Por milímetros. Así fue la acción que decantó anoche el partido en Heliópolis. Tras el paso por los vestuarios, la Real no salió con la chispa mostrada en el primer acto y pecó de endeblez. Tello encaró a Gorosabel para sacar un centro tocado que envió a la red Sanabria, que acaba de ingresar en el Villamarín. Gritos y saltos verdiblancos. La jueza de línea levanta el banderín y pita fuera de juego del paraguayo. Imposible de asegurar para el ojo humano, y también para la tecnología.
Estrada
Fernández, colegiado del encuentro, se llevó la mano al oído en señal inequívoca de que la jugada estaba siendo revisada por Iglesias
Villanueva. Como en el colegio, tocó sacar la escuadra y el cartabón para tratar de tirar líneas invisibles. Mientras, en el césped comenzaban las discusiones. Oyarzabal pedía falta previa de Canales a Silva antes del que el balón acabara en Tello. Joaquín, por su parte, tenía claro que el gol era legal e instaba a Estrada Fernández a darlo inmediatamente. En medio, el colegiado, con el dedo en el oído sin poder escuchar la resolución de la jugada con tanto murmullo. Tras varios minutos de espera, esta vez el VAR echó una mano a la Real.
La tecnología señaló que Sanabria estaba adelantado ligeramente antes de superar a Remiro. Gritos verdiblancos de nuevo, inconformes con la decisión tomada por el videoarbitraje. Con el juego ya reanudado, llegó la repetición a las pantallas. El VAR, que tiró unas líneas casi invisibles en una imagen nítida y borrosa, decretó que el hombro de Sanabria estaba en posición antirreglamentaria pese a que el talón de Aritz parecía, al menos con las imágenes en la mano, a la misma altura que el cuerpo del paraguayo. Incluso con la imagen encima de la mesa, es imposible argumentar que el gol del Betis, el del 1-1, fuese ilegal. “Hay veces que los árbitros se equivocan, pero hoy creo que han acertado”, dio su opinión Imanol en rueda de prensa.
Camiseta rota sin penalti
Los jugadores verdiblancos protestaron la segunda jugada polémica con más ahínco que la primera. Tras anular un gol dudoso 15 minutos antes, Sevilla entera clamó penalti de Le
Normand, que con su agarrón rompió parte de la camiseta de Sanabria, que intentó rematar sin suerte. La jugada continuó en medio de los aspavientos del paraguayo.
Cuando el balón salió del terreno de juego, mano al oído de nuevo. Iglesias
Villanueva recomendó al colegiado principal del encuentro desde Las Rozas que fuera a ver la jugada. Tras varias repeticiones, Estrada
Fernández no vio acción punible de pena máxima para llevar a la desesperación a los béticos. Lo consideraría un forcejeo.
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