España fue el país europeo que destruyó más empleo en la primera mitad del año

Un hombre pasa ante una oficina de empleo en Madrid.
Un hombre pasa ante una oficina de empleo en Madrid.Rodrigo Jiménez / EFE

Los viejos hábitos son difíciles de erradicar. España ha vuelto a ser la economía europea que más empleo destruye en una crisis. Con la pandemia, la supresión de puestos de trabajo casi triplica al resto de países europeos durante la primera mitad del año. Estos datos no incluyen a los trabajadores que se han acogido a esquemas de protección temporal de empleo como los ERTE, que han sido puestos en marcha en toda la Unión Europea. Habrá que esperar a que estos concluyan para tener una perspectiva más completa del impacto del virus. Sin embargo, en España el parte inicial de bajas se antoja desolador.

La economía española perdió un 7,5% del empleo entre abril y junio, según datos homogeneizados de Eurostat. Y a esta pérdida hay que añadirle otro 1% del primer trimestre. Es decir, se destruyó en torno a un 8% en la primera mitad del año. Si se toman las cifras del INE, entre enero y junio desaparecieron en España 1,35 millones de ocupados. Por el contrario, en Alemania solo se suprimió un 1,4% en el segundo trimestre y nada en el primero, según Eurostat. Francia, un 2,6% en el segundo y un 0,2% en el primero. Y Reino Unido solo se dejó un 0,7% de los puestos de trabajo a pesar de sufrir una caída del PIB similar a la española. La explicación de este menor impacto es que uno de cada tres trabajadores británicos está en el equivalente al ERTE con datos de agosto (unos 10 millones de 30 millones de ocupados). Al no limitar los sectores y no haber requisitos previos, el uso del furlough —el nombre de este mecanismo en el Reino Unido— ha sido masivo. Además, incluyen también a los autónomos y conceden hasta el 80% del salario, con un máximo de 2.000 libras (unos 2.240 euros).

Otros países que recoge Eurostat sufrieron pérdidas de empleo bastante menores que España. Holanda, un 3,1%; Austria, un 4,1%; Polonia, un 1,2%, o Suecia, un 1,3%. La agencia estadística europea no plasma aún los números de Italia porque su agencia nacional no ha publicado las cifras del segundo trimestre. Pero Eurostat sí hace una estimación de la tasa de paro. Y esta ha permanecido muy estable, de lo que se deduce que ha eliminado un porcentaje muy bajo de la ocupación, según explica Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas.

ERTE, kurzarbeit, furlough, chômage partiel, cassa integrazione guadagni… Todos los Gobiernos han puesto en marcha esquemas de protección temporal del empleo. En esta ocasión no es como en 2008, cuando había un sector de la construcción inflado y cuyo empleo tenía que ajustarse porque era insostenible. La idea esta vez se basa en que la pandemia es un golpe temporal, y que había que sortearlo protegiendo las rentas de los trabajadores hasta la vuelta a la normalidad. Por ejemplo, el turismo volvería una vez pasada la pandemia. Así que en todas partes se ha copiado el kurzarbeit, el esquema que permitió a Alemania capear con éxito la anterior crisis financiera. Ya en la anterior crisis el Gobierno de Zapatero puso en marcha los ERTE, que se generalizaron con el PP tras reforzar esta figura en la reforma de 2012. Y ahora el Ejecutivo de Sánchez ha creado el ERTE motivado por la covid y ha agilizado sus plazos.

A pesar del enorme alivio de los ERTE, España figura una vez más como uno de los países que más puestos de trabajo destruye cuando se enfrenta a una recesión. Los ajustes no se producen reduciendo horas, rebajando salarios o cambiando condiciones para aguantar el desplome de la actividad. Siempre los temporales sufren el primer golpe de la crisis al ser despedidos o no renovados. Las empresas españolas tienen un mecanismo muy rápido y efectivo para ajustar sus costes, que además no crea problemas con el grueso de sus plantillas, pero que genera graves consecuencias sociales y sobre la productividad.

Así se aprecia en la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre, en la que dos tercios de los empleos desaparecidos fueron temporales. Mientras que la tasa de destrucción fue del 2% entre los fijos, en los temporales se disparó al 11%.

Dicho esto, la temporalidad no ha sido el único factor decisivo. También contribuye que España hiciera el confinamiento más duro del mundo, según muestran los datos de movilidad de Google. Y eso provocó un desplome de la actividad mucho mayor, del 5,2% en el primer trimestre y del 18,5% en el segundo, unas caídas solo igualadas por el Reino Unido, con un 2% y un 20,4%.

Y otro factor importante ha sido la estructura sectorial de la economía. Por ejemplo, Polonia también presenta una elevada proporción de temporales. Junto a España es uno de los países con mayores ratios de temporalidad. Y, sin embargo, solo ha eliminado un 1,2%. Probablemente se deba a que no ha tenido que tomar medidas de contención del virus tan duras como España y, sobre todo, a que su economía no tiene una dependencia tan elevada del turismo, la hostelería y el ocio, las actividades que más perjudicadas por el distanciamiento social y donde, para mayor inri, abunda la contratación temporal.

Un problema muy grave para los jóvenes

La temporalidad es un problema presente en la economía española desde que en los ochenta se utilizó para crear empleo. Y ningún Gobierno ha aprobado una reforma que la ataje. La ministra Fátima Báñez, del PP, presentó una pensada para ello, pero nunca llegó a cerrarla. Y el actual Ministerio de Economía confiaba en la mochila austriaca. Hasta que llegó la pandemia y la dejó en el cajón. “La temporalidad y la corta duración de los empleos frena la acumulación de experiencia de los jóvenes”, y por tanto su capacidad de conseguir mejores trabajos y sueldos, explicaba el director de Economía del Banco de España, Óscar Arce, en una presentación reciente. Además, en plena recesión, la temporalidad impide que los jóvenes puedan tener derecho a las prestaciones de paro, dejándoles como único recurso la ayuda de las familias. “La elevada temporalidad de los jóvenes genera un fuerte comportamiento cíclico de sus rentas laborales”, apuntó Arce.


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