La Real está obligada a derrotar hoy al Espanyol (Anoeta, 19.30 horas), colista de la clasificación y casi desahuciado, para no terminar de hundirse y pisotear su temporada más ilusionante de la última década. Juega en casa, contra un equipo que suma cinco victorias en 31 partidos y 51 goles en contra, que piensa ya más en la próxima temporada en Segunda. Todo lo que no sea un triunfo de los txuri urdin será una nueva invitación, la definitiva, a pensar que no hay nada que hacer este curso. “El equipo se mata, muere en el campo, pero no es suficiente: tiene que aprender a matar”. Las palabras son de Imanol
Alguacil, que podría aplicar la máxima argentina al envite de hoy: “Matar o morir”.
Esta Real que comenzó la miniliga de 11 partidos en cuarta posición y ambiciones de Champions se puede quedar en el desierto clasificatorio si deja escapar más puntos. Tras el parón, han volado la friolera de 14 de 15 y son ya cuatro las derrotas consecutivas. Una más igualaría el récord negativo desde el ascenso. No se conoce algo así desde 2011. Hace falta evitar los groseros errores que han costado los últimos partidos, que por fin haya un árbitro que no dé una puñalada trapera como los cinco últimos y una terapia psicológica para que vuelva a aflorar la mejor versión de cada jugador, disuelta en los largos días de confinamiento. La mejor enseñanza es la de Dusko
Ivanovic, técnico del Baskonia, tras ganar la ACB: “Puedes pensar que es sufrimiento cualquier cosa que hagas, pero si le das sentido no es sufrimiento, es motivación. Es placer”. El juego de la Real generaba esto último hasta marzo y genera lo primero en junio.
No es más que una mera anécdota, pero los txuri urdin perdieron ayer su plaza europea, aquella que ha defendido con éxito durante tantos meses. El Athletic ganó al Valencia y la Real durmió octava.
Espera a Odegaard
Imanol sabe que este partido es determinante y por eso esperará a su crack hasta hoy. Odegaard se entrenó ayer con un vendaje en su rodilla dañada y el entrenador esperará a saber cuáles son sus sensaciones hoy mismo para incluirle o no en la convocatoria primero y en caso positivo, en el ‘once’ inicial. Tiene dolor y esperará hasta el final, pero la Real le necesita.
En lo que respecta al resto del equipo, el entrenador recupera a un poco inspirado ante el Celta Diego
Llorente, que cumplió en Getafe su partido de sanción. Juegue o no juegue el noruego, lo previsible es que el oriotarra recupere su esquema habitual 4-3-3 y abandone el del lunes en Getafe, donde utilizó tres centrales e hizo debutar a Pacheco. En el caso de que haga descansar a Odegaard, es probable que retrase la posición de Januzaj u Oyarzabal e introduzca un atacante más o dé la primera alternativa de inicio a Roberto López. Es evidente que al entrenador no le tiembla el pulso.
La Real ya le ha ganado dos veces esta temporada (1-3 en Liga y 2-0 en Copa) al rival que le arrebató la opción de ser séptimo hace un año, el Espanyol. Los pericos tienen una desventaja de 10 puntos con respecto a la salvación, que sería de siete a falta de cinco partidos en caso de victoria. Perder hoy es casi una extremaunción. Ha ganado uno de sus últimos siete partidos, el primero tras el parón (2-0 al Alavés) y suma tres derrotas consecutivas.
Con jugadores como Darder, De
Tomás o Calleri no está exentos de calidad, pero ha carecido de personalidad y un estilo definido y fluido durante todo el curso. Debe ser la víctima propiciatoria.
Hoy pasa el último tren de la ilusión por Anoeta. Y la afición de la Real se ha hartado de quedarse tirada en la estación.
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