La pandemia no ha acabado con el impulso de las empresas y las administraciones públicas hacia la economía circular: todo lo contrario. El brutal impacto de la covid-19 ha dejado en evidencia diferentes aspectos de los procesos productivos y acelerado los planes para cambiarlos. Es una de las conclusiones a las que han llegado los expertos que han participado este viernes en el evento La revolución verde: el camino hacia la economía circular, organizado por EL PAÍS e Iberdrola con la colaboración de HP dentro del Proyecto Zero, un ciclo que busca analizar e impulsar el avance hacia la descarbonización energética y contribuir a poner freno a la crisis climática.La crisis de abastecimiento, sobre todo de material sanitario, durante las primeras semanas de la pandemia puso el foco sobre la fragilidad de las cadenas globales de suministro ante una situación de crisis y la necesidad de hacer cosas con los recursos a mano, justo uno de los focos de la economía circular. “Quizás la señal de 2020 era que nos teníamos que poner las pilas”, ha apuntado Nicola Cerantola, director de la empresa Ecologing, especializada en diseño y emprendimiento verde. “Ha acelerado un cambio que era muy lento y con mucha inercia”. “Es evidente que, aunque al principio todo se paró, a nivel español y europeo la crisis no solo ha parado las iniciativas, sino que las está acelerando”, ha considerado David Ortega, director de Relaciones Institucionales de HP.Y esto no termina aquí, gracias a las iniciativas de los poderes públicos, en especial de la Unión Europea. “La economía verde se ha visto reforzada, porque de lo que hablamos es de la competitividad futura en Europa”, ha explicado Valentín Aldaya, director de Sostenibilidad de Ferrovial y presidente del Grupo Español de Crecimiento Verde (GECV). “Porque del fondo de recuperación económica [aprobado esta semana] un 35% está enfocado a temas de economía verde ya previstos, y el 65% restante no puede menoscabarla”. “Yo creo que el futuro se va a acelerar”, ha pronosticado Emilio Tejedor, responsable de Medio Ambiente de Iberdrola. “Los objetivos que se están planteando son cada vez más sólidos. Creo que el compromiso de Europa con la economía verde es inapelable, que somos los líderes mundiales y creo que estamos sirviendo de ejemplo de transición”.Usar en lugar de consumir“Durante estos tiempos de crisis, conceptos como la resiliencia han tenido mucho que ver”, ha apuntado Megan Morikawa, directora de sostenibilidad del grupo Iberostar. “Un propósito empresarial de llevar una economía circular es una guía de como asegurar el futuro”.Pero este avance no se puede quedar ahí por si solo. Hay que ser conscientes de que va a requerir sacrificios para todos. “Sería ingenuo pensar que la transición no va a doler”, ha considerado Cerantola. “Tenemos que aprender a usar elementos en lugar de consumirlos”, ha indicado Gonzalo Muñoz, representante de alto nivel (High Level Champion) de los compromisos adquiridos durante la cumbre del clima de Madrid del pasado año. Pero como ha apuntado Alfred Vernis, profesor en el Departamento de Dirección General y Estrategia en ESADE, ese esfuerzo y sacrificio no puede recaer sobre todas las partes por igual. “El consumidor, en un porcentaje importante, es consciente, pero la presión y la responsabilidad ha de venir de las grandes empresas, no podemos pedirle a alguien que llega cansado a casa que se ponga a pensar en estos problemas”.El escenario de todos estos cambios está por todas partes, pero las ciudades, punto de encuentro de empresas y consumidores, son un foco primordial. “Hay ciudades que educan”, ha indicado el alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza. El evento acogió varios ejemplos. Austin, la capital y principal ciudad universitaria de Texas (EE UU), se impuso un objetivo de reducir un 90% la cantidad de basura que va a los vertederos e incineradores de la ciudad para 2040. “Tenemos muchas cervecerías, que generan mucho material sobrante”, ha explicado Natalie Betts, responsable del programa. “Generalmente va destinado a forraje, hablamos con nuestros emprendedores y les dijimos: qué podéis hacer con esto”. “Es necesario que las ciudades participemos en redes”, ha apuntado Raquel Sánchez, alcaldesa de Gavà (Barcelona). “Que haya representantes del mundo económico, empresarial y científico, porque está claro que avanzando individualmente no podríamos”.
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