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Elizabeth Taylor se coló en secreto en el hospital para visitar a Rock Hudson antes de morir


En 1956, la película Gigante se convirtió en uno de los éxitos del momento, gracias a sus muchas estrellas, sus siete nominaciones a los Oscar (finalmente ganó uno, el de Mejor director) y un enorme éxito de taquilla que hizo que su recaudación multiplicará casi por siete su presupuesto. La cinta pasó a la historia como la tercera y última en la que se pudo ver a James Dean, que ni siquiera llegó a verla estrenada, puesto que murió en septiembre de 1955, un año antes del estreno.

Sin embargo, Gigante también quedó como la película en la que, por primera vez, trabajaron juntos dos monstruos interpretativos; más tarde, ya en 1980, repetirían en la adaptación de El espejo roto, el relato de Ágatha Christie. Pero fue en aquel 1955 donde se conocieron Elizabeth Taylor y Rock Hudson, y donde ambos trabaron una amistad que duraría otros 30 años. Entonces, Hudson acababa de casarse con Phyllis Gates, la secretaria de su agente. El divorcio llegaría apenas tres años después. Todo era una cortina de humo para tratar de esconder la homosexualidad de Hudson en el pacato Hollywood de mediados de siglo, aunque esta ya era un secreto a voces.

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Desde aquel momento Taylor y Hudson se convirtieron en inseparables, acudiendo juntos a actos, bailes, viajes, entregas de premios… Tanto que la actriz decidió colarse en el hospital para poder ver a su amigo en su lecho de muerte, cuando estaba a punto de morir. Un secreto que decidió guardar y que ahora ha revelado su buen amigo Michael Gottlieb, quien fuera el médico de Hudson.

“Recogí a Elizabeth en mi vieja furgoneta y conseguimos colarnos por el muelle de carga de la parte trasera del hospital para poder verle”, ha recordado el doctor Gottlieb en una reciente entrevista publicada en Closer Weekly y que recogen medios como el Daily Mail. Rock Hudson había sido diagnosticado de sida a principios de 1984 en París. Allí vivió durante más de un año probando distintas terapias experimentales en el instituto Pasteur y también ingresado en el American Hospital de la capital francesa, hasta que en julio de 1985, ya muy enfermo, decidió regresar a EE UU. Allí pasó un tiempo en el hospital de la universidad de California, Los Ángeles, y fue entonces cuando reveló su estado de salud. En octubre de ese mismo año moría en su casa angelina. Tenía 59 años y el mundo del espectáculo le lloró de forma incansable. “Le quiero y se ha ido de forma trágica”, dijo entonces Elizabeth Taylor.

Elizabeth Taylor y Rock Hudson a su salida del hotel Savoy de Londres, Reino Unido, el 1 de junio de 1980.Tom Wargacki (WireImage)

Fue en ese tiempo en el hospital cuando Taylor acudió a visitarle. Era una época en la que el sida era una enfermedad llena estigmas, casi desconocida. “Rock era plenamente consciente de las implicaciones que tener sida tenía en aquellos primeros tiempos”, reflexiona hoy Gottlieb. “Estaba tranquilo y con esperanza en lo mejor”, afirma.

El fallecimiento de Hudson trajo una cascada de reacciones desde aquel primer momento, y un interés público por el sida y por investigar contra él. “Después de su muerte, Elizabeth y yo nos hicimos amigos”, cuenta hoy el médico. “Juntos, empezamos la American Foundation for AIDS research”, es decir, la fundación estadounidense para la investigación contra el sida, premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1992 y que se calcula que ha logrado destinar más de 415 millones de dólares (unos 390 millones de euros), según sus propios datos, a la lucha contra esta enfermedad. “Ella tenía acceso a la Casa Blanca y pudo marcar una enorme diferencia”, afirma el médico.

Uno de los biógrafos de Taylor, Mark Griffin, ha afirmado que la muerte de Rock Hudson fue la puntilla para que Taylor reaccionara, pero no la única cuestión. “Elizabeth tuvo dos asistentes homosexuales que murieron de sida cuando estalló toda la cuestión. La enfermedad de Rock cementó su determinación de recaudar fondos para la investigación y el tratamiento”. Taylor murió en febrero de 2011, a los 79 años, y dedicó gran parte de esos 25 años que pasaron después de la muerte de Rock Hudson a la lucha contra el sida.

Unos esfuerzos que, como el resto de su vida, pronto se contarán en un nuevo podcast que narrará y coproducirá la cantante Katy Perry, y que contará la vida de la estrella del cine, tal y como se conoció a finales del mes de marzo. Perry afirma que siempre se ha sentido atraída por su figura y ha declarado que siempre ha sentido una correlación, una especie de parentesco con Taylor. La fundación que gestiona el legado de la estrella, House of Taylor, se ha mostrado “orgullosa” de la puesta en marcha del proyecto. En los 10 capítulos de Elizabeth the First, como se llamará, Perry contará la vida de cine, amores, glamur, fama, escrutinio público y activismo de la diva de la pantalla.


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