El 20 de julio de 2022 podría haber pasado a la historia como el día en el que la selección española de fútbol femenino superaba los cuartos de final de una Eurocopa por primera vez, pero no fue así. Estuvo muy cerca, mucho más de lo que anunciaban unas previsiones nada halagüeñas con las de Jorge Vilda al señalar a Inglaterra como clara favorita al triunfo, pero a la postre se cumplieron los pronósticos.
España, sin estar Virginia Torrecilla, Jenni Hermoso y Alexia Putellas sobre el verde, pero sí estando muy presentes tanto ellas como todo aquel que ha ayudado en el crecimiento del fútbol femenino en este país, le plantó cara a Inglaterra e incluso fue superior a las ‘leonas’ en varias fases del juego. La Roja tiró de orgullo, de coraje y, por encima de cualquier otra cosa, de jugar bien al fútbol, que es lo que mejor sabe hacer. Pero no bastó.
No fue suficiente porque el fútbol tiene estas cosas. En ocasiones parece guionizado por el más perverso de los guionistas. Mapi León, Patri Guijarro, Aitana Bonmatí, Athenea del Castillo, Esther González y, en definitiva todas y cada una de las integrantes de la Selección, pusieron todo de su parte y bien merecieron el premio del pase a semifinales, pero el/la guionista del fútbol no quiso darle ese obsequio. El/la guionista o la árbitra que decidió darle validez al 1-1 cuando Russo había cometido falta sobre Irene Paredes en la acción que facilitó que Toone marcase.
Sea como fuere, España se despidió de esta Eurocopa pero lo hizo con la cabeza bien alta, ayudando a que en este país vaya calando cada vez más una realidad como que lo del fútbol femenino no necesita ese apellido que inevitablemente todavía se le pone. Es fútbol, sin más, y a veces, como este 20 de julio, es injusto.