A pocos meses de que empiece el Mundial en Australia y Nueva Zelanda, la situación de algunas selecciones femeninas es inédita y preocupante. Se han intensificado las disputas entre federaciones y jugadoras, con la igualdad salarial, la falta de recursos profesionales y la mala gestión como telón de fondo. Los casos más mediáticos han sido los de Canadá, España y Francia.
La selección canadiense, que reclamaba un “trato justo y equitativo”, amenazó con la huelga y provocó la dimisión del presidente de la federación, Nick Bontis. En Francia, Wendie Renard abanderó la queja contra los métodos de la seleccionadora Corinne Diacre, que se vio obligada a dimitir. Y en España, un grupo de hasta 15 jugadoras se quejaba por la gestión de vestuario de Jorge Vilda, que en este caso sigue en el cargo mientras ellas han decidido renunciar al Mundial.
La ‘BBC’ ha hablado con Fer Whelan, ex defensa de Brighton y Everton hoy en la PFA, sobre todos estos casos y cómo podrían evitarse. “Es preocupante” que haya tanta agitación en el fútbol internacional, pero la rapidísima evolución del fútbol femenino ha puesto los problemas en primer plano. “Estamos en un período crítico. Hay una gran exposición, un gran interés y esperamos mucho de las jugadoras. Necesitamos asegurarnos de retribuirles y escuchar lo que necesitan”.
Whelan agradece que las futbolistas hayan alzado la voz en grupo: “Es una pena que hayamos llegado a este punto, pero se debe elogiar a las jugadoras por usar sus voces. La gente debería tomarse el fútbol femenino en serio, y debería haberlo hecho mucho antes”. “Yo, como jugadora, tenía a alguien con quien podía hablar si tenía problemas anímicos, por ejemplo. Se trata de asegurarse de que haya una red de apoyo porque no se trata solo de salir y jugar, también va de cómo me cuiden fuera de la cancha. Lo principal es saber que el jugador es persona antes que futbolista”.