el último intento de Tamara Falcó por llevar a Íñigo por el buen camino

Tamara Falcó sigue dejando titulares muy llamativos tras su participación en el Congreso Mundial de las Familias en México. La marquesa dio muchísimos detalles hasta ahora desconocidos de cómo era su relación sentimental con Íñigo Onieva, al que definió como un «completo desconocido». Uno de los momentos más anecdóticos fue cuando consiguió llevar a su prometido a una misa conocida como de sanación para confesarse y compartir así con él su profunda convicción católica.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Gtres
Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Gtres

La hija de Isabel Preysler ha relatado como consiguió que su expareja accediera:  «Íbamos los domingos a misa y habíamos conseguido que él empezara a ir a misa. Hasta se confesó». Tamara quiso llevar a Íñigo por el buen camino con las llamadas misas de sanación. ¿En qué consisten? Se trata de una celebración eucarística normal, en la que se hace énfasis en los carismas y dones del Espíritu Santo, a fin de difundir fortaleza física y espiritual a la salud de los fieles. Pueden ser oficiadas por cualquier presbítero y el perfil de asistentes es el de personas que han perdido la salud del espíritu debido a la desesperanza, y las entienden como un último recurso, buscando una solución mágica a los problemas que sufren.

Tamara Falcó en la iglesia / Gtres
Tamara Falcó en la iglesia / Gtres

¿Era esto anterior el caso de Tamara Falcó? Solo lo sabe ella, pero lo cierto es que su ponencia dio lugar a afirmaciones de lo más llamativas. En una de sus frases dejaba entrever que podría llegar a perdonar la infidelidad de Onieva: «Ha sido un despertar espantoso, pero al mismo tiempo pienso en el perdón, pienso en la importancia del perdón». Durante su estancia en México se vio a la socialité muy afectada al narrar sus vivencias: «Estaba muy ilusionada, pero todo cambia radicalmente, ya no cuando salen unas imágenes de mi novio en aquel entonces siendo infiel, caen muchas más cosas, fue un dominó».

Tamara Falcó caminando / Gtres
Tamara Falcó caminando / Gtres

El sentimiento que Íñigo Onieva despierta en Tamara actualmente no es ni mucho menos rencor: «Yo no siento odio hacia él ni aberración, me da pena, me da pena que con todas las cosas maravillosas que hay en la vida, considere que esas son las cosas por las que vive, a mí eso sí que me da pena», argumentó. Pese al enorme chasco sentimental, Tamara tiene claro que su vocación «es el matrimonio» y no va a dejar de perseguir su objetivo hasta alcanzarlo.

El camino de Tamara Falcó en la fe comenzó en verano de 2011, cuando leyó la biblia con atención y se puso a rezar. En ese momento, su padre, Carlos Falcó, se había separado por tercera vez y buscaba una lectura para distraerse en los meses más calurosos. Poco a poco se fue convirtiendo al catolicismo hasta el día de hoy: «Yo buscaba la felicidad; no es que ahora sea enteramente feliz, pero lo soy mucho más que antes. Voy a misa cada día, rezo, tengo una relación con Dios, doy gracias todo el día, desde que me levanto hasta que me acuesto», dijo en 2013. 


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