Esta Copa agota


No cabe duda. Uno de los temas de debate y conversación en muchos corrillos rojiblancos, a lo largo de las últimas semanas de prórrogas, tandas de penaltis y goles postreros, ha sido el de la conveniencia de rotaciones que den descanso a los que más juegan y más cansados se les intuye.



Ya lo reconocía
Garitano
, apelando a la capacidad de aguante y recuperación de algunos de los implicados. Es probable que durante los cruces ante Intercity, Sestao y Elche la cuestión haya sido más de planificación, pero en cuanto salió la bolita del Barça salta la duda razonable de si el debate gira más en torno a la necesidad. De si los sustituidos del jueves no forman parte del escueto pero básico grupito de ‘juegatodos’. Es necesario rotar.

Y sí, ya sé que a los entrenadores no les gusta el término un pelo, y que lo empleamos mal y con un sentido alejado de la realidad profesional. Pero la sensación de que con los mismos no se podrá sostener ese fútbol intenso y extenuante que propone Garitano comienza a dar visos evidentes de realidad. A tres partidos de levantar una Copa no tengo dudas. La Liga deja de ser prioridad si superando al Granada estamos más cerca que nunca de tocar pelo. Se antoja como necesario y urgente, por la premura de los tiempos, dosificar y mimar a los hipotéticos artífices de la machada.


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