El viaje de una pera: por qué hay alimentos que hacen miles de kilómetros antes de llegar al supermercado


Que si dejar de fumar, que si aprender un idioma, que si apuntarse al gimnasio… Los propósitos de Año Nuevo suelen ser pequeños gestos para mejorar algún aspecto de nuestra vida: estar más saludables, tener mejor forma física, poder viajar más… Pero, ¿qué te parecería si a este 2020 sumamos un propósito para intentar mejorar el planeta?

En 2019 se ha hablado mucho de medio ambiente y de cambio climático. Aquello que parecía un peligro para dentro de cientos de años, se ha convertido en una amenaza urgente. Y entre los temas más preocupantes vinculados al medio ambiente está el cerco al consumo de plásticos. Su lento proceso de degradación —se estima que algunos plásticos tardan cientos de años en desaparecer de la naturaleza— y su fácil dispersión los han convertido en una amenaza para las costas, mares, océanos y para todos los animales que habitan en ellos. Y lo que es peor: seguimos utilizándolos, y deshaciéndonos de ellos, a diario.

Por si quieres proponerte para 2020 utilizar muchos menos plásticos, te dejamos 12 gestos para ir incorporando, mes a mes, a tu vida diaria.

ENERO: A la compra con tupper y tarros

Normalmente, cuando vas al supermercado a por algo de comer como unas piezas de fruta, bollería, carne o pescado, esta acaba en un envoltorio o pequeña bolsa de plástico que a su vez acaba dentro de otra bolsa. Eso, suponiendo que el producto no vaya de por sí sobreenvasado: envuelto y sobre una bandeja de poliespán envuelta en papel film. Este enero, puedes proponerte evitar todos esos plásticos cuya vida termina nada más llegar a casa y colocar la comida en el frigorífico y el frutero. ¿Cómo? Yendo a la compra con tuppers, tarros y varias bolsas o mallas pequeñas de tela, e intentando comprar a granel.

En los supermercados no suelen poner ningún tipo de pega a que el carnicero o pescadero guarde el producto directamente en un tupper —mucho menos en tiendas de barrio y establecimientos especializados en productos a granel— y, tal y como contaba a Verne el plasticariano Javier Barrios, socio de la cooperativa online Sin Plástico, una vez que te acostumbras es mucho más cómodo: al llegar a casa ya tendrás todo en recipientes, listo para guardar en la nevera. Además, puedes intentar hacer parte de tu compra en tiendas de productos a granel. No solo podrás comprar la cantidad exacta de legumbres (o pasta, o café, o fruta…) que necesites, sino que además evitarás tener que tirar bandejas o envases de plástico extra. Actualmente hay tiendas a granel, incluso de productos de limpieza, en prácticamente todas las provincias españolas.

FEBRERO: Aprende el código plasticariano

El objetivo de reducir el consumo de plásticos es ser más sostenibles. No se trata de tirar todos los plásticos que tengamos en casa ni de dejar de utilizar todos los artículos hechos con plástico —como el teclado del ordenador, por ejemplo—, sino de generar el mínimo de residuos posibles. Es mucho más sostenible, por ejemplo, seguir utilizando el bidón de agua de la bicicleta hasta que acabe su vida útil que tirarlo solo porque esté hecho de plástico. Para diferenciar los plásticos reutilizables de los que no, este febrero puedes proponerte aprender el código de los plásticos.

Todos los plásticos están marcados con un pequeño triángulo en el cual aparece un número, del uno al siete. Ese número indica si el plástico es reciclable o no lo es, y si podemos reutilizarlo. Por ejemplo, los marcados con número del 1 al 6 (botellas de plástico, yogures…) pueden tirarse al cubo amarillo, y los indicados con el siete (maceteros de plástico, juguetes…), no. Además, los de tipo 2 (la mayoría de botes de detergente o lejía, por ejemplo) o 4 (bolsas de plástico) son reutilizables, así que pueden tener una segunda vida. Puedes aprender más sobre ellos en este reportaje de Materia, la sección de ciencia de EL PAÍS, con 80 dudas sobre plásticos reciclables. También en esta guía de tipos de envases de Ecoembes o en este videotutorial.

MARZO: Lleva siempre una bolsa de tela

Al acudir a hacer la compra con tuppers y bolsas preparados de casa, las únicas bolsas de plástico que habrá que comprar serán, por lo general, las de compras imprevistas: la minicompra antes de llegar a casa porque falta algo para la cena, un capricho al pasar por delante de una tienda… Para solucionarlo, la propuesta de marzo es sencilla: lleva siempre encima una bolsa de tela.

Las bolsas de tela arrugadas no ocupan apenas espacio y pueden llevarse en un bolsillo del abrigo, en una mochila, un bolso… o incluso utilizarla como uno. Tal y como contaba la periodista de EL PAÍS Patricia Gosálvez en su diario de una semana sin plásticos, una de las claves para no tener que recurrir a envases innecesarios es la organización y la anticipación. Y llevar siempre una bolsa encima es una forma de anticiparse.

ABRIL: Come en el trabajo sin plástico

En el trabajo, valga la redundancia, hay mucho trabajo por hacer en cuanto a dejar de utilizar plásticos desechables. En primer lugar, los cubiertos de usar y tirar y los pequeños palitos para remover el café que suele haber disponibles en muchas oficinas son muy difíciles de reciclar, como habrás descubierto en febrero, tras aprender el código plasticariano. Puedes evitarlos trayendo tus propios cubiertos de aluminio, cuchara para el café incluida.

Según el diario británico The Guardian, en el mundo se compraban, en 2017, 1.440 millones de botellas de plástico al día. Evitar ser uno de esos compradores de botellas es tan sencillo como tener una botella reutilizable (las hay de cristal, de aluminio…) en el trabajo que puedas rellenar de una fuente o grifo. Para llevar alimentos o tuppers envueltos, se puede recurrir a telas enceradas reutilizables y, si bebes café y la máquina solo ofrece vasos de plástico, puedes traer tu termo de casa o comprobar si la máquina tiene la opción “sin vaso”. En ese caso, lo que hay que traer de casa es una taza.

MAYO: Céntrate en tu ropa

En mayo comienza el calor y con él el ritual del cambio de armario: la ropa de abrigo pasa al banquillo y las camisetas de manga corta pasan al conjunto titular. Y, en este proceso, tal vez tires o compres algo de ropa. Es buen momento para pararse a pensar en la composición plástica de tus prendas.

En su artículo “20 formas de reducir el plástico en tu rutina”, el blog del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) explica que la ropa fabricada con tejidos sintéticos “libera diminutos microplásticos que terminan en nuestro océano y en nuestros pulmones. Incluso las alfombras sintéticas liberan este tipo de partículas”. Al comprar nuevas prendas, procura que estén hechas con tejidos naturales y, si vas a deshacerte de lo que ya no te pongas, puedes plantearte donarlo o incluso repararlo, si tiene algún desperfecto.

JUNIO: Higiene personal sin plásticos

El cuarto de baño es una de las habitaciones del hogar que, por lo general, concentra más plásticos en menos espacio: están los botes de gel, champú y jabón de manos, los cepillos de dientes, los bastoncitos, las cuchillas de afeitar, los botes y tubos de cremas, los productos para la regla y sus envases, la esponja, etcétera. Junio puede ser el mes en el que vayas planteando cómo sustituir todos estos plásticos por otras alternativas cuando acaben su vida útil. Aquí van algunas ideas:

– Cepillo de dientes: puede sustituirse por uno de bambú con cerdas naturales.

– Champú, gel y cremas: muchas tiendas de cosmética tienen a la venta productos conocidos como naked (desnudos), que van en formato pastilla y sin envase. Hay desde jabón a champú, y también cremas hidratantes. Algunas tiendas de productos a granel también venden champús y geles a granel, para rellenar los envases ya utilizados.

– Bastoncitos: hay bastoncitos con el palito de cartón, a la venta en muchos supermercados o, para los que prefieran una alternativa que no genere desperdicios, bastoncitos lavables y reutilizables a la venta en tiendas online especializadas.

– Desodorante: puede sustituirse por alumbre (en barra o en polvo) o por un desodorante con base de manteca en pastilla.

– Cuchillas de afeitar: se puede optar por maquinillas o cuchillas reutilizables.

– Productos para la menstruación: hay alternativas ecológicas y reutilizables, como la copa menstrual, las braguitas que absorben el flujo, las compresas de tela lavables…

– Esponja: puedes sustituirla por una natural o, si utilizas una pastilla de jabón, dejar de usarla.

JULIO: Usa una botella reutilizable

Comprar una botella de agua de plástico cada vez que ataque la sed supone generar una cantidad ingente de residuos al cabo de un año —puedes comprobarlo con este contador de plásticos de Greenpeace—. Puesto que julio es el mes en el que aprieta el calor (y tal vez comiencen las vacaciones), puedes proponerte que la botella de agua reutilizable del trabajo no se quede siempre descansando en tu mesa.

Comprar un botellín de agua en la calle no supone solo generar unos desperdicios innecesarios sino que, además, es muy probable que acabe en una papelera común y no en un cubo de reciclaje. La mayoría de localidades españolas cuentan con multitud de fuentes públicas en las que rellenar tu botella reutilizable —la web DrinkingWater tiene mapeadas las de muchas ciudades— o incluso beber del grifo si se te ha olvidado. Para llevar la botella, puedes recurrir a una bolsa de tela y así evitas que se te olvide en casa.

AGOSTO: Sé el rey de las fiestas sin plásticos

Uno de los movimientos que algunos países están realizando contra el uso de los plásticos desechables es la prohibición de las pajitas. Los países de la Unión Europea se han fijado 2021 como fecha límite para su desaparición, y al mismo compromiso se han unido urbes como Ciudad de México. En Europa, según datos de Greenpeace de 2018, se venden cada año 36.500 millones de pajitas, que se estima que tardan entre 200 y 500 años en degradarse. Agosto, mes de las fiestas de pueblo, puede ser buen momento para dejar de usarlas.

Actualmente ya pueden encontrarse pajitas de cartón en muchos establecimientos pero, para evitar crear más desperdicios, también pueden sustituirse por una reutilizable de aluminio. Y en las fiestas en casa, se debe evitar el uso de globos, muy peligrosos para la vida marina, y de adornos desechables.

SEPTIEMBRE: Piensa en pequeño y evita los microplásticos

Los microplásticos son pequeños fragmentos de plástico de menos de cinco milímetros. Algunos aparecen en el proceso de descomposición o rotura de envases más grandes, pero otros, como es el caso de las partículas que contienen muchas cremas o dentríficos, son así de pequeños desde su fabricación. Conviene evitarlos no solo porque son imposibles de reciclar, sino también por sus efectos en la salud de los humanos que son, por el momento, muy poco conocidos.

Sustituir los productos de higiene y belleza con microplásticos por otros que no los contengan es sencillo. Incluso si se busca algún producto con efecto exfoliante, tal y como explica el blog del Plan de Desarrollo de Naciones Unidas, “es posible encontrar alternativas como productos con sal marina y exfoliantes a base de plantas, como semillas trituradas de albaricoque y cáscara de coco”.

OCTUBRE: Cambia plásticos por vidrio o cartón

Es posible que incluso haciendo la compra con tuppers y tarros, haya plásticos de los que no te hayas podido librar. Este mes, puedes dedicarlo a buscar alternativas. Muchos productos que tradicionalmente compramos en envases de plástico las tienen: por ejemplo, el aceite puede encontrarse en botellas de cristal o latas de aluminio, la leche en botellas de cristal…

En caso de no encontrar algún producto con un envase sin plástico, puedes investigar si alguna tienda de tu localidad los vende a granel. Y, en caso de no encontrar ninguna alternativa, el plasticariano Javier Barrios recomendaba a Verne envases grandes (una garrafa de aceite de cinco litros, por ejemplo) en vez de varios pequeños.

NOVIEMBRE: Haz tus labores de limpieza más sostenibles

Las tareas de limpieza también suelen suponer que, a lo largo del año, decenas de plásticos acaben en la basura: botes de friegaplatos, detergente y friegasuelos, bayetas desechables, estropajos, bolsas de basura, etcétera. La mayoría de estos productos tienen alternativas sin plástico, y noviembre puede ser un buen mes para ir planteando el cambio a algunas de ellas cuando llegue el momento de sustituir los productos de limpieza del hogar. Por ejemplo:

– Friegaplatos: existen tanto en pastilla como en escamas de jabón que, además, pueden diluirse en agua para utilizarlos en formato líquido.

– Detergente: los formatos en polvo suelen utilizar envases de cartón.

– Friegasuelos: al igual que otros muchos productos de limpieza, puede encontrarse a granel en tiendas especializadas. Recuerda conservar tu antiguo envase para rellenarlo.

– Bayetas desechables: pueden sustituirse por una reutilizable de fibras vegetales o por paños lavables.

– Estropajo: existen alternativas de procedencia vegetal, como la luffa, los cepillos de fibras vegetales o los estropajos de coco; y de cobre o acero inoxidable. También los de estopa o yute de toda la vida, que venden en rollos en ferreterías. Así, además, evitamos que lleguen a casa sobreenvasados.

– Bolsas de basura: por el momento, tienen difícil sustituto, aunqueen muchos blogs de plasticarianos recomiendan crearlas con otros desperdicios, por ejemplo, haciendo sobres o paquetes con folletos publicitarios de papel.

DICIEMBRE: No puedes cambiar el mundo, pero sí a los de tu alrededor

Ni siguiendo al pie de la letra todos estos consejos el planeta se va a volver sostenible, pero es un primer paso tanto para generar menos residuos como para crear conciencia de ello. En ti, y en los demás: habla con tu camarero de confianza para que dejen de servir pajitas de plástico o comida para llevar en envases plásticos desechables; comenta al frutero que sería mejor evitar la fruta envasada, pide en tu empresa que cambien los cubiertos de plástico por otros reutilizables… E intenta que, el año que viene, más compañeros, amigos y familiares se animen a seguir estos 12 gestos.

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