Largas colas a las puertas para entrar casi dos horas antes del partido, récords mundiales de asistencia de público, cánticos constantes de principio a fin, paisaje colorido azulgrana, jugadoras sonrientes y público entregado. Son factores que hace tiempo que cuesta de encontrar en los partidos en casa del primer equipo masculino del FC Barcelona y que han caracterizado los del femenino en los dos duelos que ha disputado en menos de un mes en el templo azulgrana.
Hacía tiempo que no escuchaba rugir con tanta fuerza al graderío azulgrana durante los partidos, que no temblaban las gradas, que el rival no titubeaba cada vez que controlaba producto del ruido ensordecedor. Y así ocurrió este viernes, como lo hizo contra el Real Madrid el 30 de marzo, durante los noventa minutos de partido y casi un cuarto de hora después del pitido final. Porque seguramente, de los 91.648 espectadores que batieron otro récord mundial de asistencia muy pocos habían abandonado el Estadi cuando las jugadoras daban la vuelta de honor y agradecían el aliento recibido. Volvió a sonar el ‘¿Dónde está Florentino?’ y a ese hit se sumó el más esperado: ‘Sí, sí, si, nos vamos a Turín’. El público azulgrana, como el equipo, tiene ganas de más, y nadie olvida que la primera Champions de la historia del equipo, y única hasta el momento, se conquistó en un frío estadio de Goteborg sin aficionados por culpa de la pandemia.
En esta ocasión se sustituyó el mosaico por las banderas del Barça, por eso de innovar y cambiar un poco el aspecto de los cientos de miles de fotografías que iban a quedar para la historia.
Las jugadoras del Barça demostraron una vez más que el público del Camp Nou no muerde, que no pasa nada por acercarse, que no cuesta nada quedarse unos minutos tras el encuentro firmando autógrafos en las primeras filas y atendiendo a los aficionados que pagan una entrada, compran una camiseta y sueñan con verlas de cerca y llevarse a casa un autógrafo o una foto. De ahí que a ellas no las asalten en los coches cuando salen de la Ciutat Esportiva. Los fans saben que si quieren algo de ellas solo hay que esperar al final de un partido. Eso también las hace únicas y especiales. Y en tiempos difíciles para un Camp Nou donde cualquier tiempo pasado parece mejor, ellas son la alegría del estadio azulgrana. El camino está marcado, en juego, trabajo y actitud. Solo hay que seguirlo.