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En el PSOE andaluz ya se afilan las espadas


La disputa soterrada que el PSOE libra en Andalucía, donde durante más de 36 años fue omnipotente al frente de la Junta, se acelera mientras los críticos y afines a Susana Díaz se preparan para la batalla final que decidirá el liderazgo de la principal federación socialista. Y, por extensión, quién será la persona elegida para tratar de evitar que Juan Manuel Moreno (PP) se consolide al timón de una comunidad que para Ferraz roza lo místico. La hora de la verdad se aproxima tras los escarceos y tanteos lánguidos de los últimos meses: dirigentes andaluces con galones impulsan, con el visto bueno de la dirección federal, una alternativa que ponga fin a la etapa de Susana Díaz como secretaria general, cargo que ostenta desde 2013, cuatro años antes de que perdiera las primarias del PSOE contra Pedro Sánchez.

Los críticos con la expresidenta de la Junta, perdida en 2018, trabajan por la convocatoria de las primarias para la elección del candidato a la presidencia de la Junta antes del verano, pese a que no hay elecciones a la vista —tocarían en diciembre de 2022— y el presidente andaluz ha dicho de manera reiterada que agotará el mandato. Esta es la posición que defiende el secretario general del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, la agrupación más activa por el cambio en el socialismo andaluz, junto con las de Granada, Huelva y Cádiz. Reyes se lo trasladó personalmente a Díaz en una reunión con los otros siete responsables provinciales. También diputados, senadores, alcaldes y secretarios de agrupaciones locales mantienen esa línea.

El plan es convencer a la secretaria general para que sea ella quien abra esa puerta, algo que descartan desde el entorno de Díaz. Si esto no sucede aspiran a que sea la dirección federal la que imponga la decisión una vez que los pronunciamientos públicos arrecien. “No podemos esperar más ni aguantar un año sin candidato porque hay riesgo de adelanto electoral”, justifican varios exponentes socialistas. La otra posibilidad que plantean es adelantar el congreso regional previsto para fin de año, algo que tiene difícil encaje con los estatutos del partido. Si ninguna de estas opciones sale, la tercera será ir a la guerra: dos listas en todas las agrupaciones para la elección de los delegados al 40º Congreso Federal de octubre y que sea el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que tiene decidido aspirar a liderar el PSOE andaluz, el que actúe de portavoz de la delegación andaluza.

Todo está ahora en discusión y hay dudas en los dirigentes críticos a Díaz, un grupo cada vez más numeroso, pero que aún no es comparable a un ejército organizado. Está en construcción y eso requiere tiempo en una federación con 45.759 militantes, según el último dato oficial disponible, donde las mayorías no se forman porque se pulse un botón y se encienda la luz. Tampoco por decreto de Ferraz. “Desde Suresnes, siempre ha sido así: un tercio del partido da el tirón, otro tercio se lo piensa y otro está en contra”, sostiene un miembro de la ejecutiva regional. El tercio que está en puerto seco es clave: aún no sabe a qué tren subirse, pero el mensaje de la dirección federal es diáfano a favor del cambio.

Después de meses trabajando sin un líder alternativo —algo insólito en el PSOE andaluz—, Ferraz ya ha hecho su apuesta, aunque Espadas se resiste a hacer público lo que ya ha dicho en privado: aspirará a la secretaría general y a la presidencia de la Junta. La elección de Espadas ha estado precedida de varios descartes. El primero que se lanzó al ruedo fue el portavoz adjunto en el Congreso y diputado por Jaén, Felipe Sicilia. Sicilia hizo de liebre, como esos corredores de atletismo que marcan el ritmo en las carreras de larga distancia, hasta que a final de año le indicaron que saliera de la pista. Las opciones se redujeron a Espadas, regidor desde 2015 de la cuarta ciudad española, y María Jesús Montero. Sánchez no quiso prescindir de su ministra de Hacienda y portavoz. Y Montero está feliz con la decisión.

A falta de la presentación oficial, Espadas ya apostó hace más de un año por un “proyecto ganador que pueda recuperar la Junta de Andalucía”. Y se mostró disponible si así lo deciden sus compañeros. Desde entonces, ha ido repitiendo la misma idea. Espadas siempre ha dicho que solo permanecería dos mandatos al frente de la alcaldía de España más importante en manos del PSOE. Casi en el ecuador del segundo, el alcalde de Sevilla es un político sin aristas, romo, centrado, moderado, empático, muy hablador y enemigo de los conflictos. Su carrera profesional desde que salió de la Facultad de Derecho ha estado ligada a la Junta de Andalucía. “Es un juntero, más servidor público que líder”, asegura una fuente que lo conoce bien.

La elección de Espadas por Ferraz ha estado precedida de encuentros con el propio Sánchez y con el secretario de Organización, José Luis Ábalos, pero terminó de cuajar en un almuerzo el 5 de marzo en Ferraz con Ábalos y Santos Cerdán, secretario de Coordinación Territorial. Sánchez se sumó a los postres. El presidente del Gobierno llegó directo de Barcelona, donde tuvo un acto con Felipe VI en las instalaciones de SEAT en Martorell. Pero Sánchez sacó tiempo para atender los movimientos tectónicos en el PSOE andaluz. Estuvo casi dos horas conversando con el sevillano. A la pregunta de si Espadas es el revulsivo que necesita el PSOE, varias de las personas consultadas contestan: “No hay mucho donde elegir. Cualquier persona que no sea Susana Díaz y que se entienda a derechas y a izquierdas, lo es”.

“Cada vez hay más voces pidiendo un relevo”, alegan en la dirección federal del PSOE, donde hay quienes creen que Díaz se retirará a última hora y no habrá primarias. Mientras, la gira que Díaz ha emprendido por todas las agrupaciones andaluzas —esta próxima semana recorrerá la de Jaén, después de visitar las de Granada y Huelva— ha puesto nerviosos a los que ahora se llaman renovadores. “Están creando un clima porque no les salen las cuentas”, afirman fuentes próximas a la expresidenta. Otros, por el contrario, creen que Díaz se está haciendo una “foto falsa de la realidad”, como le pasó en las primarias frente a Sánchez, que perdió estrepitosamente.

Esa opinión no es compartida en Andalucía entre los que la conocen desde el principio de su carrera política, salvo que se produzca lo que casi siempre ha ocurrido en el PSOE andaluz: que una mayoría de secretarios generales provinciales se planten y opten por el reciclaje orgánico. También, que el viraje lo haga su entorno más cercano, donde algunos, aseguran varias fuentes, ya “se están sacando pólizas de seguro”. Desde el entorno de Díaz dan la respuesta de manual y lo niegan. “Nadie le va a pedir que se retire. Eso no va ocurrir, no va a dar un paso atrás”, zanjan.

A la espera de las elecciones en Madrid

Espadas ha pedido tiempo y quiere retrasar su anuncio hasta después del verano, cuando se empiece a elegir a los delegados al Congreso Federal. Habla con mucha gente —secretarios provinciales, de agrupaciones, alcaldes y los que están en puerto seco— y recibe muchos mensajes de apoyo, según su entorno. Pero nadie cree que pueda estar callado mucho más tiempo. Ahora aseguran que esperará hasta después de las elecciones madrileñas del 4 de mayo.

El alcalde de Sevilla y sus apoyos trabajan ahora en demostrar que su candidatura no ha sido un dedazo de Ferraz, sino que ha partido desde Andalucía. “Tiene que agarrarse a la militancia, quitarse la lacra de que es el señalado y evitar que Ferraz aparezca mangoneando”, sostienen varios dirigentes. Sánchez ha enviado esta semana un mensaje poderoso de que quiere el cambio: el cese de la delegada del Gobierno en Andalucía, Sandra García, cuyo nombramiento fue propuesto por Díaz en la tregua que firmó con el presidente del Gobierno. También hay resquemor en Ferraz por el incumplimiento del pacto en la Diputación de Sevilla. El acuerdo suponía que su presidente, Fernando Rodríguez Villalobos, iba a estar otro año y va camino de dos. ¿Por qué es tan importante la Diputación de Sevilla? Todos los socialistas preguntados, sean afínes o críticos con la expresidenta de la Junta, coinciden en que Díaz, si pierde el control de la Diputación y por tanto de las partidas presupuestarias a los ayuntamientos sevillanos, la provincia con más militantes de España —10.081 de los 45.759 andaluces censados en las primarias de 2017—, se quedará sin mayoría.


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