Se había demorado, y hasta su maltrecho estado físico -a raíz de una reciente fascitis plantar-, preocupaba. Pero, firme y con su vigor y autoridad habituales, se puede decir Joel Embiid, el de verdad, ya está aquí. El pívot disfrutó de su mejor partido de la temporada en el autoritario triunfo de los Philadelphia 76ers en casa contra los Atlanta Hawks (121-106), rebasando por primera vez los 40 puntos con 42, completando su tercer doble-doble consecutivo con 10 rebotes y con una gran serie de tiro, con un 14/25 en lanzamientos, además de 6 asistencias, 2 robos y 2 tapones.
Los triples siguen siendo su punto flaco (1/6), pero los Sixers agradecen que Embiid vuelva a ser él en medio de la irregularidad en la que se encuentran atrapados en este inicio de curso, ahora sí, ahora no. Esta vez, se vieron a los Sixers que se esperan con una respuesta contundente contra el mismo rival que les había ganado en el partido anterior, dominando con amplias ventajas ya al descanso (67-51). Necesitarán más regularidad para abandonar el balance negativo que les compaña desde principio de temporada, ahora novenos en el Este con 6-7, mientras los Hawks son cuartos con 8-5.
‘Philly’ también se vio complacido por el regreso del Tyrese Maxey de esta temporada. Tras dos partidos discretos con 15 y 11 tantos, el explosivo base se volvió a acercar a los 30 con 26, con un 10/18 en lanzamientos, además de 9 asistencias, faceta en la que crece cada vez más Maxey, que se entendió muy bien con Embiid. Tobias Harris, otro que sigue creciendo en cuanto a mantener un mismo alto nivel, se apuntó 21 tantos.
En Atlanta, los líderes anotadores fueron como viene siendo habitual el dúo de su potente ‘backcourt’, Trae Young (27 puntos) y Dejounte Murray (23). Al equipo de Nate McMillan le penalizó, entre otras carencias, su falta de acierto en el perímetro, con un escaso 25%. Pero su situación sigue siendo buena al contrario que la de unos Sixers que no pueden bajar la guardia, pues un sólido candidato al anillo no admite tal irregularidad.