El Valencia y el Ayuntamiento de la ciudad afrontaran en las próximas semanas las negociaciones para desencallar los últimos flecos que les separan y firmar un nuevo convenio para reanudar las obras del Nou Mestalla, que llevan casi catorce años paradas.
El club estima que una vez vuelvan las máquinas necesitará algo menos de dos años para acabar el recinto. El ingreso de cerca de ochenta millones de euros para infraestructuras en virtud del acuerdo entre La Liga y el fondo cvc ha sido clave para que el Valencia esté dando estos pasos.
Entre las discrepancias que se mantienen está la del aforo. El consistorio quiere que sea de setenta mil espectadores, tal y como marcaban los anteriores acuerdos, y el club plantea uno de sesenta y seis mil, ampliable en cuatro mil más aunque con la idea de usar ese espacio para una serie de terrazas que darían al terreno de juego.
“Sesenta y seis y cuatro son setenta pero para que la suma se pueda hacer han de ser cosas uniformes”, ha señalado el alcalde Joan Ribó, que ha dicho que deben estudiar la contrapropuesta de convenio que les ha planteado el club.
Otro de los asuntos que aún deben detallar es para qué usos podrá reclamar el consistorio el estadio, además de para grandes eventos de fútbol y atletismo, y en qué condiciones.
En la reunión que mantuvieron este viernes quedó claro que el Valencia acepta no poder vender el terciario del nuevo estadio hasta que no pague el polideportivo que debe construir junto al recinto y el de la parcela del actual Mestalla hasta que no esté acabado el Nou. A cambio, el consistorio mejora la edificabilidad y volumetría de la parcela donde está la actual casa del Valencia.