El último vuelo del rey del acero mexicano


En foto: el empresario mexicano Ancira, en Palma de Mallorca. En vídeo: declaraciones del abogado de Alonso Ancira, el presidente de Altos Hornos. EFE



Todos lo esperaban en Madrid, no en Mallorca. El propietario de Altos Hornos de México, Alonso Ancira, perseguido por la justicia mexicana por una presunta trama de corrupción conectada con el caso Odebrecht, había comprado un vuelo comercial y algunos agentes enviados por la oficina de la Interpol mexicana se encontraban esperándolo en el aeropuerto de Barajas, según información policial a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Pero mientras volaba a Europa, la policía había descubierto su plan secreto: un vuelo privado, procedente de Nueva York, matrícula XA-ASI, estaba a punto de aterrizar en Palma de Mallorca. El empresario fue capturado por agentes del Grupo de Localización de Fugitivos español a su llegada a la isla el martes pasado. Su captura ha supuesto el primer golpe visible del Gobierno mexicano a la versión mexicana del mayor entramado de corrupción de la historia de América Latina.

Ancira está acusado de formar parte de la maraña de sobornos de Odebrecht al que fuera director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya —actualmente prófugo de la justicia mexicana, junto con su hermana Gilda Susana— durante los primeros cuatro años de Gobierno de Peña Nieto. La pieza clave de los tentáculos de la constructora brasileña en México ha sido una lujosa casa en la zona residencial de Las Lomas (Ciudad de México). La edificación, de 1.165 metros cuadrados, fue adquirida por Emilio Lozoya a finales de 2012 con dinero que las autoridades investigan como parte de los sobornos pagados por la firma brasileña, según una investigación de Mexicanos contra la Corrupción. Unos pagos, que según reconoció el directivo de Odebrecht en México, Luis Weyll, alcanzaban los 10 millones de dólares.

Y detrás de estos pagos está, presuntamente, Alonso Ancira. Sobre él pesa una acusación muy similar a la de Lozoya, según las fichas rojas emitidas por la Interpol para ambos. Los dos, además de la hermana de Lozoya, están acusados de adquirir un inmueble con recursos de procedencia ilícita. Según los documentos a los que ha tenido acceso este diario, Emilio Lozoya, Gilda Susana Lozoya —hermana del exdirector de Pemex— y él, crearon un “elaborado esquema destinado a operar recursos ilícitos” para desarrollar “actos de corrupción” relacionados con contratos de la petrolera mexicana a cambio de la entrega de un inmueble. Los hermanos Lozoya están actualmente en paradero desconocido, mientras Ancira enfrenta un proceso de extradición a México en España.

El dueño de Altos Hornos huyó de México, según la información policial, unos días antes de que se hiciera pública su orden de arresto. El historial de vuelo de la aeronave en la que viajó a Mallorca indica que despegó del aeropuerto privado de Toluca (a unos 65 kilómetros de la capital) con destino a Nueva York el pasado 23 de mayo. Dos días después, ese mismo avión salió de Nueva Jersey con destino a Palma de Mallorca, según la información oficial que las autoridades mexicanas le compartieron a sus homólogos en España.

En este avión privado viajaba Ancira junto a cinco pasajeros más. Las autoridades no han investigado cuántos de ellos formaban parte de la tripulación ni si había algún acompañante del empresario mexicano.

El abogado Ismael Oliver, quien defiende en Mallorca a Ancira, ha asegurado que los cargos de blanqueo de capitales contra su cliente responden a “una especie de vendetta” y ha insistido en que no hay argumentos para sostener la detención de su cliente. La acusación, según el abogado, se basa en la compraventa de una petroquímica a la compañía Pemex en 2014. La compra en 2014 por parte de Pemex, entonces dirigida por Lozoya, de una empresa de fertilizantes propiedad de la acerera por unos 500 millones de dólares provocó severas críticas de los especialistas, al tratarse de una planta que llevaba 14 años sin operar y cuyos equipos tenían una antigüedad de tres décadas. “Fue vendida a un sobreprecio que está catalogado como un tema de corrupción”, aseguró el martes pasado el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera del Ejecutivo mexicano, Santiago Nieto. “Fue una operación que pasó los controles de auditoría de Pemex y de AHMSA. Intentar meter a un hombre de 67 años en prisión preventiva durante 40 días es un atropello”, respondió el abogado de Ancira a las puertas del juzgado en España.

La relación de esa petroquímica con la casa de Lozoya en Las Lomas está, según informaron las autoridades mexicanas esta semana, en los movimientos de capital que se hicieron después de aquel acuerdo con el exdirector de Pemex. Un mes después de esta adquisición, Altos Hornos hizo una transferencia de casi cuatro millones de dólares a Grangemouth Trading Company, una empresa offshore con sede en Edimburgo (Escocia) y que servía de instrumento para canalizar los sobornos de la constructora brasileña a la élite política latinoamericana, según confesaron en sede judicial tres altos ejecutivos de la firma. Tras la polémica compra de la empresa de fertilizantes están también altos cargos políticos mexicanos, como el exsecretario de Energía del Gobierno de Peña Nieto, Pedro Joaquín Coldwell, que ha pedido este fin de semana declarar sobre el caso.

El objetivo de Ancira, según las investigaciones de inteligencia, era huir desde Palma de Mallorca de nuevo Estados Unidos, concretamente a Maine. Pero Mallorca fue el último vuelo del empresario. El rey del acero, emblema de la zona industrial del norte de México, que contaba con más de 20.000 empleados a su cargo, ha sido el primero de una lista de políticos y empresarios a quienes la Fiscalía mexicana está investigando, como prueba de que la persecución de los implicados en el caso Odebrecht México acaba de comenzar.


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