La imagen del colectivo arbitral en el Reino Unido queda muy dañada tras los fallos en la aplicación de la tecnología en los fueras de juego que perjudicaron a Arsenal y Brighton.
No ha sido la mejor semana para el arbitraje en Inglaterra, que ha surfeado la ola del ridículo. Dos errores graves en la aplicación de la tecnología VAR (Video assistant referees), por fueras de juego mal aplicados, han perjudicado esta última jornada al Arsenal, que perdió dos puntos, frente al Brentford, y también al Brighton, al que se privó igualmente de otro gol legal que le hubiera dado, en Selhurst Park, la victoria ante el Crystal Palace. La situación ha generado quejas y descontento en los clubs y un clima de nerviosismo inusual alrededor del organismo arbitral, que, al menos, ha entonado el ‘excuse me’, pidiendo perdón a los clubs perjudicados.
Ante el tamaño de los fallos humanos por los árbitros encargados de la aplicación tecnológica, el jefe de los árbitros ingleses, Howard Webb, ha tenido la dignidad de pedir esta vez disculpas públicas, tras un fin de semana perjudicial y catastrófico para la imagen del colectivo arbitral inglés, sobre el que pesan críticas por falta de preparación. Webb tuvo que ponerse en contacto con Brighton y Arsenal para reconocer y explicar los errores, que ha calificado de “significativos”. Al colectivo arbitral inglés al menos no le ha faltado ‘clase’ y saber estar.
El primer fallo se produjo en el empate 1-1 entre el Arsenal y el Brentford, jugado en el Emirates de Londres. El VAR no dictaminó un fuera de juego claro del mediocampista del Brentford Christian Nørgaard, en la acción previa del gol del empate de Ivan Toney. Igualmente, al defensa del Brighton Pervis Estupiñán se le negó el primer gol en Selhurst Park después de que se interpretara un fuera de juego que no existía. Se descubrió que el árbitro del VAR, John Brooks, tomó su decisión en base a una línea de fuera de juego mal trazada, que habilitaba el gol del Brighton. El partido terminó en empate, con los ‘seagulls’ perdiendo dos puntos muy valiosos en su búsqueda de lograr un soñado puesto europeo.
Por la trascendencia de los resultados y sus posibles consecuencias en el campeonato, ambos casos centran, de nuevo, la polémica sobre el uso de la tecnología, y en la interpretación humana al usarla, lo cual, como se denuncia en Inglaterra, tiene que ver con bastante falta de preparación y árbitros que no dan el nivel. En esta ocasión, la sustitución de John Brooks como VAR, el lunes en el ‘derby’ de Merseyside, y del partido de hoy miércoles entre el Arsenal y el Manchester City, ha sido una manera rápida de tapar la crisis. Lo único bueno del conflicto es que el Professional Game Match Officials Limited (PGMOL) y Howard Webb, como su cabeza visible, han admitido que se han abierto grietas en el uso del VAR, gesto que expresa una voluntad loable de autocrítica para abrir una nueva etapa, con un mayor y exigible rigor