¿Quién le iba a decir a César, el chico al que Ziganda hizo debutar con el primer equipo de Osasuna en febrero de 2007 durante un partido de Copa contra el Getafe, que en 2021 levantaría la Champions League portando el brazalete de capitán y siendo toda una leyenda del Chelsea?
La historia de ‘Azpi’ es de las que gustan. Futbolista terrenal, sin demasiados adornos ni motivos de comentario que no sean el dejarse la piel en campo. Formado en Tajonar, la casa de Osasuna en la que cientos de niños sueñan con llegar a pisar El Sadar vestidos de rojillo. Buen tipo según dicen los que lo conocen bien, disciplinado como pocos sobre el verde y sencillo fuera de él.
“Azpilicueta es un tipo de jugador que me gusta mucho. Creo que un equipo con once Azpilicuetas podríamos ganar la Liga de Campeones, porque el fútbol no es una cuestión sólo de talento”, dijo en su día de él José Mourinho, entonces entrenando al navarro en este Chelsea con el que este sábado, un Azpilicueta pero capitán, ha aportado su granazo de arena para levantar la ‘orejona’.
Su actuación durante la final ante el Manchester City refleja a la perfección lo que es Azpilicueta. Brilló Kanté, marcó Havertz pero sin él ni una cosa ni la otra hubiese alcanzado para conquistar el título. Ya no solo porque fuese más que determinante en más de una acción defensiva, sino también por multitud de intangibles que hicieron que el rumbo del encuentro fuese el que fue y no el contrario.
Desde que debutó con el primer equipo de Osasuna para dejar de ser solo un canterano rojillo a la conquista de la ‘orejona’ han pasado 5.204. Eso es lo que ha durado el viaje de ‘Azpi’ desde Tajonar a la gloria de la Champions. Y a la vuelta de la esquina está una Eurocopa en la que defenderá la camiseta de la Selección. ¡Oh, capitán, cómo te lo mereces!
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