España encara ya el final de la primera fase de la vacunación

Una enfermera vacunaba el martes a un hombre en una residencia de Barcelona.
Una enfermera vacunaba el martes a un hombre en una residencia de Barcelona.Emilio Morenatti / AP

Las vacunaciones contra el coronavirus en las residencias españolas están en su fase final, la mayoría del personal sanitario ya ha recibido el primer pinchazo —y buena parte, también el segundo—, la administración en grandes dependientes ya ha comenzado en Canarias, Murcia y Navarra, y está previsto que lo haga entre la semana que viene y mediados de febrero en el resto. EL PAÍS ha recabado estadísticas para tratar de situar en qué momento está hoy la inmunización en España y estas son las principales conclusiones. Aunque si algo está constatando la vacunación en el país es el deficiente sistema de recogida de datos del que todavía hoy adolece, cuando ha pasado un año desde los primeros diagnósticos de coronavirus: el Ministerio de Sanidad no los tiene centralizados y solo 11 comunidades autónomas han aportado cifras suficientemente detalladas.

El proceso es complejo y flexible. Los primeros tres grupos dentro de la fase 1 se solapan para optimizarlo y para que no se produzcan parones: los sanitarios comenzaron a vacunarse antes de que terminaran las residencias, y los grandes dependientes no esperarán a que todos estos estén inmunizados para que llegue su turno. En esta misma línea, algunas comunidades ya plantean que los mayores de 80 años, que son el primer grupo de la fase 2, se entreveren con los grandes dependientes. Este último está compuesto por unas 380.000 personas y resulta muy complejo, ya que a menudo requiere visitas a sus domicilios, por lo que puede resultar más eficiente que en paralelo se pinche a los ancianos no dependientes, que suman 2,8 millones y acumulan más de 6 de cada 10 muertes por covid en España. En enero fallecieron más de 1.300 mayores de 80 años a la semana.

A este rompecabezas se suma que no todas las vacunas aprobadas van a ser administradas a todo el mundo. Las de AstraZeneca, que comienzan a llegar este fin de semana, solo se pincharán a personas de entre 18 y 55 años, ya que es en este grupo donde han probado efectividad. De momento, Sanidad ha decidido que se inoculen a los sanitarios que no están en primera línea y la semana que viene decidirá a qué población prioriza: podrían ser trabajadores esenciales o personas jóvenes con patologías. Así que estos grupos también irán en paralelo a los anteriormente citados. Esto, en realidad, ya lo estaban haciendo muchas comunidades. No está del todo claro qué sanitarios van en cada turno y en muchas han optado por pinchar a todo el personal de los hospitales, independientemente de la labor que desempeñasen. En Madrid, por ejemplo, no es que se hayan solapado con las residencias, sino que el colectivo de los trabajadores de la salud tiene mayor porcentaje de segunda dosis que los ancianos que viven centros de mayores.

Esto, a pesar de que las residencias de ancianos, donde han muerto la mitad de todos los fallecidos del recuento oficial de Sanidad, eran la prioridad indiscutible del plan de vacunación. A pesar de todo, se acercan ya a la inmunidad, según los datos recabados (ver tabla al final), que no son del todo homogéneos y tienen el sesgo de no contar con el de seis comunidades, que podrían alterar el panorama. Con las cifras facilitadas por las comunidades, casi la totalidad de los residentes y el personal que los cuida ha recibido la primera dosis y la mayoría de las autonomías ha pinchado más de la mitad en la segunda. Para su inmunidad completa habrá que esperar, ya que los brotes en algunos centros están frenando algo el avance de las inyecciones. Según las consejerías de salud consultadas, esto no está suponiendo un gran problema: simplemente se posponen en aquellos lugares donde hay un alto porcentaje de los residentes contagiados. En los que se cuentan casos aislados, las órdenes de Sanidad dictan que hay que apartar a los enfermos y vacunar a todos los demás. La patronal de las residencias de la Comunidad Valenciana ha denunciado que estos parones sí están lastrando allí significativamente el proceso, ya que no se reservaron suficientes dosis para reanudarlo cuando fuera posible. La Consejería de Sanidad señala que la previsión es que “en la mayor parte de residencias de personas mayores y diversidad funcional se hayan administrado las dos dosis de la vacuna y que todas hayan recibido, al menos, la primera dosis durante la próxima semana”.

Los retrasos en la inmunización se cuentan en vidas. Ya hay indicios de que están comenzando a disminuir los casos en las residencias. Los ha mostrado esta semana la Generalitat de Cataluña, donde las infecciones crecen menos en centros sociosanitarios que fuera de ellos. Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, también apuntó el pasado jueves que decrecen los brotes en estos centros y que las comparaciones que hace el ministerio entre el grupo de población mayor de 65 en residencias y fuera de ellas muestra menores tasas de contagio entre los primeros.

La inmunización, no obstante, no llega hasta aproximadamente una semana después de la segunda dosis. Con unos niveles de transmisión extremos, como los que hay ahora en España (750 casos por 100.000 habitantes) no es raro que el virus se cuele en los centros de mayores en el proceso, infecte a sus habitantes, e incluso acabe con sus vidas a pesar de que ya hayan recibido la inyección. El riesgo tras la primera dosis baja, pero sigue existiendo.

Los últimos datos de Sanidad muestran que todas las comunidades han pinchado más de 70% de las dosis que han recibido. Las autoridades insisten en que el problema ahora no es de capacidad para poner vacunas, sino del número que España recibe. A partir de este fin de semana ese número va a aumentar, con las de AstraZeneca, que mandará 1,8 millones este mes. Y lo hará todavía más en marzo, cuando es posible que se sume a la cartera un nuevo medicamento: el de Janssen. La vacunación de los dependientes será un buen termómetro para comprobar la agilidad del sistema.

Navarra, primera experiencia con grandes dependientes

La Comunidad Foral de Navarra fue la primera que comenzó a vacunar a grandes dependientes: un tercio de los censados ya ha recibido la primera inyección. Arrancó el 15 de enero por cuestiones logísticas. “Es una comunidad muy rural”, explica Ana Ariztegi, enfermera que ha coordinado el plan, “y cuando nos desplazábamos a una zona era más práctico vacunar también a los dependientes”. Para ello, han contado con la ayuda de Protección Civil, que desplazaba a las personas que iban a ser vacunadas en puestos de campaña que montaban en cada localidad.

Para organizar el dispositivo han contado con la ayuda de la Agencia Navarra de Autonomía y Desarrollo de las Personas, que aportó la lista de los dependientes de grado tres que tiene registrados. A través de un centro de llamadas se telefoneaba uno a uno a cada hogar para concertar la cita y confirmarla. Ariztegi asegura: “De momento no estamos yendo a hogares, salvo contadas excepciones, como que haya uno mismo varias personas que se van a vacunar. De lo contrario desperdiciaríamos dosis. Hemos optado por centralizar las vacunaciones, pero está siendo un proceso logístico muy complicado”.

Con información de María Sosa, Isabel Valdés y Lucía Bohórquez.

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