Desde que cerraron los colegios y universidades en marzo, uno de los grandes debates ha sido qué hacer con la educación y cómo continuar las clases lejos de los centros educativos. Sin embargo, los medios necesarios para poder continuar desde casa van mucho más allá de contar con internet de alta velocidad y acceso a un ordenador. Así lo señala el informe ¿Estás listo para el e-learning? preparado por la plataforma de aprendizaje en línea Preply, donde se recoge que España ocupa la 24ª posición mundial en cuanto a accesibilidad a la educación a distancia se refiere.
El estudio analiza la situación de un total de 30 países de la OCDE y advierte la brecha entre el acceso a internet y el acceso a la educación online. Es el caso de España, que, con una velocidad de banda ancha de 132,8 megabits por segundo, tiene el 5º internet más rápido de la OCDE – según datos de Speedtest Global Index–, por delante de países como Noruega. Pero queda relegada a las últimas posiciones en el cómputo global por su baja calificación en el resto de variables. El país nórdico, sin embargo, encabeza la clasificación general de predisposición a la educación online, que tiene en cuenta variables como el gasto en educación, el acceso a ordenadores en casa, el coste de internet o la tarifa de los tutores.
Una de las grandes asignaturas pendientes en España es el acceso a un ordenador en los hogares. Solo el 78,4% de la población puede disponer de computadoras privadas en casa, según el documento Access to computers from home, publicado por la OCDE. Por el contrario, este porcentaje llega a alcanzar el 94,9% en Noruega, de nuevo, el mejor parado.
Otra de las razones por las que España queda tan atrás en el ranking es el porcentaje del PIB que se destina a la educación. Mientras que en Suecia este llega al 43,2% y en Dinamarca, al 43,1%, aquí se estanca en el 21,8%. Incluso México, a la cola de la clasificación, dedica el 29,7% del PIB a este ámbito, según datos del análisis Gasto público por estudiante, elaborado por el Instituto de Estadística de la UNESCO. “Cuanto más alto sea el gasto, mayor será el presupuesto disponible para el desarrollo de métodos novedosos para la formación, como el e-learning (aprendizaje electrónico)”, reza el informe.
Las posibilidades de estos formatos, no obstante, mejoran poco a poco. “Hay muchas oportunidades para comenzar a invertir en la infraestructura digital necesaria para dirigir un cambio hacia el aprendizaje en línea”, comenta Kirill Bigai, director ejecutivo de Preply. Así lo muestra también el mercado: en España, la oferta formativa online ha crecido un 75,4% en los últimos meses, lo que también es síntoma de un aumento en la demanda relacionado con el Covid-19.
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