El Dakar es mágico. Paseando por el vivac ves la cara de sufrimiento de todos. De los pilotos de motos, que recorrieron hace un par de días cientos de kilómetros por carretera bajo la lluvia tras la etapa. Barreda dijo que estaba “tiritando” y no sabía si tenía fiebre. O a los pilotos Original, arreglando sus vehículos de noche con el cansancio acumulado, sin perder la sonrisa.
También lo ves en los cracks. Carlos Sainz no dudó en tirar un posible triunfo de especial y parar, desmontar con sus manos las piezas de su coche para dárselas a Ekström, quedándose tirado en el desierto a la espera del camión para ayudar a su compañero. Y por la noche, como uno más, durmió en un saco de dormir en una carpa de Al Duwadimi.
La etapa 7 fue reconvertida a una especie de ‘etapa maratón’, y por tanto, Carlos, Laia Sanz y la mayoría de pilotos de moto durmieron uno al lado del otro en saco de dormir. Otros lo hicieron en tienda de campaña, como Loeb, quien sufrió durante un rato al no entender cómo montarla. “Un pensamiento para todos los voluntarios o competidores que experimentan esto cada noche después de días largos. Respeto, caballeros”, dijo la estrella francesa, comentario que la prensa aplaudió al vivir eso mismo cada día tras jornadas que pueden llegar a ser de 19 o 20 horas.
¿Se imaginan a cracks del fútbol haciendo lo que Loeb o Sainz? ¿Los Messi, Mbappé o Neymar? El motor es otro mundo. Los pilotos son de otra pasta. Mi máximo respeto.