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El veredicto de abuso sexual arroja dudas sobre la idoneidad de Trump como candidato en 2024

EL PAÍS


Donald Trump, candidato republicano a la Casa Blanca en 2024, el 27 de abril en un mitin en Manchester (New Hamsphire).Charles Krupa (AP)

Un día después de haber sido declarado culpable de abuso sexual, y condenado a pagar cinco millones de dólares a la víctima, Donald Trump tiene previsto aprovechar las cámaras de televisión en horario estelar para recuperar uno de sus avatares, el de estrella de la telerrealidad. El candidato republicano a la Casa Blanca en 2024 mejor situado comparecerá en la noche de este miércoles en un programa especial de la cadena de información continua CNN, con público, lo que le permitirá responder al veredicto del jurado. Pero también, sobre todo, hacer campaña, dada su habilidad para transformar los reveses judiciales en donaciones y porcentajes de popularidad. Así lo hizo en abril, tras ser imputado de 34 cargos por comprar el silencio de una actriz porno. Su estrategia funcionó, no solo en lo tocante al récord de donaciones para su campaña: en la última encuesta publicada, el pasado fin de semana, Trump aventajaba al presidente Joe Biden de cara a las presidenciales de 2024, con un 44% de apoyos frente al 37% del demócrata.

Pero al amparo de los focos, en los pasillos y corrillos republicanos, la idoneidad de Trump como candidato en 2024 no parece tan clara. El dilema sobre si las causas judiciales le pueden perjudicar o, al contrario, alimentar su victimismo para cosechar aún más adhesiones, está servido desde hace tiempo, y atizado ahora por el veredicto de abuso sexual. Una tercera derivada, más discreta, se dirime sobre todo en el sector más moderado del partido: si la presencia de un líder manchado ―tiene otras causas pendientes, además de los dos casos por los que ha sido condenado― no acabará también contaminando al viejo partido, o a menos al viejo aparato que siempre ha criticado las estridencias del magnate.

Estar en la cresta de la ola siempre ha sido consustancial a Trump, pero la especificidad del último fallo, que le hace responsable de abuso sexual, introduce un nuevo factor, sobre todo de cara a las hipotéticas votantes. Si en abril todos sus correligionarios cerraron filas en torno a Trump, secundando su queja de ser víctima de una “caza de brujas política”, resulta más difícil verlo ante una agresión sexual, un asunto especialmente sensible para las votantes. Algunos recuerdan hoy un sondeo de noviembre de 2017 sobre una serie de acusaciones de acoso sexual, sin relación entre ellas, contra Trump: los encuestados contestaron mayoritariamente (61% frente al 33%) que debería ser sometido a juicio político y destituido de su cargo si se demostraran los hechos. Incluso el 28% de los republicanos estaba de acuerdo. El apoyo a su imputación fue superior al mostrado con ocasión de los dos impeachments, o juicio político, a que fue sometido, y de los que salió indemne. Para los republicanos, averiguar si esas cifras siguen vigentes, o incluso han ido al alza tras el veredicto de abuso sexual, resulta determinante ahora.

Trump insiste en incluir el caso de agresión sexual contra la escritora E. Jean Carroll en la misma “caza de brujas”, alegando que un conocido donante del Partido Demócrata está supuestamente detrás de la denuncia de la mujer. Trump amplía la sospecha a críticos como el abogado conservador George Conway, uno de esos conservadores recalcitrantes y fieles a las esencias tradicionales del partido. Conway, de hecho, no pudo ocultar la opinión que le merece Trump al tuitear este lunes, tras conocerse el veredicto del jurado: “Dios bendiga a E. Jean Carroll. Y felicidades a Roberta Kaplan y su equipo [de abogados de la acusación] por un trabajo bien hecho”.

La caza de brujas, consideran algunos analistas, puede ser una etiqueta que funcione para los procesos por fraude fiscal de su compañía, alguno de ellos con condena en firme; el intento de pucherazo en Georgia en 2020, la retención de documentos confidenciales en su mansión de Florida o, en fin, su papel instigador del asalto al Capitolio en enero de 2021. En todos ellos, la mayoría republicana ha cerrado filas. Pero la delicada naturaleza de la agresión sexual ha impreso una cautela adicional a los republicanos, que en su mayoría declinaron hacer comentarios o dijeron no conocer a fondo el caso.

Muy pocas voces condenaron este lunes al expresidente. El primero fue el exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson, rival suyo en las primarias republicanas: “El veredicto del jurado debe ser tratado con seriedad y es otro ejemplo del comportamiento indefendible de Donald Trump”. El número dos de los republicanos en el Senado, John Thune, apuntó que el veredicto del caso sexual debería hacer replantearse al partido sus posibilidades en 2024. “Creo que va a haber un ruido de tambores continuo durante los próximos dos años mientras [Trump] sea candidato”, dijo Thune. “La gente va a tener que decidir si eso es un factor. Para muchos votantes, lo será”. El senador por Texas John Cornyn fue aún más claro: “No creo que pueda salir elegido” en 2024.

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SuscríbeteEl voto de las mujeres, en juego

Solo el senador por Florida Marco Rubio echó un capote a Trump. “El jurado es una broma. Todo el caso es una broma”, lamentó. El que fuera número dos de Trump en la Casa Blanca, Mike Pence, se escabulló como pudo al ser preguntado sobre la idoneidad del magnate como candidato a la reelección. “Creo que es una cuestión que corresponde responder al pueblo estadounidense”, dijo el lunes por la noche en una entrevista en NBC News. El cálculo del silencio alcanza especialmente al gobernador de Florida, Ron DeSantis, que ha evitado criticar a Trump mientras prepara el lanzamiento de su campaña a la presidencia. Entre los republicanos más relevantes, parece imperar la consigna de evitar sacudir el avispero.

De cara a los potenciales votantes, los asesores de Trump ven difícil atraer a mujeres tituladas universitarias ―la adhesión de los segmentos inferiores ha sido hasta ahora más clara―, y el veredicto de Nueva York puede dificultar aún más la cosecha. El dato preocupante es que Trump acumula un creciente rezago entre las votantes. En la encuesta citada, del Washington Post y ABC News, el 44% de las mujeres prefirieron a Biden, frente al 41% a favor de Trump, mientras que entre los hombres el resultado fue el contrario: un 48% para Trump y un 31% para Biden. La brecha de género fue similar en la pregunta sobre un hipotético enfrentamiento de Biden y DeSantis.

“Casi todos han tomado una decisión sobre Donald Trump, y algunos republicanos están absolutamente decididos a ignorar absolutamente todo lo que diga o haga, sin importar cuán atroz sea”, dijo el consultor y encuestador republicano Frank Luntz al diario The Washington Post. “Donde esto entra en juego y donde es importante es en un grupo swing [oscilante] crítico: mujeres con hijos en áreas suburbanas que son económicamente conservadoras y socialmente moderadas, pero no sabrás nada de ellas hasta noviembre”, añadió. En 2020, Trump perdió el colegio electoral, entre otros factores, por el voto femenino.

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