En esta foto hay ocho personas y siete grupos musicales: en plena era ‘trap’ vuelven las guitarras

En estas fotos aparecen un total de ocho personas. Además, en perfecta paridad: cuatro chicos y cuatro chicas. Pero es posible que dentro haya casi tantos proyectos musicales como seres humanos. En realidad, solo convocamos a dos grupos: Axolotes Mexicanos (cinco músicos) y Cariño (tres). Pero, solo para empezar, en Axolotes, que acaban de publicar su tercer disco, :3, militan dos miembros de Carolina Durante, la banda indie de más éxito de los últimos años.

Uno de ellos, Juan, será además productor del nuevo álbum de Cariño, el único grupo del que uno tiene noticia que nació tras una cita de Tinder: “Fue espaciado en el tiempo. Nos hicimos amigas porque no surgió el amor, María pasó de mí”, explica Paola, guitarrista del trío. “Estaba en un momento complicado”, bromea la aludida. “Pero nos hicimos amigas y descubrimos que había un montón de grupos que nos gustaban a las dos. Mucho pop español: Melenas, Mujeres, La Casa Azul…”. En esa lista incluyen también a El Buen Hijo, el otro grupo de Alicia, tercera componente de Cariño, una banda que se hizo relativamente popular a raíz de la inclusión de una de sus canciones en Paquita Salas, la serie de Los Javis.

El trío de pop Cariño.
El trío de pop Cariño.Álex Madrid

Volvamos al principio. Otro Axolote, Lucas Vidaur, graba por su cuenta como Confeti de Odio, que publicó su primer disco, Tragedia española, en 2020. Un tercer miembro, Stephen Please, registra en solitario con su propio nombre y es parte de otra banda, No Fucks. El cuarto, Mario, está detrás del proyecto Temerario Mario. Solo Olaya, la cantante, no participa en ningún proyecto paralelo.

Ninguno de los grupos suena igual que otro. Cada uno tiene su propia identidad dentro de ese pop contemporáneo que por un lado hace frontera con los sintes y bases de la música urbana y por otro con las guitarras y las baterías ¿Cómo manejan semejante lío? “Pues mal”, dice Olaya, “hasta que llegó la pandemia y se acabaron los conciertos. Porque Carolina Durante tenía muchas giras”. ¿Habría alguna razón para que dejaran las otras bandas y se centrasen en Axolotes Mexicanos? “Todo el mundo tiene un precio”, contesta Juan, que en realidad de donde saca la mayor parte de sus ingresos es de Carolina Durante. Quizás por eso, Lucas añade: “Tendría que ser muchísimo dinero”. Pero aunque los menos viven de la música, la mayoría la combina con otras ocupaciones. Hay diseñadores, estudiantes, parados… Un pequeño resumen de los españoles en la veintena.

El grupo Axolotes Mexicanos.
El grupo Axolotes Mexicanos.Álex Madrid

Tanto Axolotes como Cariño practican un pop de guitarras rápidas y voces dulces. De hecho, no hay texto sobre Cariño que no mencione un estilo que se creía olvidado: el tontipop de los noventa. “No me resulta ofensivo. Nosotros escuchábamos muchísimo a esos grupos”, dice Alicia. “A nosotros también nos metían en ese paquete porque los periodistas no están muy familiarizados con el tipo de música que hacemos”, corrige en cambio Olaya. La cantante de Axolotes cita referentes tirando a ignotos como el oshare key japonés. Juan añade a bandas niponas como The Pillows. “Unos rockeros todo viejos. Me flipan. Y juntos se ponen de acuerdo en grupos como Airbag o Blink 182. En Axolotes, Olaya y Stephen son los autores de unas letras en las que hay mucha noche, mucho after y muchas relaciones fallidas. “Si se las atribuyes a una sola persona, parece que el que las hace está loco, claro. Y lo de los afters va por rachas”, bromea Lucas.

La vuelta de los grupos pop de guitarras resulta hasta noticia en estos días, en los que el urban, el reguetón, y los derivados del trap parecían haberlos desterrado de las generaciones más jóvenes. Axolotes Mexicanos lo desmienten. Cuando se formaron en Asturias en 2013 eran menores de edad. “La escena pop está llena de grupos mazo jóvenes haciendo cosas guays”, dice Olaya. A lo que añade Lucas: “Cuando empezamos, en la mayoría de los grupos con los que tocábamos los más jóvenes tenían 30. Ya antes del trap no había nada. Estaba esta gente mayor, los Izal y ese tipo de cosas. Había como un hueco. Ahora hay muchos de 19 o 20 años. Ahí estamos nosotros”.

“Hay tantos grupos nuevos que nosotras ya somos antiguas. Dicen que somos un referente, flipa”, suelta Paola, de Cariño. Todo se mueve tan rápido que este trío que ha hecho de no tener batería (“nos hemos ahorrado un pastón”, bromea Paola) una de sus señas de identidad, ya es semiveterano. Y eso que apenas llevan cuatro años y que entre la formación del grupo, en 2017, y la edición de su primer álbum, Movidas, pasaron pocos meses. Lo dicho: los grupos de hoy viven a toda velocidad. “Dos meses, eso fue lo que tardamos en componerlo y grabarlo”, explica Alicia. Después, tres años en los que solo han sacado canciones sueltas. “Ya estamos con el segundo. En el nuevo hay otra vez mucho romantiqueo, somos unas cursis”, añade Paola.

En realidad no son nada cursis. Cariño llamó la atención con una estupenda versión de Llorando en la limo de C Tangana, retitulada para la ocasión Llorando en vespinos. “Nos enteramos el día antes de que para editarla teníamos que pedir permiso. Lo hicimos y nos los dieron, así que creo que le gustó”, explican. Después llegaría Bisexual, que fue tirando a polémica. “Mi madre flipó porque nos llamaron homófobas”, dice Alicia. “No pretendía ser una canción política. Pero al tratar ese tema, algunos dijeron que daba una óptica parcial. Yo qué sé…”, remata Paola.

Pero en realidad el concepto que les subleva cuando se habla de ellas es el de “grupo de chicas”. “A mí me aburre”, explica Alicia. “Sí, lo somos, pero por casualidad. Las mujeres hacemos mucha música, de muchos tipos de Cariño y ya está bien de englobarnos en algo así”, completa Paola.

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