ACTÚA
Paula (nombre ficticio) era una de esas niñas invisibles. Llegó a casa de Mercedes y José Manuel con tan solo un mes de vida gracias a un acogimiento urgente. Debido a una discapacidad no podía dar dos chupetones seguidos al biberón para alimentarse sin hacer un esfuerzo titánico. Hoy, siete años después, Paula es un miembro más de la familia: sonríe, come perfectamente y es atendida 24 horas al día por unos padres entregados que la quieren con locura. Ha dejado de ser invisible porque detrás de la niña hay toda una familia que disfruta viéndola sonreír diariamente. Gracias al trabajo inicial de esta pareja, aquel acogimiento se convirtió en permanente y la niña ha podido enmendar la oportunidad que el destino le había arrebatado injustamente.
Mercedes y José Manuel son un matrimonio de Paradas, un pequeño pueblo al este de Sevilla. Hace unos años perdieron a un hijo biológico con 25 años. El mazazo dejó una herida imposible de suturar, pero han aprendido a convivir con ella: “Los niños que han acogido mis padres han sido la salvación de esta casa”, cuenta en la televisión andaluza Verónica, la otra hija biológica de la familia. Mercedes y José Manuel decidieron apuntarse al programa de acogida urgente de la Fundación Márgenes y Vínculos, financiado por la Junta de Andalucía. Primero acogieron a una niña de 12 días que estuvo ocho meses en su casa; luego, a un niño que estuvo 14 meses, hasta que llegó Paula con un mes, con toda su luz y también con sus dificultades: “Siento decirlo así, pero una niña con necesidades especiales no la quiere nadie”, cuenta Mercedes compungida. “Cuando acabó el periodo de acogimiento la niña ya tenía un centro asignado, pero nosotros queríamos acogerla para siempre y la Junta aceptó”, termina.
“España está a la cola de Europa. Solo el 14% de los niños sin familia viven en acogida. En Suecia, por ejemplo, llegan al 70%”, dice Majo Gimeno
La acogida urgente es una prueba muy dura para las familias voluntarias: “El truco está en no mirar lo mal que lo vas a pasar cuando se vaya, sino en el bien que le vas a hacer al niño”, explica convencida Mercedes. En 2017 esta pareja ejemplar fue galardonada con el Premio Andaluna de Atención a la Infancia por su labor incansable en el acogimiento de niños. “Pero no hay premio más grande que el que los niños nos dan a nosotros”, insiste con una sonrisa en la boca José Manuel.
“Un niño que no es querido no aprende a querer”
Paula es solo una de esas 40.000 historias que ha podido enderezar el rumbo, una niña que encontró un lugar donde no perder los pilares de su infancia. Porque los centros de acogida responden a las necesidades básicas, pero no alcanzan en cuanto al cariño, afecto y seguridad que puede aportar una familia de acogida. “Queremos visibilizar y monitorizar el problema, con el objetivo de vaciar los hogares infantiles de niños, porque todos tienen derecho a crecer en una familia”, Majo Gimeno, la creadora de Mamás en Acción e impulsora del programa ‘Ni un niño sin familia’. “España está a la cola de Europa. Solo el 14% de los niños sin familia viven en acogida. En Suecia, por ejemplo, llegan al 70%”, recuerda esta emprendedora social.
Majo tiene una misión y se ha rodeado de una familia maravillosa para cumplirla. Sus Mamás en Acción son más de 2.000 personas voluntarias (no solo madres o padres) que entregan su tiempo y cariño a menores en situación de desamparo. Acompañan a niños que están solos en los hospitales a través del programa Curasana.
Una situación que sorprende a todo el que la descubre: ¿de verdad hay niños que pasan dolor sin un padre o madre que les consuele? Majo se dio de bruces con esta realidad después de ser madre primeriza: “Yo me enteré de que había un niño solo en el hospital, que estaba malito y me chocó. No lo entendía. Mi primera reacción fue: ‘¿Puedo ayudar, me puedo quedar un rato o venir esta noche?”. Y a partir de ahí empezó todo.
“Para mí fue muy bestia el primer día de acompañamiento, era como ver el efecto del cariño en directo. Vas con muchísimos nervios, pero en cuanto entras ¡chas!, todo desaparece”, cuenta Ana, una de las mamás voluntarias que, tras un importante curso de formación, atendió a una bebé que esperaba un trasplante de corazón. “Nuestra misión era procurar que no llorase ni se enfadase, para que no se dispararan las constantes. Cuando la tocabas y la acariciabas, era alucinante ver cómo se relajaba, cómo el amor realmente cura”, cuenta emocionada Ana.
El acompañamiento es el programa estrella de Mamás en Acción, pero el objetivo final es aprovechar la infancia de los niños para no perder la educación de las emociones, para llenar los vacíos y sanar las heridas afectivas, y por ahí es donde enfocan ahora sus esfuerzos, con el programa de acogida: “Estamos formando a los adultos del mañana, y un niño que no crece con cariño no sabe querer. Un niño que no es amado, que no ha experimentado lo que es sentirse querido, no sabe cómo querer a los demás. Eso no lo digo yo, eso lo he aprendido durante todo este proceso”, nos explica Majo durante la entrevista.
Y en este proceso ha habido momentos de verdadera inspiración. Durante la campaña de Navidad, los voluntarios de Mamás en Acción recogen las cartas a los Reyes Magos de centenares de niños en centros de acogida para intentar complacer sus deseos: “Nos dimos cuenta de que el regalo que más pedían en estas cartas de los Reyes era tener un padre o una madre”, dice emocionada Majo, “y vamos a intentar hacer realidad sus sueños”.
Acoger es querer
No hace falta ser millonaria, ni médica, ni psicóloga para acceder a un programa de acogimiento, igual que en la maternidad biológica. Tampoco hay instrucciones, sino un esfuerzo y aprendizaje constante que aporta beneficio mutuo. “Cualquiera puede acoger, también las familias diversas”, puntualiza Majo. Solo hace falta ser mayor de 25 años, una situación afectiva equilibrada y un entorno familiar conciliador.
Majo está convencida de que el mayor problema es la desinformación, que hay que dar voz a estos 40.000 niños para generar un movimiento social que actúe, por eso ha firmado un convenio de colaboración con la Aseaf (Asociación Estatal de Acogimiento Familiar) para visibilizar el modelo de acogida y poner a su disposición la gran familia de voluntarios de Mamás en Acción, porque cuando falla todo lo demás, la familia siempre debe estar ahí para ayudar.
Contenido adaptado del vídeo de Majo
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(Intro) En España hay más de 43.000 niños que no tienen padres o no pueden vivir con ellos. Majo fundó la asociación Mamás en Acción para que disfruten del cariño que merecen. Los acompañan cuando son hospitalizados, celebran sus cumpleaños y crean para ellos una familia.
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(Majo) Yo tengo un recuerdo maravilloso de mi infancia. Me he sentido siempre una niña muy querida, muy cuidada, he tenido mucha suerte y he sido una niña muy alegre. Yo no he experimentado nunca la falta de cariño, pero un niño que crece sin él es muy difícil que el día mañana sepa querer. ¿Cómo un niño va a manejarse luego en las relaciones personales cuando es adulto si nadie le ha enseñado a respetarse a él mismo, a quererse?
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Hay muchísimos niños en España que no tienen papás o no pueden vivir con ellos. Eso impacta mucho porque tú no crees que eso pase en tu ciudad, no en India o en China, en tu misma ciudad donde tú vives y trabajas.
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En el momento en el que yo decidí llevar esto adelante nunca tuve conocimiento de que estaba emprendiendo. Yo simplemente me enteré de que había un niño que estaba malito, que estaba solo, y me chocó, no lo entendí. Entonces mi primera reacción fue: “¿Yo puedo ayudar?, ¿me puedo quedar un rato?, ¿vengo esta noche?, ¿cuándo vengo?”.
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Entonces empecé a contar a mis amigas, a mi madre, a mis cuñadas: “Oye, ¿tú sabías que esto está pasando?”. Entonces me decían: “¿Cómo? pues no…”. Y todo el mundo me decía: “Si crees que se puede hacer algo, cuenta conmigo”. Y nos pusimos en marcha y fíjate, tantos años después, pues s. En verdad ha sido una labor de emprendimiento, pero en aquel momento nunca lo hubiera pensado. Y así nació Mamás en Acción.
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Los voluntarios de Mamás en Acción lo único que tienen que hacer es consolar, dar cariño, pero nada más de lo que un padre no haría con un hijo. En el hospital, en una tarde de cumpleaños, ordenando y gestionando la ropa que recibimos para que puedan tener el calzado que necesitan… Pero a lo que tú tienes que estar sí o sí es con los niños. Y es que lo único que está generando impacto de verdad en los niños, en su desarrollo, es lo que no se puede pagar y es lo que se da por vocación. El cariño no se paga.
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Aquí somos mujeres, somos hombres, somos chicas jóvenes, chicos jóvenes, abuelitos… Ahora mismo acabamos de superar las 12.000 horas de acompañamiento hospitalario, hemos celebrado los cumpleaños de más de 220 niños, somos más de mil personas en Valencia, en Madrid tenemos una comunidad ya de casi 200 voluntarios formados y acreditados esperando para entrar en el hospital.
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Hay muchas necesidades en nuestra sociedad, pero estamos formando a los adultos del mañana y dices: “Vale la pena”. Solo por uno de ellos vale la pena.
Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.
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