El proyecto “representa 1,525 kilómetros de esperanzas y oportunidades de una vida más digna para los habitantes de la península”, asegura.
El doctor en Ciencias, Javier Velázquez Moctezuma, Coordinador del Área Científica del Tren Maya, responde al artículo “El tren maya ¿Por qué están tan preocupados los biólogos?“, del Centro de Investigación Científica de Yucatán, el cual fue retomado por este sitio.
El doctor señala que “la zona de Chichen Itza por muchos años estuvo aislada, con precarios accesos. Una vez que se abrieron las comunicaciones, las visitas aumentaron sustancialmente y no se ha registrado ninguna catástrofe conocida. Por el lado de la conservación de la selva, sería conveniente que las autoras del artículo detallaran la situación actual de la reserva, misma que desde hace años y sin que nadie lo haya denunciado, está siendo devastada por asentamientos irregulares e ilegales que, sin ningún control, talan grandes extensiones de selva para instalar comunidades que viven en condiciones precarias y que lastiman gravemente la ecología regional. Eso está pasando desde hace décadas con la completa ausencia de los profesionales de la Biología, cuyas voces no se han escuchado”.
Velázquez Moctezuma asegura que “el Tren Maya instalará en su ruta, pasos de fauna específicos para las diversas especies que habitan en la zona. Para esto se cuenta con especialistas del más alto nivel, que han estudiado la conducta de las especies y que serán quienes dirijan la construcción de estas instalaciones a lo largo del recorrido del Tren Maya. Así, por primera vez se brindará una solución real a un problema añejo y grave, que afecta la excepcional riqueza biológica de la zona. Soluciones, no declaraciones”.
Y añade que “un equipo grande de profesionales de alto nivel, trabajan desde hace meses en el análisis y la búsqueda de las mejores soluciones para el reto ambiental, arqueológico, hidrogeológico, cultural y social que implica la construcción de un proyecto de magnitud tal, que no se ha visto en México en muchas décadas”.
“El Tren Maya no es un objeto de trasporte, sino que se ha concebido como una herramienta de desarrollo socioeconómico de una región lastimosamente desprotegida y abandonada por los
presupuestos gubernamentales. Hoy, el Tren Maya representa 1,525 kilómetros de esperanzas y oportunidades de una vida más digna para los habitantes de la península, particularmente de los que menos tienen y siempre dando prioridad a la preservación y el fortalecimiento de la riqueza ambiental y cultural de la zona”, sostiene.
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