El técnicoJuan Ramón López Muñiz certificó hace hoy tres años el ascenso del Levante a Primera
División tras una temporada dominada de principio a fin por un equipo que era “una máquina engrasada” pero que nunca se sintió superior a sus rivales.
También recordó que la afición del club valenciano le brindó mucho cariño y respeto y que nunca ha visto a su familia divertirse tanto en un partido de fútbol como en los de aquella etapa.
En una entrevista con EFE, el entrenador asturiano, que vive en Málaga tras haber dirigido en parte del curso 2018-19 al equipo local en Segunda, recuerda cómo fue la temporada 2016-17 al frente del Levante y el miedo “irreal” que tenían por bajar de los diez puntos la ventaja que mantenían respecto a sus perseguidores.
¿Recuerda cambiar algo en su rutina aquel 29 de abril de 2017?
No. Hoy lo recuerdo como un día especial, pero entonces lo viví como uno más. Era la primera oportunidad para subir y pensaba: ‘igual no es en ésta’, pero cuando acabó el partido, aquel ya no fue un día más. Es inolvidable, es uno de mis mejores recuerdos como entrenador y futbolista.
¿Lo pudo disfrutar?
Sí, completamente. Fue un día maravilloso. Tenía a mi familia en la grada. Vinieron amigos de Málaga a ver el partido como si supieran que ese subíamos. Mis hijas lo disfrutaron porque eran ya más mayores. Para mí fue lo máximo y, sobre todo, recuerdo la alegría de la afición.
¿Cómo preparó al equipo para este partido?
El equipo venía funcionando muy bien. Marcábamos goles, recibíamos pocos, teníamos estrategia… Era un equipo equilibrado. Ahora recuerdo que teníamos miedo a bajar de los doce puntos de diferencia con el segundo. Cuando tomo un café con el cuerpo técnico recordamos que estábamos asustados por eso. Pensábamos que si bajábamos de diez puntos la ventaja, empezaría la presión y a temblar todo el mundo.
¿El primer acierto fue la confección de la plantilla?
La situación difícil es la de cuando llegas y ves quién quiere irse porque acaba de bajar o el que quiere seguir. Tienes que detectar los que están comprometidos. Se hizo una gran combinación de gente muy buena con hambre de jugar en Primera o de volver a hacerlo. Fue fundamental el ambiente con los más veteranos como Pedro López, Verza o Casadesús.
¿Hubo algún momento dudas durante el año?
Si no ganabas en dos partidos y perdías el tercero se podía montar un poco de lío, pero el equipo respondía siempre y ganaba. Sólo dimos una charla de diez minutos después de los primeros cinco partidos. Les dije: ‘esto va a ser duro y no va haber una crisis si perdemos dos partidos’. Fue la única vez que hablé de resultados y de puntos y todos lo entendieron.
El Levante dominó la temporada de principio a fin, ¿se sintió superior?
No me sentí superior nunca porque en Segunda muchas veces el equipo superior pierde por un montón de cosas. Yo prefiero ser prudente y tranquilo.
¿Cómo fue su contratación por el Levante?
Me llamaron Tito y Carmelo (exdirector deportivo y exsecretario técnico, respectivamente) para reunirse conmigo. Yo estaba en el Alcorcón, les dije que nos estábamos jugando la promoción y que hasta que no acabara no me reuniría. Así fue, aunque ellos me dijeron que se iban a reunir con otros entrenadores y yo sabía que lo podrían cerrar. Cuando acabé, me reuní con ellos en la estación de Atocha y unos días después me llamaron para decirme que yo era el elegido. Sé que entrenar en Primera es muy difícil si no subes con un equipo y el Levante me daba esa oportunidad.
El ascenso tuvo continuidad con un gran arranque en Primera pero luego cambió la racha y fue destituido en marzo de 2018…
R: No me gusta hablar de mala suerte pero en los últimos partidos tuvimos muchísima. En Mestalla anulan un gol legal a Coke, en Vitoria nos marcan de falta en el 94, el Espanyol nos empató en el 93… Tengo espinitas clavadas y habría cosas que cambiaría, pero fue la decisión que se dio. Empezó el nerviosismo desde dentro y eso se transmite. El jugador tiene presión, piensa que van a echar al entrenador y ese miedo te atenaza. Son situaciones que se dan en el fútbol profesional y hay que ser autocrítico.
A pesar de su salida anticipada, ¿pesan más los buenos recuerdos?
Sin duda. Aquello fue increíble, incluso el último año. Recuerdo en noviembre hacer entrevistas porque éramos el equipo revelación. Todos los recuerdos son buenos. La afición fue espectacular. El hecho de que tu familia no sufra, que vaya al campo y pueda ver el partido tranquila…
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