Por las mañanas, Susanna Griso se pone al frente de ‘Espejo Público’ con toda su profesionalidad, su mejor sonrisa y un estilismo impecable, pero cuando las cámaras se apagan, la periodista regresa a casa para volver junto a su familia, con quien está pasando el confinamiento, y ser la Susanna más real. Con ellos es con quien más a gusto se siente, pues a pesar de ser uno de los rostros más conocidos de la pequeña pantalla, la catalana es una gran desconocida en el plano personal, pues le gusta que su vida privada sea exactamente eso, privada.
Como gran parte de los madrileños, Susanna Griso está respetando la fase 0 de la desescalada y sus medidas, lo que implica que solo puede salir de casa para ir al trabajo, a la compra, y para pasear o hacer deporte en las horas determinadas del día. Una rutina deportiva que disfruta al lado de su mejor compañero, su marido, Carles Torras, con quien ha aprovechado una de estas franjas para salir a dar un paseo.
Vestidos con ropa de deporte, el matrimonio se ha dejado ver por las inmediaciones de su domicilio, una urbanización de Madrid, disfrutando de una camina en la que se ha podido ver la gran complicidad que les une. Además de ponerse en forma, Susanna y Carles se airearon un poco y disfrutaron de una agradable charla, como se pueden ver en las fotografías.
Si para ponerse al frente del espacio de Antena 3 Susanna se somete a una sesión de peluquería y maquillaje diario, pero para el ‘día a día’ prefiere estar mucho más cómoda, lo que implica poco maquillaje y ropa práctica. Así se le ha podido ver, sin gota de maquillaje pero igual de espectacular que en la televisión, demostrando que es una mujer que se cuida mucho tanto por dentro como por fuera. La cuarentena le ha traído un reto estilístico y es que por primera vez en su vida, tal y como ella ha reconocido, se ha tenido que teñir ella misma el cabello y, la verdad sea dicha, el resultado fue muy bueno.
A pesar de estos ‘peros’, Susanna siempre ha ido al trabajo con una sonrisa pues, el lado «bueno» de la cuarentena es que ha podido pasar mucho más tiempo con los suyos. Si Carles es el amor de su vida, pues llevan más de 23 años casados, sus tres hijos con el motor de sus días. Padres de dos hijos, decidieron ampliar la familia en 2018 con la adopción de Dorcette, un proceso que se alargó más de lo esperado pero que les llenó de alegría a todos. «Cuando tuve a Dorcette sentí lo mismo que cuando tuve a mis hijos biológicos», aseguró en una entrevista.
«Estoy encantada. Ha sido un regalo y nos estamos adaptando todos. Es una niña muy vital, muy feliz, muy alegre y nos tiene a todos bailando mambo en casa, porque tiene mucha energía y alegría en el cuerpo», contó poco después de la llegada de la niña.