“Paciencia” pidió el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a la población afectada por el terremoto: “Tal y como han mostrado paciencia nuestros ciudadanos ante tragedias similares, también la mostrarán ante esta tragedia”. Acompañado por un gran séquito de guardaespaldas y colaboradores, el mandatario islamista visitó este miércoles algunos de los lugares más dañados por el seísmo del lunes, tras dos días en que había reducido sus apariciones públicas y había dejado a sus ministros y al vicepresidente dar la cara ante los medios. También tachó de “provocadores” a quienes han comenzado a criticar la gestión del desastre; y su Gobierno ha restringido el movimiento de periodistas en ciertas zonas y el acceso a la red social Twitter, que está sirviendo a muchos de los afectados para alzar la voz y reclamar ayuda.
Erdogan gusta de presumir de que el Estado turco se ha reforzado durante su mandato y Turquía se ha convertido en un país “poderoso”, que envía ayuda a otros países cuando la necesitan. Varios artículos han recordado estos días que una de las razones de la victoria electoral del mandatario y su partido hace dos décadas fue, precisamente, la debilidad mostrada por el Estado y el Gobierno de la época a la hora de atender a sus ciudadanos ante una tragedia similar —el terremoto de 1999—, y cómo una de las primeras acciones del nuevo Gobierno islamista fue reorganizar las agencias de gestión de desastres para hacerlas más efectivas.
Erdogan se enfrenta a las urnas el próximo mayo y no quiere dar esas muestras de debilidad que enterraron a sus predecesores. Por eso, cuando una mujer de la localidad de Pazarcik, epicentro del terremoto de magnitud 7,8, se le acercó para explicarle sus cuitas, Erdogan, captado por las cámaras de CNN-Türk, le respondió: “Esto son cosas que han pasado siempre. Son cosas que forman parte de los planes del destino”.
“Problemas y dificultades”
Con todo, el presidente turco reconoció “problemas” y “dificultades” a la hora de acceder a ciertas zonas, fundamentalmente debido a los daños sufridos por las carreteras a causa del terremoto y del temporal de nieve y lluvias que, al mismo tiempo, ha azotado Turquía. Pero también aseguró que el despliegue de hasta 100.000 efectivos de la agencia de gestión de emergencias del Gobierno (AFAD) y del ejército se está normalizando y seguirá mejorando en los próximos días a medida que amaine la borrasca y se evacue a los damnificados, para los que se han habilitado hoteles de la costa mediterránea. “Hemos movilizado todos los recursos del Estado, trabajamos con todos los medios a nuestra disposición”, aseguró.
Pero lo cierto es que, hasta el miércoles, los especialistas en salvamento no habían hecho acto de presencia en varios lugares devastados por el terremoto, como numerosas zonas de la provincia de Hatay y la localidad de Elbistan, en Kahramanmaras. “A Antioquía [capital provincial de Hatay] sí que han llegado, pero aquí todavía no hemos visto ningún equipo de rescate”, lamentó el alcalde de la localidad de Defne, Ibrahim Güzel, en la mañana del miércoles. “La situación es muy dura. Hay edificios de cinco plantas que son ahora un montón de ruinas, hay gente bajo los escombros… Con el frío y el paso de los días, no sabemos cuántos están vivos”, añadió el alcalde.
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Otra ciudadana turca con familiares en la provincia de Hatay explicó por teléfono que un conocido suyo fue rescatado pasadas 48 horas del terremoto, pero “había muerto de hipotermia” debido a las bajas temperaturas que se registran durante la noche. “En algunos lugares, los equipos de rescate han llegado hoy [miércoles], pero se han vuelto a ir porque no oyen ningún sonido que indique que hay supervivientes”, añadió.
Mala coordinación en el rescate
Varios canales vinculados a la oposición han denunciado que numerosas grúas y otra maquinaria pesada —imprescindible para acelerar los trabajos de rescate— están paradas y que los conductores han alegado que no pueden moverse sin el permiso de la agencia que gestiona las emergencias. “AFAD ha puesto muchos obstáculos burocráticos. Ha pedido coordinar toda la ayuda y que no se haga nada fuera de su control, pero sus labores de coordinación están siendo realmente malas”, denunció Gökçe Gökçen, vicepresidenta del centroizquierdista CHP. Esta formación, la principal de la oposición, ha establecido su propio centro que atiende llamadas de ayuda mediante efectivos enviados por ayuntamientos de su partido y los coordina con AFAD.
Precisamente, el alcalde metropolitano de Hatay, Lütfü Savas, del CHP (aunque hasta 2014 gobernaba en las filas del AKP, el partido de Erdogan) se quejó hace dos semanas, en un programa de televisión, de que la provincia “no estaba preparada” para un terremoto y que todas las peticiones que había hecho al Gobierno central para coordinarse y mejorar la preparación habían quedado “sin respuesta”. El propio Savas explicaba este miércoles que de los 2.000 edificios que se cree que han sido destruidos por el terremoto, los equipos de rescate solo han alcanzado el 3%.
El líder del CHP y posible candidato presidencial a las elecciones de esta primavera, Kemal Kiliçdaroglu, arremetió duramente contra Erdogan al que acusó de ser “responsable” de la gran cantidad de víctimas por “llevar 20 años sin preparar al país para un terremoto”. En cambio, otra de las líderes de la oposición, Meral Aksener, presidenta del partido derechista IYI, consideró que ahora no es el momento de las críticas: “Hoy es el día de escuchar al Estado y de que nosotros nos callemos. Que Dios nos ayude”. Una petición similar a la hecha por Erdogan: “Ahora es el momento de la unidad y de la solidaridad”.
La coalición izquierdista que lidera el partido prokurdo HDP ha emitido un comunicado en el que expresa su temor a que el estado de excepción declarado el martes por Erdogan en las 10 provincias afectadas por el terremoto sirva para coartar las libertades y el derecho a la información. Es un temor que comparte el Sindicato de Periodistas, que denunció el que se esté impidiendo el acceso de reporteros a algunas zonas afectadas por el terremoto y que se estén abriendo investigaciones judiciales a presentadores y usuarios de redes sociales.
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