Tsotsiles de Chenalhó, Chalchiuitán y Aldama se encuentran en situación de desplazamiento forzado y viven en condiciones de hacinamiento.
Ángeles Mariscal
Chiapas.- Al menos 3 mil 304 indígenas tsotsiles de los municipios de Chenalhó, Chalchiuitán y Aldama, personas en situación de desplazamiento forzado, se encuentran en condiciones de hacinamiento: en casas prestadas, rentadas y en situaciones críticas que se han acentuado por la pandemia del nuevo coronavirus, que les impide la posibilidad de salir a trabajar.
Pidieron a los gobiernos federal y estatal una actuación con debida diligencia para implementar las medidas cautelares urgentes, entre ellas, la implementación de un Plan de Emergencia Alimentaria y la presencia de la Cruz Roja Internacional.
A través del Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas de México A.C. (FISANIM), “el Fideo” y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, A.C. (Frayba), organizaciones que acompañan a los más de 3 mil desplazados por grupos de civiles armados, los indígenas explicaron que por la situación de violencia que viven, varias de las familias tienen sus casas quemadas, destruidas y/o baleadas, no tienen acceso a sus tierras para el cultivo, y no pueden sembrar y cosechar su maíz, frijol, frutas y verduras.
Los indígenas llevan desplazados más de cuatro años, sin embargo, hasta el momento los gobiernos no han detenido a los civiles armados; y aún en medio de la pandemia por el nuevo coronavirus, a inicio de mayo, en algunas de las comunidades continuaron las agresiones y disparos contra ellos.
Ante la escasez de alimento que ahora se agudizó con la emergencia sanitaria por Covid-19, alertaron que “hay grave riesgo para la vida y salud, al que se suma daño emocional por el miedo permanente y desesperación a ser agredidos”.
Por ello, también hicieron un llamado a la sociedad civil para que se solidaricen con acciones para combatir la emergencia alimentaria y la desnutrición en este territorio.