de los foráneos. “Es muy duro. Este país vive del mercado internacional no del nacional”, sostiene un alto directivo de una de las grandes compañías turísticas del país. Así, en el total de las pernoctaciones anotadas, solo quedan algunos puntos turísticos con un bagaje positivo, la mayoría situado en la costa gaditana, zonas de interior y norte de la Península, como ya ocurrió el verano pasado. Tarifa, en la provincia de Cádiz, es la que más noches de turistas ha ganado: 14.204. Le sigue la asturiana Llanes (12.961), Oviedo (4.832) y Cádiz (4.709). Fuentes de Meliá coinciden en que la sonrisa va por barrios, en este caso por zonas del país: “Los destinos más afectados son aquellos con mayor dependencia del cliente internacional, especialmente del mercado británico, que todavía presenta números bajos en relación a 2019, como en el caso de Calvià (Mallorca)”, aseguran.
En el lado opuesto de la tabla, como los puntos turísticos a los que más noches de hotel les queda por recuperar, están las grandes ciudades y esos destinos que siempre gozaban de multitud de visitas de extranjeros. Madrid y Barcelona son las que más sufren: la brecha en julio fue de más de un millón de pernoctaciones. Les siguen Calvià (730.845), Salou (681.093), Benidorm (623.687), Lloret de Mar (555.331) y Adeje (541.379). El sector comercial, con una parte muy vinculada al turismo, también sufre esta falta de llegadas tanto en volumen como en calidad de gasto: “Ha sido un verano marcado por el turismo local, que aunque viaje mucho gasta menos en el destino. Echamos en falta al visitante de largo radio que suele pagar por más servicios en destino”, explican fuentes del sector comercial, que cifran en la mitad el descenso del gasto en comercios de Barcelona y Madrid.
La ocupación se recupera
En cuanto al número de establecimientos abiertos, ocupación media y personal empleado, las cifras muestran una clara mejoría respecto a 2020. Eso sí, existe todavía una brecha considerable respecto a julio de hace dos años, antes del zarpazo del coronavirus. El número estimado de establecimientos abiertos según el INE se sitúa en 14.462, por detrás de los 17.116 de 2019. En la ocupación por habitaciones, julio se ha situado en el 55,7% en el plano nacional, por encima del 38,5% del año pasado, pero a cierta distancia del 74,3% de hace dos ejercicios. Todo ello se traduce en más empleo: a más hoteles activos y más llegada de viajeros, más personal será necesario para atenderles. Así, según el INE, en julio hubo 198.105 trabajadores en los hoteles frente a los 116.950 de 2020 (en 2019 fueron 282.603).
En lo que al precio se refiere, la mejora también se deja sentir. Se trata de otro de los valores que ha conseguido superar la parte más dura de la pandemia. Es decir, al reactivarse parte de la demanda ya no se compite tanto por precio. El índice de tarifas se situó este julio en el 122,42 (siendo base 100 el año 2008), con una mejora de 10 puntos sobre lo anotado en 2020 (112,49) y ligeramente por delante del ejercicio previo a la covid (121,74).
En cambio, si se mira la facturación por habitación disponible (RevPAR), uno de los indicadores más utilizados en el sector al tener en cuenta lo que se ingresa por cada cuarto operativo, la media nacional se situó en 57,15 euros. Es decir, casi duplica el dato de julio de 2020, pero está todavía muy lejos de los 76,97 euros de 2019.
La brecha todavía existente, que deja a buena parte del sector al límite, se debe a la falta de visitantes extranjeros, que sigue muy lejos de los niveles prepandemia y tardará en volver a la normalidad. Una mala noticia, especialmente para las zonas que más dependen de estos turistas (las islas, zonas de la costa mediterránea y las grandes ciudades). Este retroceso también se refleja en los datos publicados este martes por Turespaña sobre las llegadas de pasajeros internacionales por aeropuerto: fueron 4,4 millones de personas en julio, más del doble que hace un año pero casi un 60% menos de las que lo hicieron en ese mismo mes del año previo a la pandemia. Queda mucho camino por recuperar.
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