España, sucursal de la Guerra Fría

El español Martín Peña, uno de los niños de la guerra que se refugiaron en la Unión Soviética en 1937, vivía en Leningrado (hoy San Petersburgo) en 1941 al producirse la invasión nazi y no fue evacuado de la ciudad amenazada, a diferencia de otros compañeros de exilio de menor edad. Peña rondaba los 18 años, se alistó como voluntario y luchó en unas milicias populares (la tercera división Frunze) en el frente de Karelia, donde pereció. Sus restos han sido descubiertos en la localidad de Siandeba, en Karelia, y son los primeros pertenecientes a un niño de la guerra español encontrados en los últimos 10 años por el grupo de búsqueda Linia Fronta (Línea del Frente) de San Petersburgo.

Así lo contó Alekséi Kolodéznikov, el jefe de este grupo dedicado a localizar e identificar restos de desaparecidos en combate. El martes, desde San Petersburgo, Kolodéznikov participaba en una rueda de prensa organizada por la agencia Tass con motivo del 80º aniversario de la llegada de los niños españoles a la URSS. De aquellos 2.895 pequeños, que tenían entre 5 y 15 años cuando llegaron al puerto de Leningrado, quedan hoy 67 en Rusia.

Los restos de Martín Peña han podido ser identificados gracias al medallón y las señas personales que se conservaron contenidas en una cápsula, explicó Kolodéznikov, que se ha dirigido al consulado español en San Petersburgo en espera de poder encontrar a la familia del muerto y entregarle lo que queda de él, según la fotografía mostrada, un terrón compacto del que sobresalen unos trozos de cuero y metal. “Puede ser que haya otros [españoles]”, manifestó. Los combates en los que pereció Peña ocurrieron en agosto de 1941 y en la tercera división Frunze luchaban otros españoles. Kolodéznikov calcula que ente 74 y 78 murieron en el frente de Karelia y ha reunido 62 nombres.En las redes sociales rusas se dan datos de 36 jóvenes españoles que perecieron en aquel frente, la mayoría de los cuales, incluido Martín Peña, aprendían un oficio en Leningrado cuando estalló la guerra.

En Siandeba hay un memorial a los caídos en la contienda. No obstante, la abadesa del monasterio de la Asunción de la localidad, la madre Varvara, asistente a la conferencia de prensa, ha propuesto construir un monumento especialmente dedicado a los niños de la guerra españoles muertos en el frente de Karelia, porque la historia de aquellos chicos “conmovió” a las hermanas, según explicó la abadesa.

A las conmemoraciones organizadas en Rusia para el 80º aniversario acuden desde España 13 niños, de edades comprendidas entre los 85 y los 93 años. Uno de sus destinos es Obninsk, en la región de Moscú, donde estaba la casa de niños número 5, que fue la mayor de las 15 instituciones de este tipo que albergaron a los niños (10 en Rusia y 5 en Ucrania). La casa es hoy un local de acceso restringido, donde se ubica un instituto físico-energético dependiente de Rosatom, la institución responsable de la energía atómica en Rusia. Por esta razón solo cinco personas (dos niños y tres miembros de un equipo de cine) podrán entrar en él, según dijo a este periódico Zinaida Vasíleva, responsable de la exposición dedicada a los españoles en el Museo de Historia de la ciudad.

Para los afortunados que sí podrán acceder a la número 5 (Manuel Arce y María Sánchez Puig) así como para el equipo de cine ha habido permisos especiales, tramitados por el departamento de relaciones internacionales del Ayuntamiento en gestiones que “han llevado tiempo”, según señaló Vasíleva. “No está bien que los demás, sobre todo los que han venido de España, no puedan entrar. Todavía esperamos que nos dejen”, manifestó María Teresa Casero, la presidenta del Centro Español de Moscú.


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