Una selección española completamente renovada intentará a partir de hoy en Tblisi (Georgia) desafiar los pronósticos para mantenerse, o al menos estar cerca, del podio europeo del que no se baja desde 2007. La retirada de la mayoría de sus principales estrellas y las lesiones de varios de los que aún quedaban (Ricky Rubio, Víctor Claver, Sergio Llull) han obligado a conformar un equipo muy diferente, con siete debutantes entre los doce convocados, entre ellos el nacionalizado de última hora Lorenzo Brown.
Menos experiencia (solo escapa el capitán Rudy Fernández, con casi tantas internacionalidades –238– como el resto de sus compañeros juntos –288–) y menos talento para afrontar el Eurobasket a priori de más nivel de los últimos tiempos, plagado de estrellas de la NBA (Luka Doncic, Nikola Jokic, Giannis Antetokoumpo) y también de la Euroliga (Vasilje Micic, Shane Larkin, Jan Vesely) y con varios super equipos (Eslovenia, Francia, Serbia, Grecia…) dispuestos a heredar la posición de privilegio que España mantiene desde hace quince años en el basket europeo (tres oros, una plata y dos bronces).
España tuvo suerte en el sorteo y no debería tener problemas para superar con holgura la primera fase en un Grupo A que comparte con Bulgaria, su rival en el estreno de hoy (13.30 horas), el anfitrión Georgia, Bélgica, Montenegro y Turquía, que aparece como su principal rival en la lucha por la primera plaza. Con todo, hay mucho margen para el error pues pasan los cuatro primeros y solo los dos últimos quedan eliminados.
El lado malo del sorteo fue que los supervivientes del Grupo A cruzarán en octavos de final –ya en Berlín– con los del Grupo B, en el que están cuatro equipos capaces de vencer a cualquiera (el vigente campeón Eslovenia, Francia, Lituania y Alemania). Ahí llegará el gran reto de la selección española en este Eurobasket, el partido que demostrará si los herederos de la mejor generación de la historia de nuestro baloncesto, a falta de su talento, mantienen intacto el gen competitivo que hizo legendarios a sus mayores.
Las pistas ofrecidas por el equipo hasta el momento no son muy alentadoras, con tres derrotas en los seis partidos de este verano, y un juego poco sólido y con excesivas desconexiones, sobre todo en defensa. Pero la historia demuestra que nunca hay que dar por muerta a la selección española.